Al parecer hoy todo saldría bien, día soleado, no me desperté tarde y lo mejor de todo una sonrisa adornaba mi rostro, pocas veces amanecía con este ánimo, me gustaba más quejarme de lo poco que tengo, pero estando aquí me pongo a pensar que a pesar de todos los problemas siempre ha habido una luz al final del camino y eso se llama esperanza, siempre he luchado por lograr mis metas y sueños sin importar lo que los demás digan y mírame donde estoy, sin dinero pero disfrutando un poco en compañía del único familiar que aprecia mi existencia, mi pequeña, aún recuerdo la primera vez que la tuve en mis brazos, estaba pasando por mi etapa de adolescente rebelde, no la quería ni tocar me daba un asco y ganas de vomitar solo el verla, pero un día mi madre estaba en su cuarto con un “invitado” y mi padre se había ido a una “junta”, la escuche llorar por al menos 5 minutos sin que mi mama hiciese algo, fui a ver que había pasado y la encontré tirada en el suelo con un enorme chichón en su cabecita eso me asusto demasiado, la tome en brazos y corrí con ella a urgencias, mis padres nunca me preguntaron acerca de esto.
Volviendo al presente, acabo de dejar a Gaby con los demás niños, quedo muy contenta incluso al verme ir, entre con el grupo de turistas y el guía que nos llevaría a aquel sitio el cual ya olvide su nombre, odio mi memoria, fue una caminata sin duda ardua, pero valió la pena cada maldición que lance por el camino, la vista es hermosa abajo se puede ver agua, mucha por cierto y la caída ha de ser bastante larga, saco unas cuantas fotos y cuando estoy por darme la vuelta alguien choca contra mí.
- Te tengo, lo siento de verdad- era un chico, de mi edad, alcanzo a cogerme, JESUS ¡casi caigo!
- ¿Querías matarme? ¿Es que acaso no ves la altura a la que estamos o fue que ya te afecto la presión?- le grite con fuerza y el me miro un poco asustado
- De verdad lo siento, por favor déjame compensarte, cuando regresemos te invito a un helado, se de unos que son deliciosos por la zona cerca al hotel- dijo el con una mirada de súplica, la verdad era guapo, sus ojos azules como el agua bajo el acantilado, su cabello negro como la noche, era algo extraño alguien así.
- Bien, pero si no están buenos debes recompensarme con otra cosa- dije y empecé a caminar el grupo con el que venía pues ya se iban a devolver.
Resulta que el joven venia allí mismo, en la caminata de regreso no se despegó de mi lado, se me estaba haciendo un poco molesto pero era divertido tener un poco de compañía y más cuando veía insectos que da miedo solo describirlos, al llegar al hotel nos despedimos y me dio un papel con su número anotado, estaba soñando, el chico guapo que casi me mata se llamaba Ángel y lo parecía, sin darme cuenta estaba babeando y la gente me miraba raro, di media vuelta y entre por Gaby que al verme, ¡ME IGNORO! Y siguió con lo que estaba, le dije al director de la actividad que cuando ella quisiese bajar me llamara y vendría por ella, me fui al cuarto y me tire en la apestosa casa, me dormí…
… Estoy flotando, bajo mi solo hay agua, no me puedo mover, la respiración me falla, mi hermana está a los lejos mirándome con cara de miedo, grita mi nombre pero no puedo responderle, algo se acerca a donde estoy, quiero llorar, porque mis articulaciones me fallan ahora, ¿este acaso es mi fin?, unos fuertes brazos me levantan y siento el aire golpeando mi cara, es fresco y el sol no es más que una luz en el cielo que se va apagando, poco a poco, dejándome sumida en la más fría oscuridad…
Me despierto por el sonido de mi celular, que carajos acabo de soñar.