Sálvame

Capítulo 35

 

 

— ¿Estarás siempre conmigo para alejar el miedo?

—No cariño, mi paso por esta vida no será eterno, pero en el tiempo que esté contigo trataré... Pero sabes, que un día deberás enfrentar tus temores por tu cuenta, y entonces serás fuerte, y estaré orgulloso de ti.

 

Conversación entre Nigel Mirianni (39) y su hija Eleine (7)

 

 

 

No debería haber hablado de esa forma al mismísimo alfa del clan Moon Fighter, tampoco debería estar mirándolo con ganas de arrancarle los ojos. Pero estaba harta de su actitud malvada, era un alfa mandón y egoísta e iba a decirlo aunque terminara con sus garras en su cuello.

Tener a su hermano de rodillas, atado de manos y herido, fue un golpe directo a su corazón, y ver como asfixiaba a Caleb con una facilidad alarmante fue la gota que lleno su vaso, en el momento en que Derek lo arrojó contra el suelo como si fuera una bola de papel ella sintió una rabia diferente, no era como la rabia que sintió cada día desde que despertó en el hospital y se enteró que los lobos destruyeron su familia, era un tipo de rabia nacida desde su corazón al ver a sus seres queridos vulnerables.

Eleine iba a protegerlos, se los debía, causó demasiados problemas y ahora necesitaba enmendar las cosas.

Por eso estaba enfrentando al lobo que la inmovilizaba con su penetrante mirada ambarina.

—Definitivamente tienes ganas de morir.

Se acercó, era el peligro mortal encarnado en piel y huesos, una pared de fortaleza con mirada asesina, y en su proximidad, ella pensó que sería buen momento para echarse a temblar ¿no?

Pues, no.

Eleine mantuvo su posición y su seguridad, a pesar de que un lobo alfa la quería muerta, pero tenía un punto en mente y quería al menos intentarlo. Seguiría los consejos si con eso podía mantener a Caleb y Oliver con vida, también a Seth...

—No vas a matarme.

El alfa enarcó una ceja, sonrisa de lobo, con colmillos y todo, Eleine contuvo el aliento y centró sus pensamientos en las palabras adecuadas. Persuadir a un cambiante era difícil, pues la mayoría eran recelosos, tercos, obstinados y de comportamiento complejos, pero cuando se trataba de uno con las características de alfa... Las cosas eran distintas, se volvía imposible, pero en la desesperación en la que ella se encontraba, valía la pena intentarlo.

— ¿Por qué no? —Derek estaba sobre ella, acorralándole contra la puerta del todo terreno.

Su cabello castaño se revolvió con la brisa, la miel se transformó en ámbar, por alguna razón le pareció atractivo...

«Caleb, Oliver, piensa en ellos»

—Puedo traer muchos beneficios para tu clan si me dejas libre.

Una fuerte risa le asustó, Derek afirmó una mano a su derecha y su mirada pasó desde sus ojos hasta la cicatriz que bajaba por su cuello.

—No soy estúpido, no caeré en tus mentiras.

Arrastró sus garras por el metal y se dio vuelta, Eleine estaba perdiendo, desesperada miró a Oliver quien se negaba a hacer contacto visual y luego vio a Caleb poniéndose de pie mientras Derek iba por él.

«No, maldito lobo, hoy no»

— ¡No estoy mintiendo! —Gritó para llamar su atención, pero esta vez no fue efectivo— ¡Escúchame!

— ¡Cierra la boca! —Exclamó, su voz tenía la fuerza de un trueno, o al menos así lo sintió— ¡Suficiente! ¡No has hecho más que poner a mis lobos en mi contra!

—Yo no he hecho nada —replicó—. Ellos tienen mente propia, yo les dije que me dejaran ¡Les dije! Pero son tan... —Gruñó al cielo, todo esto terminaría por matarla de un ataque nervioso—. Pero al final, tienen razón, los estás asfixiando.

— ¡¿Qué rayos quieres Eleine?!

Derek dejó a Caleb, volvió a ella.

—Que confíes en mí... Y que no los lastimes...

—Estuviste a punto de mandar todo mi esfuerzo a la mierda, ¿cómo quieres que confíe en una espía mentirosa?

Era demasiado terco, estaba colmando su paciencia, cabeza dura, Eleine tendría que sacar su última carta.

—Te daré una muestra de confianza.

Otra risa, menos fuerte, que sonó casi como una burla en el aire cargado de tensión.

— ¿Qué puede darme una prisionera humana?

Eleine se despegó del vehículo y avanzó hacia el lobo, con los brazos cruzados sobre el pecho y mirada al frente, decidida a no ser intimidada.

—Las últimas copias del informe.

La sonrisa del lobo se esfumó, sus ojos brillaron.

—Destruimos todo.

—No, hay unas copias ocultas donde ningún lobo podría encontrarlas.

Derek arremetió contra ella, temiendo por su vida Eleine lo esquivó, pero el cambiante era más rápido, así que en cuestión de segundos tuvo su mano en su mandíbula, apresando su cuerpo contra el suelo, no gritó aunque el dolor que sintió lo ameritaba.




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