San Bernanrdo, Un Misterio DetrÁs De Los Amigos

JUEGO DE MI IMAGINACION

Sin embargo, seguía cuestionándome, ¿qué necesidad tenía yo de haber dado ese paso? ¿Había sido verdaderamente capaz de hacer eso? ¿Es que lo he llegado a pensar siquiera? De ningún modo, todo había sido un juego de mi imaginación, una fantasía que me divertía... Un juego, nada más y nada menos que un juego. El calor era sofocante y entre tanto sudor, recordé el incidente de la prenda gris que tenía Guillermo ese día la cual había desaparecido misteriosamente, si lo que recordaba era verdad, significaba que el asesino, al huir, había dejado caer alguna parte de su vestido. Era lo más probable, pero esa era la pregunta, pues habían dejado pasar un año entero en donde mi salud mental había entrado en problemas, ¿sólo porque en ese instante no supieron ejercer bien su trabajo? Y en aquel momento en que me encontraba en otra crisis, consideré la posibilidad de que ellos supieran que hubiese habido otra persona que pudo haber ocasionado esa muerte. Qué repugnante resultaba todo eso, ¡Dios mío! ¿Cómo era posible que yo...? No, todo había sido una necedad, una absurda afirmación arbitraria. ¿Cómo llegó a mi espíritu una cosa tan atroz? Por más que intenté, no me creía ni me veía tan miserable, todo era repugnante, innoble, horrible, ¿¡y yo he sido capaz de estar todo un año pagando por un posible asesinato de otro!? Sin embargo, ni las palabras ni las exclamaciones bastaban para expresar mi frustración, la sensación de un profundo disgusto que me oprimía y me ahogaba. Cuando pude salir y dirigirme a mi casa, no hice más que marcharme cabreado conmigo mismo, había sido un momento insoportable en el que no conseguí saber cómo librarme de la angustia que me torturaba. —Todo esto es absurdo —me decía a mí mismo intentando reconfortarme. No había motivo para perder la cabeza, sencillamente había sido un trastorno físico, no obstante, el pensamiento se aclaraba y la voluntad renacía. — ¡Cuánta nimiedad! —Grita mi mente. Durante un año entero acaricié la absoluta soledad. Durante… Un año entero… acaricié la soledad… Absoluta. ¿Cómo es posible que algo así pueda permitirse, que toda esa soledad hubiese consumido mi vida entera, que un mal procedimiento conllevara a un crimen no cometido, ¡por mí!? Godoy había objetado la posibilidad de que todo nos hubiésemos podido llevar tan bien en una sola salida y en parte tenía razón.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.