Sangre Azul, Corazones Rotos.

Capítulo 25:“Papà… posso comprare un libro?”.

Años Antes.

Florencia (Italia).

Residencia Baronello.

De camino a la residencia Alfaro'S.

Viernes.

9:09 A. M.

VITTORIO (6 años).

Hoy me desperté con una sonrisa gigante. ¡Voy a casa dei miei amici! . Mamá me vistió con mi suéter verde y mis zapatos nuevos. Me puso perfume detrás de las orejas y me dio un beso.

—Comportati bene, amore

(Pórtate bien, amor. )

—Sì, mamma! Promesso!

(¡Sí, mamá! ¡Lo prometo!)

Bajé corriendo y el señor Luigi ya me estaba esperando con la camioneta. Cuando entré, él me guiñó un ojo.

—Pronto per giocare con i tuoi amici?

(¿Listo para jugar con tus amigos?)

—Sì!

(¡Sí!)

La casa de Alejandro y Alejandría es enorme. Parece un castillo, con jardín gigante, fuentes, y una casita del árbol que dice que no podemos subir sin permiso, ma io ci voglio salire un giorno.

Cuando llegué, Alejandro corría con un balón en la mano. Alejandría lo perseguía con una pistola de burbujas.

—Tramposo —Gritó él.

—Tú cambias las reglas —Le gritó Alejandro.

Me reí. Me gusta verlos discutir. Siempre es divertido.

Entonces vi a Akira.

Estaba sentada en una silla de jardín, con unas gafas enormes y un libro entre las manos. Tenía un moño en el cabello y un vestido blanco. Se veía… come una principessa.

Yo paré de caminar. Solo la miré.

Alejandría me vio primero.

—"Ciaoooo, Vittorio!"

("¡Holaaa, Vittorio!")

—"C-ciao…" —Dije bajito.

("H-hola…")

Akira levantó la vista. Me sonrió despacito.

—"Ciao, Ttorio."

("Hola, Ttorio.")

Mi corazón hizo “bum bum bum”.

Nos trajeron limonada rosa y galletas de animalitos. Nos sentamos todos en el pasto, menos Akira, que se quedó leyendo.

—"Akira, vuoi giocare con noi?" —Preguntó Alejandro.

("¿Akira, quieres jugar con nosotros?")

Ella cerró el libro, muy elegante, y dijo:

—"Solo se giochiamo a nascondino."

("Solo si jugamos a las escondidas.")

Todos gritamos "Sììì!"

Corrimos por el jardín. Yo me escondí detrás de una de las estatuas grandes. Estaba seguro de que nadie me encontraría. Pero escuché pasos... y era ella.

—"Trovato." —dijo Akira, tocándome la cabeza.

("Te encontré.")

—"S-sei bravissima..."

("Eres buenísima...")

Ella sonrió.

—"Grazie, piccolo."

("Gracias, pequeño.")

Yo bajé la cabeza. Non riesco mai a guardarla negli occhi troppo a lungo.

(No puedo mirarla a los ojos por mucho tiempo.)

Jugamos hasta que la niñera nos llamó.

—"Bambini, è ora della merenda!"

("¡Niños, es hora de la merienda!")

Corrimos a la terraza como si fuera la meta de una carrera.

Hoy fue un giorno perfetto. Tengo amici speciali. Y aunque con Akira me pongo nervioso, me gusta estar cerca. Un giorno le dirò che è più bella di una principessa.

(Un día le diré que es más hermosa que una princesa.)

Mi papá me recogió en la camioneta grande, esa con los vidrios oscuros que siempre huele a vainilla. Estaba sentado adelante, con sus lentes de sol puestos y el teléfono apagado. Eso significaba que tenía tiempo para mí. Tutto per me. (Todo para mí.)

Apenas abrí la puerta, sonrió.

—"Ciao, campione. Ti sei divertito?"

("Hola, campeón. ¿Te divertiste?")

—"Sììì!" —grité, y me desabroché el cinturón para subirme al asiento de atrás con él.

("¡Siiii!")

—"Dimmi tutto."

("Cuéntamelo todo.")

Le conté todo.

Cómo Alejandro y Alejandría se mojaron con las mangueras. Cómo Alejandría me empujó sin querer y nos caímos en el pasto. Cómo las niñeras corrían detrás de nosotros con toallas. Cómo comimos galletas con forma de elefante.

—"E poi... ho parlato con Akira."

("Y luego... hablé con Akira.")

Mi papá giró la cabeza con una sonrisita.

—"La famosa Akira?"

("¿La famosa Akira?")

Asentí. Me tapé la cara con las manos.

—"Papà… mi sono diventato rosso. Come i miei capelli."

("Papá… me puse rojo. Como mi cabello.")

Él se rió con esa voz grave que a veces asusta a otros, pero a mí me hace cosquillas en el corazón.

—"Eh, quando una ragazza ti fa arrossire così… è perché è speciale."

("Eh, cuando una chica te hace sonrojar así… es porque es especial.")

—"Mi ha detto che sono il suo preferito."

("Me dijo que soy su favorito.")

Mi papá abrió los ojos como si no lo creyera.

—"Davvero? E tu cosa le hai detto?"

("¿De verdad? ¿Y tú qué le dijiste?")

Me encogí de hombros.

—"Che è più bella di una principessa."

("Que es más bella que una princesa.")

Papá me revolvió el cabello.

—"Hai un buon gusto, figlio mio."

("Tienes buen gusto, hijo mío.")

Y luego, mientras yo miraba por la ventana el cielo anaranjado, papá bajó el volumen de la música y dijo:

—"Quando vuoi, torniamo. Anche domani."

("Cuando tú quieras, volvemos. Incluso mañana.")

Yo asentí despacito. Voglio tornare. Sempre.

(Quiero volver. Siempre.)

Y me prometí en silencio:

"Un giorno, quando sarò grande… la farò ridere tutti i giorni."

(Un día, cuando sea grande… la haré reír todos los días.)

Esa noche no pude dormir.

Daba vueltas en la cama, abrazando mi oso. Pensaba en la sonrisa de Akira, en cómo me miró cuando le hablé de las tortugas. En cómo caminaba con el libro contra el pecho.

Sempre quel libro.

(Siempre ese libro.)

Al día siguiente, en el desayuno, le dije a papá mientras partía su croissant:

—"Papà… posso comprare un libro?"

("Papá… ¿puedo comprar un libro?")

Me miró extrañado.

—"Tu vuoi un libro?"

("¿Tú quieres un libro?")

—"Non per me… per Akira."

("No para mí… para Akira.")

Mi papá dejó el croissant y sonrió.

—"Che tipo di libro?"

("¿Qué tipo de libro?")

—"Uno di storia egiziana… lei ama l’Egitto."




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