San Bernanrdo, Un Misterio DetrÁs De Los Amigos

PAREJA

—Pues no salgo de aquí sin ti —le advirtió Fernando a su pareja con un tono de voz amenazante. —Entiéndeme, por favor, no puedo, aunque me hubieses avisado con más tiempo, ya te dije que vine a compartir con ellos —y concluyó despidiéndose de él. —Hasta luego. Fue ahí donde pude ver que, en efecto, el hombre se había marchado y fue así también, como accidentalmente presencié la discusión que tuvieron. Luego de aquella pelea vi cómo Guillermo corrió hacia la habitación y pasó todo lo que le conté al investigador ese día, de ahí perdí el rastro de él y lo que pasó después lo desconocía. Sin embargo, seguía con ese sinsabor de haber omitido ese detalle, de no saber si haberlo contado todo hubiese cambiado el curso de las cosas, sentía pánico, realmente no sabía qué hacer —Solo pensé que debía contarlo, eso es todo — dije con una mirada completamente vacía. —Me sorprendiste, he de confesar que en serio me sorprendiste —respondió el investigador. Debía contar lo que sucedió aquella noche, la intranquilidad no me estaba permitiendo avanzar, mi mente no había estado bien, por lo que había tenido que cambiar todo y buscar lo que ayudara a mejorar mi salud mental y física. No sabía si había sido consecuencia del cansancio, pero poco a poco había estado empeorando, lo más triste de todo es que Guillermo fue bello, muy bello. Aunque un personaje tan desconocido como controvertido como Godoy había logrado inquietarme, consideró mis situaciones nocturnas y tomo aquella declaración como un producto de mi demencia, y finalmente no hizo más que recomendar a acudir a asistencia médica. —No estoy loco, yo sé que las cosas pasaron así —Repliqué. —Tienes que creerme —y mientras objetaba, en mi cabeza empezó a rondar la idea de que tal vez sí me había estado obsesionando con esto y debía de olvidarlo, volver a la realidad— No había terminado de reclamar, cuando repentinamente escucho sonar el teléfono — Tututú. Sonaba y sonaba varias veces, hasta que me atreví a contestarlo y del otro lado una voz nos acusaba de asesinos. En ese mismo instante no supe qué hacer, de nuevo mi mente produjo esos nervios que me dejaban el cuerpo congelado. Era esa voz, la voz de Guillermo, pero si él estaba muerto, ¿cómo era posible? ¿Habría estado soñando? En la llamada decía una y otra vez que llegó el momento para conocer la manera en que él había muerto, de enterarme cómo había ocurrido todo.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.