Sálvame

Capítulo 12

 

 

—Es la tercera vez que te sucede, debes dejar que alguien te revise, estás presentando los mismos indicios que los anteriores.

— ¡Estoy bien! ¡Déjame en paz!

 

Conversación entre Derek Miller y uno de sus guardianes.

 

 

 

Los siguientes días pasaron sin inconvenientes, Caleb y Eleine se quedaron en la montaña la mayor parte del tiempo, entre ambos sucedió una rutina que consistía en pasar el rato juntos, era curioso para ella la forma en la que llegó a acostumbrarse a la presencia de aquel hombre, a tal punto que ambos parecían ser amigos desde hace más tiempo. Ella se mantuvo atenta a las noticias de los medios sociales, y también estuvo al pendiente de su celular por si a Will se le daba la idea de mostrar señales de vida. Por otro lado, Caleb procuró enfocarse en sanar por completo sus heridas, y recordar, pero eso último era algo difícil, al paso del tiempo llegó a creer que todo lo que alguna vez fue había desaparecido para siempre.

Pero no fue hasta el quinto día después de su excursión por Addy, que demostró un cambio anormal.

Por la mañana sentía su cabeza latir cada vez que se levantaba, que se combinaba con un agudo dolor detrás de los ojos. Pensó que podría ser un simple dolor de cabeza, pero al mirarse en el espejo del baño, notó algo que lo alarmó.

Tenía un delgado borde dorado alrededor de las pupilas de sus ojos azules, eso significaba sólo una cosa, Caleb estaba demostrando sus condiciones de cambiante. Presionó sus ojos con fuerza, no sabía cómo tomar ese ligero cambio, ese pequeño aspecto de su biología, tampoco sabía si no estaba alucinando producto del dolor. Sintió miedo, miedo de que Eleine lo descubriera y lo echara de su hogar ¿A dónde iría? El hombre que lo miraba en el espejo era un ser vacío, sin pasado, y si la única persona con la que se sentía cómodo, a gusto y a salvo, decidía abandonarlo a su suerte en el mundo, lo más probable era que no tuviera futuro.

Caleb abrió y cerró sus párpados, lentamente el anillo dorado fue desapareciendo, pero eso duró tiempo, tanto que ya no sabía cuánto había estado en el baño.

Inspiró profundo para calmar los latidos acelerados de su corazón, tenía que pensar en lo sucedido ¿Qué pasaría si de pronto, otra parte de su anatomía cambiaba? Los cambiantes podían mostrar colmillos y garras ¿Qué pasaría si él lo hacía? O algo peor ¿Podría sufrir una transformación involuntaria? Rogó una y otra vez que eso no sucediera, ya había visto cómo Eleine se puso al ver al puma en el bar, sintió su miedo paralizar su cuerpo, de ninguna manera quería ser la causa de una reacción como esa.

—Muchas preguntas, ninguna respuesta.

Se lavó el rostro y luego de secarse con una toalla, salió y se dirigió a la sala.

— ¿Estás bien? —Eleine le preguntó al verlo, estaba sentada en un sillón individual con su computadora.

—Sí, sólo me duele un poco la cabeza.

Ella alzó su rostro al escuchar eso, su mirada oscura se conectó con la suya, Caleb tragó saliva y avanzó para tomar asiento.

— ¿Es muy intenso? Puedo hablarle a Tanya para que te revise.

Eleine cerró su computadora y la dejó encima de la pequeña mesa de madera en el centro, luego se acercó, puso su mano en su frente. Caleb se mordió el labio ante su cercanía.

—Tu temperatura no es normal, mejor busco un termómetro.

Ella se dio vuelta, Caleb exhaló todo el aire de sus pulmones mientras veía el movimiento de sus caderas hasta desaparecer por la puerta que daba a la cocina.

Debía admitir que la mujer era atractiva, pero quería creer que todas las sensaciones que le provocaba eran un mero impulso de los cambios en su cuerpo.

—Tendrás que quitarte la camisa —dijo al volver con un termómetro de última generación.

Ya lo había visto antes cuando Tanya le hizo las revisiones de rutina. El aparato tenía dos sensores unidos por una larga varilla en la cual iba una pantalla pequeña, los sensores debían ubicarse en el pecho y podían medir tanto temperatura como el pulso.

Caleb se deshizo de su camiseta negra y se enderezó en su lugar, Eleine se arrodilló frente a él y con cuidado hizo presión con los sensores en su pecho, hasta que ambos crearon el vacío para quedar pegados por sí solos, luego apretó el botón de la varilla y se incorporó.

— ¿Te duele en algún otro lugar?

—No, sólo es un ligero dolor de cabeza, no hay de qué preocuparse.

Eleine puso ambas manos en su cintura y lo miró con seriedad, Caleb desde su posición vio su figura, su cabello negro cayendo con fluidez por su parte delantera, su menudo y relleno cuerpo, sus ojos del color del chocolate, en un análisis que apenas duró unos segundos.

—Dime la verdad Caleb, no es bueno que guardes nada con respecto a tu salud.




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