San Bernanrdo, Un Misterio DetrÁs De Los Amigos

LOCO

Comenzaba a sentir que el control de mi vida empezaba nuevamente a ser direccionado por dicha situación, pero insistía en que no debía flaquear ni dejarme llevar por el miedo, debía concentrarme en un solo objetivo. Ya me encontraba cansado de que aquella cosa, persona o lo que sea que fuese hicieran a diestra y siniestra lo que querían con mi vida, poniendo en riesgo a más personas que luchaban por sobrevivir, no podía permitirme sumergirme otra vez en esas vivencias de las que me costó muchísimo salir. Pasó el tiempo y el incierto resonaba tanto en mis pensamientos que al mismo tiempo hizo que los mismos desaparecieran, empezaba a dejar de sentirme tan agobiado. Sólo necesitaba un abrazo para saber que todo iba mejorar, no quería ser recordado por mis malos actos en caso de que la muerte fuera mi destino. — ¿Te ha visto alguien? —Le dije sagazmente al investigador. —No, al menos hasta que sea necesario — replicó —Tienes que ayudarme —Claro, lo haré —decía con autoridad, pero mi mente no terminaba por creerle del todo. — ¿Por qué has decidido ayudarme? —le pregunté tratando de convencerme —Porque lo haré. —Tú no sabes lo horrible que es una cárcel — le dije mientras un llanto intentaba atravesar mi garganta… Ahora entiendo que todo buen viaje debe de tener su boleto de regreso. Y entonces entendí que en la vida los malos errores deben pagarse muy caro, comprendí que todo fue producto de mi imaginación, que mi mente recorría lapsos de tiempo en donde aparentemente solía armar un caso o más, debido a la frustración que durante toda mi vida viví y que me había hecho quedar loco.




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