Sálvame

Capítulo 13

 

—Su cicatriz es lo único que ha permanecido, el resto de sus heridas han sanado por completo.

— ¿Y el hermano?

—Permanece estable, el implante biónico ha funcionado para su organismo.

— ¿Debemos decirle lo que sucedió?

—No sería correcto, al menos, no por ahora.

 

Conversación entre un médico y su enfermero sobre la paciente 316.

 

 

Eleine dejó su bolso en el asiento trasero de su camioneta, en el que llevaba una muda de ropa de ella y de Caleb. Al principio, quería dejarlo al cuidado de su cabaña, pero luego recordó que no se sentía seguro estando sólo. A veces ella también se sentía inquieta cuando vivía sola, pero la distracción del trabajo era algo bueno para un solitario como ella.

Así que después de recibir los datos de Will, Eleine y Caleb subieron al vehículo.

— ¿Qué información esperas obtener de ese informante?

—Me ayudará a rastrear una persona por internet.

Will había dado con un valioso dato para la investigación, Alena Golden, una mujer cambiante puma le dijo que Seth Meyer era uno de los guardianes tecnológicos más importantes del clan Moon Fighter. Si lograban piratear sus sistemas, toda su información saldría a la luz y Eleine tendría por fin los fundamentos necesarios para redactar su informe a la OMR, la organización mundial de razas.

Si algún tipo de enfermedad estaba tras los ataques a humanos, esa organización tenía el poder y la autoridad para intervenir los clanes y poner a las personas inocentes a salvo.

—Dijiste que era un cambiante ¿de qué tipo?

Un escalofrío recorrió su cuerpo, era absurdo el miedo que le infundía tan sólo oír una palabra, ella pensó que lo había superado, que estaba segura en el mundo, pero todavía quedaban remanentes de lo vivido muchos años atrás, las heridas seguían abiertas, por más que su cuerpo se hubiera regenerado por completo, era su alma y su corazón los que todavía no lo hacían, y cada vez que los veía, que oía sobre ellos, cada vez que alguien los mencionaba, volvían a sangrar. Y el odio alimentado por el miedo a lo sucedido crecía.

Más al saber que niños y niñas estaban sufriendo lo mismo, Eleine quería salvarles. Y por eso debía obtener información para su informe, sólo de esa forma los seres humanos inocentes podrían estar a salvo mientras los cambiantes estuvieran bajo control.

Y para eso debía ir directo hacia una peligrosa persona.

—Patrick es un león —afirmó, tenía un nudo en su garganta, así que su esfuerzo por hablar con seguridad fue mayor—. Por fortuna es un delincuente solitario.

—Me siento fuerte y capaz, si intenta algo yo estaré a tu lado.

El miedo se apaciguó en sus palabras suaves, Eleine sonrió y luego dio un suspiro para relajarse, el camino era extenso y si había silencio entre ambos sería muy incómodo.

—Gracias, pero yo sé un poco de defensa personal.

Con una mano sostuvo el volante, con el otro sacó una navaja larga de una funda oculta en el interior de sus botas. Ella misma se había asegurado de que el zapatero, a quién le encargaba sus modelos, incluyera esa funda en cada par.

—Ya veo, no me meteré contigo —bromeó—. ¿Cómo es Woodstone City?

—Una ciudad grande, edificios altos, bajos, casas lindas, otras horribles, como cualquier ciudad, excepto que parte de sus habitantes son pumas.

— ¿Solitarios?

—No, son parte del clan White Claws.

Rodearse del enemigo no era nada sencillo para Eleine, de alguna forma se sentía aliviada por tener a Caleb junto a ella para hacerle frente. No sabía por qué, pero el miedo no llegaba con tanta fuerza con él estando cerca, no de la forma que lo hacía cuando estaba sola. Caleb era como un escudo que le permitía pensar.

Un escudo grande, fuerte y de irresistibles ojos azules.

¿Podía ella sentirse atraída por un hombre que debería estar en un hospital?

— ¿Has recordado algo? —preguntó, y después de hacerlo se sintió incómoda, no imaginaba cómo podría estar sintiéndose Caleb.

—No, nada. —para su sorpresa el tono en su respuesta sonó amable—. Pienso que lo que una vez fui ya no existe más.

El tinte de tristeza en lo último hizo que Eleine lo mirara, el brillo del sol entraba por su ventana, hacía resaltar su cabello oscuro, Caleb miraba a través, pero ella no podía asegurar si estaba prestando atención al paisaje o si simplemente estaba perdido en sus pensamientos.

El resto del viaje permaneció en silencio, escuchando la música del reproductor. Al llegar al peaje Eleine volvió a sentirse incómoda por el letrero que anunciaba quienes eran los dueños del lugar, para nada le parecía correcto, la tierra no le pertenecía a nadie, ni a humanos ni a cambiantes, tampoco era muy agradable que resaltaran sus posesiones. Pero eso era una costumbre de los clanes, que se hacía para marcar los límites y mostrar poder.




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