El día había llegado, nos encontrábamos en la finca cuando hicimos un circulo y uno tras otro se presentó, cabe resaltar que dichos recuerdos los había testificado ante Godoy momentos atrás, pero de ellos omití un detalle, estando sentados en círculo se nos ocurrió la grandiosa idea de dar un tipo de ofrenda a cualquier entidad que nos estuviese acompañando, fue una idea algo aterradora pero perfecta para la época, pues todo ocurrió un 24 de octubre, mes de las brujitas. Nos encontrábamos en un sitio muy alejado, inmensamente solo, con zonas boscosas y una gran cantidad de monte sumamente espeso, pensamos que hacerlo sería estupendo; pero no tuvimos en cuenta que probablemente hubiera personas que podrían llegar a sobrepasar los límites y Guillermo fue una de ellas. Esa noche fue indescriptible y verdaderamente espantosa, pues justo cuando empezábamos a disfrutar de nuestro paseo y pasarla realmente bien, la oscuridad asechó a cada uno de nosotros, las luces de la casa se encendían, se apagaban, por lapsos cortos se podían escuchar gritos desgarradores, fue la experiencia más tenebrosa que viví jamás. Lo que parecía el día más genial de todos los tiempos se convirtió en una noche de suspenso, de terror, de miedo; la zozobra de querer saber qué era lo que sucedía no nos dejó disfrutar en ningún momento. Vivimos las horas más intensas desde el instante en que Guillermo desapareció, no supimos nada más y sólo oíamos ruidos espantosos, la lluvia aún provocaba tanta angustia que creímos que la noche, junto con la tempestad, no acabaría nunca, fueron las horas más largas de nuestras vidas. Corríamos de un lado al otro al sentir cómo nos perseguían algunas voces, haciendo esos ruidos que nos causaban tanto miedo y nos producían un temblor que sacudía a cada uno de nosotros. Esa finca, esa finca es la culpable de todo, ahí, justo ahí, se habían ocasionado las muertes más perturbadoras, nunca se habían hallado los cuerpos, sólo el de Guillermo. Podía recordarlo todo, incluso lo que no me había atrevido a mencionarlo con nadie, pero por más que intentaba, no podía recordar cómo había dado la policía con nosotros, quién les había avisado, quién los había llamado, pues todos estábamos juntos y nunca vi a ninguno agarrar algún teléfono. ¿Por qué Godoy había generado unas preguntas tan elocuentes? ¿Por qué insistía tanto en encontrar a un solo culpable sin interrogar o incriminar a los demás? ¿Quién era realmente esa persona? Pues esa persona había sido la causante de las desgracias de cada ser humano, es el que se ha encargado de desaparecer cada cuerpo, es quien había matado a uno tras otro y sin dejar rastro alguno.