—Hay uno o dos puntos menores que salieron a relucir durante el juicio preliminar, y la verdad es que son muy dignos de ser tomados en consideración. — ¿Y cuáles son? —Parece que su arresto no se llevó de inmediato, sino tiempo después de haberse considerado como un suicidio cuando el investigador Godoy se refirió a que usted podría ir preso, por más inocente que parezca y pueda ser. En dicho punto, me sentí incrédulo e imbécil al darme cuenta hasta ese momento que, en definitiva, todas las circunstancias estaban jugando en mi contra. Me encontraba oyendo atentamente al juez cuando de repente escuché y pude ver a un amigo que llegó exasperado. —Nos conocemos desde niños y conozco sus defectos como nadie, pero es demasiado bondadoso y de buen corazón como para hacerle daño incluso a una mosca —decía entre agitación y vehemencia. —La acusación que le hacen es absurda para todo aquel que realmente lo conoce —concluyó. En ese momento logré reconocer su apariencia y pude notar que era alguien conocido, sentía un alivio enorme pensando que su testimonio le iba a dar otro rumbo a mi vida. —Ha tenido que guardar cama y mucho reposo, pues el doctor dice que su condición es muy delicada y que su sistema nervioso ha sufrido un terrible sacudimiento —añadió como si no fuera suficiente lo mucho que ya había hecho por mí. En ese mismo instante, tanto el juez como el investigador me estaban proporcionando un caso muy simple e injustificado, la verdad todo se estaba resumiendo a lo sucedido en aquel día. En mi cabeza surgían y surgían dudas como, ¿de qué forma murió? ¿Quién lo mato? Y mentalmente me respondí, un hombre que murió de un degollamiento repentino. La verdad es que para mí era difícil creer que definitivamente estaba sufriendo de delirio, pues nadie más que yo estaba tratando de explicar a manos de quién había muerto Guillermo; pero ¿qué podía hallar? Me exprimí el cerebro tratando de encontrar alguna explicación. Eran muchas las preguntas que llegaban y, con ello, las suposiciones que encontraba, pero sólo podía concluir que lo más chocante y aterrador para los seres humanos, era aquello que los apartaba de sus costumbres, de lo conocido, de lo que vivían constantemente. Pero ya había divagado demasiado en mis pensamientos, lo cual siempre me llevaba a hacer nada y, a pesar de que ya hace más de un mes que tengo la costumbre de hablar conmigo mismo, de pasar días enteros echado en mi rincón pensando tonterías, no estaba en un momento adecuado para hacer eso.