Dos semanas después habíamos recobrado nuestra rutina habitual de trabajo pero con un enorme cambio. Dormíamos juntos, almorzábamos o cenábamos con Dylan y Sierra.
Los fines de semana salíamos con la gente de la oficina y abandonaba su postura de jefe duro y se convertía en alguien relajado y divertido.
Una tarde mirando los mails vi un alerta de una nueva casa en venta en la zona de la nuestra. Habían quedado activadas desde la compra de la casa de Dylan y nunca las había dado de baja.
Abrí el mail y mire las fotografías. Y me quede sin respiración. Era una mansión no tan grande como la de Kaleb pero tenia una hermosa vista a la playa, piscina a la altura del mar. Hermosas habitaciones acogedores, salón de juegos, una cocina que invitaba a largas cenas con amigos y jardines preciosos. Me enamore del lugar y Kaleb se acerco a mí al ver mi emoción. Recorrió las fotos conmigo y al llegar al final vimos el precio de la mansión, era prácticamente un regalo, un millonario regalo ya que los dueños se habían mudado a california y necesitaban el dinero para la entrada de la nueva casa.
_ si este es el lugar que quieres, este es el lugar que tendremos…_ susurro en mi boca con dulzura y yo sonreí