Sanando Heridas

Capítulo 8

Después de un poco más de platica, nos empezamos a despedir. Tino, Henry, Lucas y yo nos dirigimos hacia la avenida donde cada uno partía a su respectiva casa.

—Lo que le dije a Renata estuve muy feo, ¿cierto? –Henry sacó a relucir el tema.

—¿Muy feo? Eso es poco, avergonzaste a la pobre chica.

—Sí, hombre. Fue cruel.

—La verdad es que si estuvo mal. Tu hermana dijo que así es su contextura y me parece que tú la conoces más que todos nosotros. Deberías de saberlo.

—Lo sé, pero cuando se pone en plan listilla me saca de quicio y…

—Esa no es excusa. Además, tú empezaste a fastidiarla; la chica solo se defendía.

—Me siento como un idiota.

—No te sientas, lo eres.

—No ayudas, Tino.

—Es la verdad.

—Es que me preocupa que sea tan delgada y alta. Sinceramente no es mi tipo de mujer, la veo como una hermana. Conozco a todas esas listillas desde que Kim empezó el kínder. Lo que me preocupa es que tenga algún problema con la comida y este así de delgada.

—No lo creo, parece saludable. No toda la gente delgada tiene problemas con la comida.

—Hablando de delgados. Max, tú eres delgado, ¿es tu contextura? –no tenía idea de cómo surgió esa pregunta. Decidí ser sincero.

—No, era obeso y luego empecé a bajar de peso. Como saludable y hago ejercicio—eso era lo que yo mismo me decía frente al espejo cada día.

—No crees que estás un poquito muy delgado, Max. Digo, está bien que hayas bajado de peso, pero se te notan un poco los huesos—comentó Tino mirando fijamente mi cuello. Subí más la polera.

—Sonseras, estoy bien. Estoy en mi peso.

—¿Has ido al médico? –quiso saber Henry.

—Pensé que hablábamos de Renata.

—Sí, pero eres nuestro amigo. La verdad es que no te hemos visto en short o sin polera—Lucas puso una expresión pensativa.

—Soy algo friolento—empezaba a sentirme incómodo.

—¿En verano? Hace un calor del infierno Max…

—Déjalo estar Tino—él se encogió de hombros.

—Como quieras, solo creo que deberías ver a un doctor y seguir un plan para tu dieta. Aunque pienso que eres muy joven para seguir una.

—Ya párenle. Aquí el tema es la chica de Henry.

—Ren no es mi chica.

—Ahora que lo mencionas, dicen que los polos opuestos se atraen y tú y ella parecen llevarse la contraria—solté un bajo suspiro de alivio.

—Bobadas, Ren y yo nos conocemos bastante bien como para caer por el otro. Además, ella no es mi tipo de mujer y…

—Tu hermana dijo que sabias perfectamente la razón por la cual no debías fastidiarla.

—Es cierto, me atrevo a decir que no le eres indiferente a la niña.

—Tú mismo lo has dicho, es una niña.

—Cálmate anciano.

—Bueno chicos, me corto por acá. Nos vemos por ahí, cuídense.

Me despedí y fui directo a casa; me moría por un baño y unas buenas horas de sueño. Pero al pasar frente al espejo de mi habitación me vi con los brazos un poco anchos; esto debe ser producto de los bocaditos y la torta. Me agarré los sobrantes en mi estómago que solo existían en mi mente y me obligué a mí mismo a hacer una rutina rigurosa durante gran parte de la noche para quemar todas las calorías. Después de ello me di el baño y caí directo en la cama.

********************************

El tiempo transcurría y yo seguía con lo mismo, cada día. Un mes después fui invitado a la casa de Henry. Era su cumpleaños. Decidí ir, durante el tiempo que llevaba conociendo a Tino, Henry y Lucas sentía que empezaba a pertenecer a aquel grupo. No es que fuera totalmente abierto con ellos o contara los problemas de mi casa, pero el lazo de amistad se estaba fortaleciendo. Ya no solo nos reuníamos para jugar futbol, también salíamos de vez en cuando por ahí y hasta hablábamos de chicas; aunque yo no mucho, pues no tenía experiencia en el tema.

Algunas personas se sorprenderían de que un chico de 17 años aun sea virgen de labios e incluso del otro tipo de virginidad, y para ser sinceros a veces me sentía avergonzado. Había bajado de peso, era atractivo a la vista, algunas chicas se me insinuaban, pero yo no hacía nada. La única chica que me movía el piso era Kim, aunque tenía muy claro que esa niña no podía ser parte de mi vida, no con todo el peso sobre mis hombros.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.