—Cuando yo sea grande, te llevaré muy lejos, a una cabaña en el bosque donde estarás segura y nadie podrá hacerte daño. Te lo prometo hermanita, pero por favor... Por favor... Despierta... No me dejes solo...
Oliver Mirianni (10) a su hermana Eleine (8)
Para ser un policía maniático del control, Oliver tenía buena mano para la cocina, lo que sea que estuviese haciendo de comer, olía delicioso, Caleb no tardó en sentir hambre.
Pero el hombre aquel seguía viéndolo como el peor delincuente, y él ya estaba cansado de que lo mirara con mala cara. Caleb no era malo, o al menos eso quería creer, y estaba dispuesto a terminar con el asunto de sobre protección que Oliver profesaba contra Eleine. Vivir en una burbuja no facilitaba enfrentar los problemas que ella tenía.
— ¿Te ayudo en algo? —preguntó en la puerta de la cocina.
Oliver continuaba amasando sobre la encimera de metal, un par de ollas tapadas hervían a fuego lento, había cáscaras de verduras en el suelo, harina y líquidos que no quería averiguar su procedencia, el lugar era un desastre, pero olía demasiado bien.
— ¿No estabas viendo una película? —Oliver respondió, trataba de quitárselo de encima, pero Caleb no le facilitaría el trabajo.
—Ya la he visto, sé cómo termina. —Entró a la cocina y se situó en un taburete de madera—. Para ser un bruto policía tienes un buen toque con la cocina.
Su estómago gruñó de acuerdo.
El lugar no era muy amplio, pero tenía ese toque hogareño que caracterizaba todas las habitaciones de la casa, paredes de roca y cemento, barnizada, y con terminados en madera. De un lado, la encimera, el refrigerador, el lavaplatos y el horno, del otro, estanterías pequeñas ancladas a la pared y cuatro taburetes fijos.
Dos puertas al final dirigían hacia dos direcciones, una al exterior, la otra al comedor.
Oliver alzó la masa en el aire y luego la dejó caer en la encimera llena de harina con un fuerte sonido que le sobresaltó.
—Con el tiempo tienes que aprender a ser independiente, las mujeres hoy en día no están para servir al hombre y eso está bien, no me importa alimentarme sólo.
El policía agarró un palo de amasar y comenzó a estirar la masa.
Desde su lugar, el físico de Oliver intimidaba un poco, era fuerte y de espalda ancha, de seguro haría mucho daño. Caleb observó también que había una línea negra y delgada que rodeaba todo su antebrazo, al principio cuando se percató de ese detalle pensó que podía ser una cadena, o un tatuaje, pero no sobresalía de la piel ni se veía la tinta, era algo extraño que le dio curiosidad por saber.
— ¿Esa es una pulsera?
Oliver se giró, con el palo de amasar todavía en su mano derecha, al principio lo miró con molestia en sus ojos café, pero luego se relajó, bajó su mirada hacia la cinta negra en su brazo izquierdo, la observó con cierta tristeza.
—No. —dijo y dejando el palo sobre la masa, hizo girar su mano sobre la cinta, un sonido electrónico se oyó y lo que sucedió por poco le quita el hambre.
Oliver giró el brazo por completo, con mano y todo, y lo desprendió, del resto de su brazo apareció un cilindro de metal con delgados hilos y cables con luces titilando en rojo.
—Es un implante biónico —Oliver respondió la pregunta que Caleb fue incapaz de formular en palabras, estaba demasiado sorprendido—. Tecnología de punta que se renueva año a año. —Volvió a colocar el brazo en su lugar y lo giró hasta que el sonido electrónico se escuchó de nuevo—. No tengo sensibilidad en esta mano, pero es funcional para realizar todas las tareas normales.
Movió sus dedos, giró su muñeca, tomó el palo de amasar y lo hizo girar en el aire, atrapándolo con eficacia en su mano izquierda.
—Lamentablemente soy zurdo, y ha sido un maldito dolor de huevos acomodar el implante a mis habilidades.
Retornó a su tarea, de debajo de la encimera corrió una cortina roja y sacó una asadera gris y un cilindro para cortar masa. El menú incluía galletas.
— ¿Todavía me odias? —preguntó, quiso desviar su atención del brazo biónico pero la intriga de su funcionamiento era más fuerte, se obligó a mirar otro punto para no incomodarlo.
—No tanto —respondió para su asombro—. Eleine sólo viaja a Woodstone City una vez por mes, ya habrás notado que siente una poderosa aversión hacia los cambiantes. —Colocó la masa fragmentada en círculos sobre la asadera y luego las llevó al horno—. Pero en este mes ha hecho tres viajes, desde que se mudó de Spokane nunca había permanecido en tierra cambiante durante tanto tiempo.
Oliver lavó sus manos en el fregadero.
—Se vio obligada a salir de nuestra ciudad natal —continuó hablando con voz lejana—. Ellos reclamaron la ciudad... Al principio se paralizaba de miedo al entrar a Woodstone City ni hablar de Paradise City, pero poco a poco fue mejorando. —Puso sus manos sobre la encimera y suspiró—. Ahora ha hecho tres viajes a una ciudad de cambiantes sin derrumbarse emocionalmente, y no sé si eso se debe a ti o a otra cosa que no me está diciendo.
#442 en Fantasía
#298 en Personajes sobrenaturales
#2106 en Novela romántica
hombreslobo, accion misterio suspenso y romance, drama y pasion saga moon fighters
Editado: 09.12.2018