Sangre

Capítulo 15: ¡A la fuga!

 

No estaba del todo despierta pero podía sentir que iba dentro de una especie de ambulancia con la sirena apagada. El viaje duró toda la noche. Sentí los rayos del sol matutino antes de entrar a un edificio. No recuerdo mucho, sólo luces, voces, agujas y estar amarrada a una camilla. Tampoco sabía cuánto tiempo había pasado desde la última vez que vi a mis padres y a Alucard.

Me llevaron a un cuarto de baldosas blancas en el piso y las paredes. Allí, y arrodillada en el suelo, me encadenaron a la pared, en realidad colgaba de las cadenas por la sed y por un sedante que me suministraban cada cierto tiempo. Hacían experimentos conmigo: en un brazo me inyectaban diversas sustancias y del otro brazo extraían muestras de sangre.

―Hay que dejar que despierte para las pruebas físicas. La necesito consciente.

Entonces no me aplicaron el sedante.

Comenzaba a despertar cuando sentí un gran alboroto provenir de los pisos superiores. Vi a un grupo de hombres armados correr frente a la habitación y podía oler su sangre, fluyendo por sus venas.

Un olor a sangre dulce, agradable, llegaba a mí poco a poco. Se acercaba y casi podía saborearla. Reconocí ese sabor. Alucard estaba de pie en la puerta frente a mí. Corrió a liberarme de las cadenas rompiéndolas sólo con sus manos y en cuanto fui libre, sin dudarlo, mordí su cuello y satisfice mi sed.

―¿Cómo te sientes, Rosario?―me preguntó cuando terminé.

―Me siento mucho mejor.

―Escúchame―dijo mirándome fijamente a los ojos―. Debes salir de aquí y tendrás que hacerlo sola. Toma el pasillo de la derecha y sube por el elevador. Estamos cinco pisos bajo tierra. Cuando llegues al primer piso, ten cuidado porque hay hombres armado esperándonos. Yo te alcanzaré allí.

―¿Pretendes que yo me enfrente a ellos sola?

―Has bebido mi sangre, ahora eres más fuerte y tienes más habilidades. No dudes en usarlas. No le temas a tus instintos.

―¿Y tú que vas a hacer?

―Debo recoger algo importante ¡Date prisa y sal de aquí!

Lo besé y salí corriendo hacia el elevador. Al ir llegando al nivel ­―3 el elevador se detuvo entre dos pisos. Podía sentir a los soldados cerca así que abrí la salida de emergencia en el techo y comencé a trepar por el ducto del elevador con mis manos y pies desnudos. En el nivel ­2 no sentía presencia alguna. Abrí la puerta a la fuerza y entré. Era una bodega oscura. Una bodega de armas ¿Estaba realmente en un laboratorio o en una base militar? Las cajas estaba rotuladas con el nombre de cada arma y explosivo bajo el logo de Bazinger Labs.

Un soldado entró a la bodega alumbrando con su linterna y listo para disparar. Me oculté tras unas cajas a observar sus movimientos y en cuanto se acercó, salté sobre él y lo mordí. Trató de resistirse y luchar pero yo era más fuerte que él. Bebí su sangre hasta que se desmayó.

Me sentía más ágil. Podía escuchar las voces provenientes de los otros pisos. Venían por mí por las escaleras del otro lado de la bodega. Decidí salir de nuevo por el elevador, más exactamente, por el ducto. Subí rápidamente y al llegar al primer piso, encontré los ductos del aire acondicionado, más pequeños pero cabía perfectamente. Gateé por éstos sobre el pasillo principal y percibí el olor de la sangre de Alucard. Había sido capturado a pocos metros de la puerta principal. Pude ver que era de noche.

Un soldado abrió el ducto con sus manos y caí torpemente al suelo. Luego, un grupo de ellos me apuntaban con sus armas mientras me arrodillaba y vi a Alucard boca abajo, inmovilizado con cadenas por cuatro soldados.

Y justo detrás de él, el mismo hombre de bata blanca que había estado en mi casa. El mismo que me quería consciente.



#43128 en Novela romántica
#11459 en Joven Adulto

En el texto hay: vampiros, juvenil, romantica

Editado: 29.06.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.