Sálvame

Capítulo 7

 

 

—Eres un tonto Seth ¿no ves que nunca voy a transformarme?

—Es obvio que no, saco de pulgas, pero es divertido intentar sacarlo.

 

Conversación entre Seth Meyer (10) y su hermano menor.

 

 

— ¿Qué has encontrado?

Un tumulto de emociones se anudaba en su estómago cada vez que su compañero de investigación le traía información nueva, ansiedad, intriga y curiosidad.

—Derek Miller es el alfa de los lobos, curiosamente es aliado de los pumas que lideran esta ciudad.

Eso no era lo que esperaba oír, parecía más un chisme que un dato útil. Aunque también tenía algo de interés.

—Creí que ellos eran territoriales.

—Yo también, pero estos dos demuestran lo contrario.

— ¿Qué importancia tiene para nosotros?

Will se giró sobre la banca y la observó por un momento, su desordenado cabello se movía al son de la brisa fría que anunciaba que pronto se convertiría en otra tormenta.

—Una palabra, pa-ci-en-cia.

— ¡Will!

Se echó a reír y ella frunció el ceño.

—Oh Eleine, relájate, tengo algo entre manos, escucha. —miró a su alrededor y luego continuó—. Pienso que sería más fácil obtener información si me hago amigo de los pumas en vez de los lobos.

Pasmada, Eleine movió la cabeza, como si estuviese convenciéndose a sí misma de que lo que había dicho su amigo era verdad.

— ¿Te has vuelto loco?

—Depende de quien lo diga. —Volvió a su postura relajada y se reclinó en el banco observando las tiendas del otro lado de la calle—. Los pumas White Claws están liderados por Sean Wells, son accesibles.

— ¿Cómo lo sabes? Son impredecibles.

Eran guiados por instintos, poco les quedaba de humanidad en sus venas, Eleine había llegado a la conclusión de que no eran más que animales disfrazados de humanos. Todos por igual.

—Son sociales y caritativos, además que están con la guardia baja porque el alfa ha encontrado su pareja, será sencillo.

— ¿Y qué pretendes? ¿Vas a ir a un bar a preguntarle a cualquier puma que ocultan los lobos?

—No soy estúpido, me haré amigo de uno e intentaré entrar a sus sistemas, a la Infranet.

Esta vez, Eleine no dudó, Will estaba completamente loco si pensaba que podía entrar a la red oculta que sólo era accesible para cambiantes, las oportunidades para hacerlo eran escasas.

—Eso no es posible.

Will hizo un sonido de queja.

—No seas tan negativa, toda red se puede piratear.

—Ajá ¿y cómo piensas hacerlo?

—Justamente los pumas tienen a uno de los hackers más poderosos del país.

— ¿Quién es?

—Alena Golden.

Eleine no captaba el rumbo a donde quería llegar.

—Es sabido que la Infranet puede ser pirateada si se emplean los métodos adecuados.

—A ver, déjame ver si entendí, quieres infiltrarte en el clan puma y convencer a una chica hacker de que te ayude a entrar a la Infranet.

—Correcto.

—Y si se da el hipotético caso de que logres ese loco plan... ¿Qué seguridad tenemos de poder obtener información de validez para nuestro caso?

Will estiró sus brazos sobre la banca y con esos ojos marrones la miró de frente.

—Querida Eleine ¿Sabes quién inventó la Infranet?

—No.

—Marilyn Miller, la abuela de Derek Miller, los Moon Fighters utilizan el espacio oculto de esa red para guardar sus asuntos.

Eleine desvió la mirada, comprendiendo el significado de sus palabras.

—Sería una mina de oro —concluyó.

—Exacto ¿ahora mi plan te resulta loco?

— ¡Will eres un genio!

Sonriendo Eleine lo abrazó, arrancándole una risa y por poco ambos caen al suelo.

—Soy un puto genio —respondió—. Pero ahora tengo que averiguar cómo rayos hago para acercarme a Alena Golden.

Will se alejó después de entregarle el informe que había hecho durante su estadía en Paradise City. El resto del tiempo, ella lo dedicó a cumplir con las tareas por las que había hecho el viaje, consiguió un par de muletas en la tienda de aparatos ortopédicos, pero el acolchado no tenía arreglo así que tuvo que desecharlo y comprar uno nuevo, terminó consiguiendo alimentos en un almacén y cuando ya había acomodado todo y estaba preparada para comenzar el viaje de regreso, su celular sonó.

—Hola Tanya ¿puedo llamarte luego? Estoy por regresar y sabes que no me gusta conducir y hablar por teléfono al mismo tiempo.

—Oh, disculpa, pero esto será breve, solo llamo para informarte que tu prisionero está en el hospital zonal de Addy.

— ¡¿Qué?!

—Calma, está seguro conmigo, resultó ser un buen paciente.




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