Me veía una y otra vez frente al espejo, no podía creerlo que en esta época aún se realizaran matrimonios arreglados.
Me he despertado para disponer mi ropa. Tengo que estar lo mejor presentable.- abrí el pequeño closet que apenas guarda unos cuantos trapos viejos. ¡No puedo creerlo! mi ropa está muy desgastada.- agache mi cabeza sonriendo tristemente.
Tome lo menos antiguo y mejor presentable una falda negra que parecía que en la próxima lavada perdería el color por completo, una blusa blanca con holanes y unas zapatillas de piso color negro. Empuñe el único abrigo que tenía para todas las ocasiones, era de color café obscuro, ni siquiera hacia juego con el resto de mis prendas, más que una chica fashion parecía una caja fuerte sin combinación.
-¡Wow! ¡Te ves fantástica Amiga mía! no tengas miedo ese junior caerá rendido a tus pies.
-Estoy muy nerviosa. Intente combinar los colores lo mejor posible pero es lo único que tengo.
-¿Cómo puedes decir eso? eres el sueño de muchos, anda no seas tímida estarás bien. Lo que menos verán esos hombres ricachones será tu ropa… ¡con esos ojos!¡Uff, No necesitas de nada más!
Hizo que me ruborizara un poco.-gracias Kika. Solo tomo la papelería.- Observe la hora en mi pequeño reloj que llevo en mi muñeca, es el único recuerdo que guardo de mi madre. -¡Vamos Kika! ¡Ya vamos tarde!
Nos apresuramos a bajar los escalones de aquel departamento pequeño y viejo. El trayecto fue callado, podía sentir el aire helado que entraba por la ventana, tenía miedo, nostalgia, algo de ira por tener que venderme prácticamente por dinero, pero al final era la única manera de ayudar a JI.
El corazón me brinco nervioso al momento que el auto de Kika se detuvo en la caseta de vigilancia para dar nuestros nombres. “Necesitas hacer esto Alejandra” me repetía una y otra vez en mi cabeza. “JL solo te tiene a ti, eres la única que puede ayudarlo”.
¡Vaya! Observe la enorme casa, era monumental y elegante era obvio que éramos de mundos diferentes. Como fotografía antigua apareció mi viejo y pequeño departamento.
Sonreí en mis adentros con nerviosismo estaba rumbo al patíbulo, la misión estaba por comenzar
-Solo la caseta de vigilancia es más grande y moderno que todo mi departamento. ¡Esto es absurdo Kika!
-Deja de pensar en eso. Anda muévete que no puedes hacerlos esperar y quedarte aquí solo pensando, es tarde deben estar desesperados – grito sacándome de mi hipnosis.
Caminamos apresuradas, un helado frio cubría nuestros cuerpos, mis corroídos guantes poco me cubrían el frio de las manos. No hubo necesidad de tocar a la puerta, el ama de llaves estaba al pendiente de nuestra llegada, casi de inmediato nos recibieron mostrándonos el paso y dirigirnos a la sala donde éramos esperadas.
Al entrar sentí un leve escalofrío. Podía percibir la mirada fija del Sr. De la Vega, el cual esperaba sentado con papeles en mano. Un hombre de una imponente presencia a pesar de ser mayor lucia atractivo y varonil su corte perfecto, ropa fina bien alineada lo hacía lucir majestuoso.
-Alejandra Valverde.- pronuncio mi nombre mientras me observaba con atención como si ansiará examinarme.
-Así es – extendí la mano
-Tomen asiento señoritas.
Deje escapar un leve suspiro cuando él soltó mi mano.
- Seré breve, los papeles a firmar los tiene el abogado aquí presente.
Estaba a punto de tomarlos cuando la voz arrisca del Sr. De la Vega, resonó en el salón. -Como ya fue informada nuestras pasadas generaciones hicieron un trato, el cual consistía en casar a sus hijos esto no sucedió debido a que ambas familias solo fueron varones, después se perdieron la pista.- lleno sus pulmones de aire para continuar.- hasta hoy… La cuarta generación logrará cumplir ese acuerdo.
El abogado me entrego los papeles mientras De la Vega volvió a juntar las yemas de sus dedos. -Debo dejar clara esta situación. Para nosotros esto solo será un negocio usted obtendrá en su cuenta el dinero que necesita y nosotros los bienes prometidos por mi padre al realizar este compromiso o negocio como usted lo guste llamar. Para mi padre es una promesa hecha a su abuelo y después a su padre, por lo que pediré que sea discreta con lo que pase dentro de esta casa.
Seguido de esto el abogado tomo la palabra
-Se ha verificado la autenticidad de su persona, en el contrato están detalladas las clausulas por si desea verificar el escrito tranquilamente.
Tome torpemente los papeles en mis manos temblorosas, era una decisión por demás resuelta, de modo que lo escrito en el papel no importaba mucho, no podía ni debía retroceder, de manera que lo mejor sería firmar rápidamente, para no tener que dudar al estamparla.
- Sientese por favor – comento el abogado, al tiempo que la mirada de él sr. De la Vega sugería lo mismo.
No podía negar que me sentía nerviosa mi corazón palpitaba, mis manos se sentía sudorosas y temblorosas, las palabras salían de mi boca torpemente- Mil gracias.- conteste, sentándome tímidamente sin dejar de leer los incisos, mi taquicardia se propagaba mientras mis manos se sentían más húmedas.