Sangre Azul, Corazones Rotos.

Capítulo 2: “¿Cómo que no tienes cáncer?”.

Meses Antes.

Ciudad de México (México).

Casa Mons.

Lunes.

02:14 A.M.

ODDESA.

+La vaca Lola, la vaca Lola, tiene cabeza y tiene cola, la vaca Lola, la vaca Lola, tiene cabeza y hace muuu…+

-¿Por qué pusiste ese horrible tono de llamada? – Suelto molesta - ¿No sabes que es de madrugada?

-Duh, es obvio que odias esa canción. Si la ponía, me contestas más rápido. Se llama eficacia, sukin – Suelta una risita, esa que me saca de quicio.

Tengo que inhalar… exhalar… inhalar… exhalar. Es su culpa tener hiperactividad, pero más mía por haberle hablado contestado.

-¿Sabes qué hora es? Digo, a veces creo que ni siquiera lo sabes- ¿Qué pecado estoy pagando, Dios mío?

-Normalmente lo sé todo, pero es de sabios admitir cuándo no se sabe algo, así que eso no. Y no tengo el más mínimo interés en saber. Lo que sí quiero saber es si ya viste la serie que te recomendé, Odess – Habla tan rápido que me cuesta procesar lo que dice. Hace un minuto estaba dormida, y mi cerebro sigue en modo sueño.

-Normalmente me importaría hablar contigo, pero mira, estoy cambiando y eso ya no es prioridad- Le lanzo su propia frase irritante en su contra.

-¿Quieres decir… que me rechazas como una pulguienta? – Suelta un quejido.

-No sé qué significa, pero sin duda alguna lo hago - ¿De dónde saca esas frases?

-Al cabo que ni amigas somos – Cuelga.

Suelto un suspiro. Hacerla enojar siempre es mala idea, pero ella se lo buscó. ¿Quién llama a estas horas solo para preguntar algo tan tonto?

Silencio el celular, porque probablemente vuelva a llamar con otro cambio de humor. Y para variar, no estoy de humor para eso. Podía seguir durmiendo, pero cuando me despierto en medio de la noche, es difícil conciliar el sueño de nuevo.

Podría tomarme una pastilla, pero el doctor dice que me dejaría sin páncreas. No me preocupa mucho, pero no quiero extrañar a mi páncreas, aunque no sirva para mucho.

Me recuesto otra vez y espero… espero… espero que pueda dormir, porque si no lo consigo, mañana los kilos de corrector no serán suficientes para disimular la cara de mapache que voy a tener.

Me doy vuelta, tal vez dormir boca abajo sea más efectivo, aunque sé que terminaré volviéndome de nuevo. No puedo dormir así sin sentir que me ahogo.

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Cuidad de México (México).

Casa Mons.

Lunes.

04:20 A.M.

+Brr, brr, brr, brr, brr, brr, brr, brr, brr, brr, brr +

-¡Desperté! – Tomo el celular y apago la alarma.

Dios, ¿Se siente como si hubiera dormido 30 minutos en lugar de 9 horas? Quitando la interrupción, claro. Si me acuesto cinco minutos más, ¿afectará?

Mmmmm, sin duda no afectará. Entro a las 6:25 A.M., tengo tiempo.

Decido acostarme de nuevo porque, ya saben, estoy en crecimiento y todo eso… sí.

Escucho la puerta abrirse y la luz encenderse. – Sé que ya te levantaste, así que, arriba Odessa, la impuntualidad es cosa de fracasados -Escucho a mi tío regañándome por volver a dormirme.

Me destapa la cara. - ¿Sabías que Akira es impuntual? Según tu punto de vista, ella no debería ser exitosa. Y mira, lo es.

-Sí, bueno, ella puede serlo. Tú no. Arriba, te quiero desayunando en 15 minutos. No me hagas venir a buscarte – Sonríe y cierra la puerta.

Suelto un gruñido. No tengo problema en levantarme temprano, pero hoy se me antoja dormir más. Estiro los ojos porque sé que, si no lo hago, se me van a volver a cerrar, y mi tío vendrá como loco a regañarme, y con los regaños, el día se vuelve horrible.

Me estiro en la cama, junto fuerzas y voluntad para levantarme.

-Te voy a extrañar, pero por mientras, me apartan de ti – La miro con amor y voy al baño a lavarme la cara y los dientes.

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Ciudad de México (México).

Institute of International Education of Mexico (IIEM),

Lunes.

06:20 A.M.

-Bien, recuerda poner atención en clases. No quiero ninguna queja, Odessa. Nuestra reputación debe seguir intacta- Los discursos de mi tío cada vez se vuelven más sentimentales.

-Nunca has tenido ninguna queja. ¿Rotzay te dejó o algo así? No la he visto por la casa – Aprovecho para preguntar algo que no había tenido oportunidad de sacar.

-Decidimos tomarnos un tiempo. Ya sabes, el trabajo no me da tiempo para tener una vida romántica. Lo cual agradezco. Entender a las mujeres no se me da- Sonríe, tan lindo él.

-Mejor las vistes, ¿No? – Río.

-Las visto, las desvisto. Para todo eso soy bueno- Guiña un ojo.

-Demasiada información, tío – Qué horror. Otro trauma a la lista.

-Tenía que sacarlo. En fin, recuerda que el fin de semana tus amigas y tú deben ir al desfile. El hecho de que la hija del ministro vaya me dará tanta satisfacción y prestigio – Cuenta tan ilusionado.

-Siento que el hecho de que Akira sea mi amiga te beneficia completamente a ti, ¿No? – Ruedo los ojos – Pero no sé si vaya a poder ir ¿Sabes?

-¡¿Cómo que no podrá ir?!

-Si, tal vez no me hable hoy, pero quitando eso, su madre quiere que vaya a hacer una colecta para el Hospital AIH. Así que no podrá asistir.

-Pregúntale hoy. Yo que pensaba presumir en la industria que la tendría en mi desfile. Necesito que me confirme, si no, tendré que reorganizar todo. Por favor, pregúntale.

-Señor, señorita, hemos llegado – Nos avisa Dans.

-Bien, yo le pregunto, tú tranquilo. Ten un buen día, tío. Igual, tu Dans- Salgo del auto más rápido que veloz.

Sé que tarde no es, pero tampoco temprano, y tengo que apresurarme si quiero entrar a la clase del profesor Rivera sin decir: “Buenos días” en voz alta.

Sinceramente, siento que debería tomarse un descanso. Tener más de 45 años enseñando debe ser un horror, tanto para los alumnos como para él. ¿No sería hora de que se jubile?




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