Sangre Carmín

CAPÍTULO TRES.

―¿Carmín estás ahí?, abre por favor

La voz que en un inicio era lejana; comenzó a intensificarse al igual que los golpes en la puerta y con ellos un horrible dolor de cabeza, abrí los ojos lentamente y miré el reloj de pared, apenas eran las 7:34 am, suspiré resignada y me paré con gran esfuerzo para dirigirme a la entrada sin detenerme a mirar mi aspecto.

―¿Tan mal estuvo tu noche?—preguntó la pelinegra frente a mí, mientras entraba a la casa.

―No esperes que luzca de maravilla si vienes a visitarme a estas horas, además, ¿acaso pensabas tirar mi puerta?—respondí mientras acomodaba un par de mechones rojos que caían sobre mis ojos y me sentaba en uno de los sillones de la sala.

―Solo de ser necesario ―dijo intentando bromear, pero su preocupación era evidente; mordía uno de sus labios y no parecía tener intenciones de sentarse―. El asunto es que en la madrugada los hombres de Nerón se llevaron a la hija de Winston y a la hermana de Oliver. También entraron a la casa de mi abuela con la intención de tomarme, por suerte estaba en mi habitación, y además, se dieron cuenta de que mi madre es la costurera de Nerón, así que al menos que él lo ordene, nadie puede hacerme daño, soy con lo que él la amenaza para que sea su esclava.

― Egan y su Therión...

―¿Sabes quién lo hizo?—espetó Marina levantando ambas cejas.

—Eso creo —dije alzando los hombros. ―Ayer por la noche me crucé con dos tipos en el cementerio, uno era humano y usaba el uniforme dorado de los hombres de Nerón, el otro un Therión. Era terrorífico, pero hablaba, no sabía que podían hacer eso. El punto es que ambos dijeron estar buscando un par de cosas e incluso bromearon con llevarme. Después se fueron hacia el bosque que está a la salida del pueblo, debí imaginar que realmente no se irían —agregué negando con la cabeza, sintiéndome ingenua por no haber alertado a nadie.

―Creí que habías dicho que ya no salías de noche Carmín―dijo Marina mientras me veía con desaprobación; sus ojos azules se oscurecieron un instante, pero cuando volvió a hablar se tornaron en un tono más claro―Como sea, tienes que ayudarme a convencer al padre de Alba de que no es una buena idea ir a buscarla, sé que es su hija, pero apenas ponga un pie fuera del pueblo lo destrozarán. Haldenmoss no puede perder a más gente.

―No puedo hacer eso, Marina, es su hija de quien hablamos, su única hija. Además, ¿acaso no estás cansada de toda esta miseria? ¿No te harta saber que el responsable de la muerte de tu padre y quien secuestró a tu madre nos sigue arrebatando cosas? —al decir eso, su cuerpo se tensó ligeramente―Él mató a gente que amábamos, gente que nos importaba, nos ha quitado todo. Por su culpa, ahora debes cuidar sola a tu abuela y hermano. Nos ha hecho temerle y todos lo hemos aceptado sin reprochar. Es momento de cambiar eso, no pretendo esperar sin hacer nada a que finalmente se decida y dé la orden de acabar con todos.

―¿Y qué es lo que sugieres? ¿Enfrentarnos a él? Por qué, sabes que es una estupidez―Su tono de voz había dejado en evidencia su desacuerdo con mi idea

―Solo digo que no pienso seguir así, estoy harta de todo esto. Además, no creo que los hombres de Nerón estén muy lejos, quizás pararon en Dronesod, al menos deberíamos intentar buscar en ese lugar. Iré a ver a Winston, pero solo para decirle que lo apoyaré con esto

―¿Acaso perdiste la cabeza?, si alguien los ve los asesinarán

Tenía razón en muchos aspectos, pero no dejaría que Nerón se saliera con la suya, así que ignoré su pregunta y salí de mi casa para dirigirme a la de Oliver. Las calles aún estaban deshabitadas, pues al ser tan poca gente y sin verdaderos empleos, ya nadie se preocupaba demasiado por seguir algún tipo de horario. A lo lejos pude ver que el chico se encontraba con Winston en la entrada y hablaban seriamente. Caminé lo más rápido que pude y al estar frente a ellos comencé a hablar.

―Señor Winston, Oliver ―dije mientras los observaba. ― Acabo de enterarme de lo que sucedió anoche, siento mucho oír eso. Sé que mucha gente ya debió decírselos, pero yo vengo por algo más, deseo ir con usted para encontrar a Alba —hablé sin más preámbulo.

El hombre me miro sorprendido, sus grandes ojos amarillos se posaron sobre mí y esperó unos segundos antes de responder, como dándome tiempo para que finalmente le dijera que aquello era una broma.

―Agradezco el gesto, Carmín — respondió con tono neutro. ― Es valiente que te ofrecieras para algo así, pero, intento salvar a dos niñas, no poner la vida de otra en riesgo.

―No está poniendo en riesgo mi vida porque yo me estoy ofreciendo, además deje de ser una niña el día en que toda mi familia murió y por si fuera poco conozco el rostro de los tipos que se las llevaron

Winston parecía estar a punto de protestar, pero antes de hacerlo, Oliver interrumpió nuestra conversación.

―Yo también los vi

―Y si nos damos prisa, quizás podríamos encontrarlos en el siguiente pueblo ―respondí apresurada.

―Yo aún no estoy seguro de querer hacer esto, deseo recuperar a mi hermana, pero mi madre está destrozada y no quiero dejarla sola―contestó Oliver.

Lucía cansado; su cuerpo estaba encorvado, sus ojos cafés lucían vidriosos y su rostro pálido. Además, no dejaba de tronarse los dedos, debido a la preocupación.

―Oliver tiene razón Carmín, no necesitamos preocupar a nuestras familias, es por eso que planeo ir solo.

Era raro escucharlo hablar de esa forma, verlo tan desanimado. No conocía a Winston tan a fondo, pero usualmente solía verlo cantar mientras elaboraba su famosa cerveza que parecía gustarle a la gente del pueblo y los animaba a sonreír después de todo lo sucedido. Además, en ocasiones me cruzaba con Alba y teníamos breves conversaciones sobre nuestras rutinas y ella solía referirse a su padre como alguien que siempre estaba de muy buen humor.

―Yo ya no tengo nada que perder—contesté resignada―. Es solo que no puedo seguir soportando vivir así, todos los días veo y escucho el sufrimiento que ese hombre causó y ya no puedo tolerarlo. Él mató a mi padre, destruyó nuestro hogar y sigue haciendo sacrificios absurdos que no ayudan a nada más que a incrementar su locura. Sea cual sea su decisión, iré y no voy a mentir. No solo lo hago por Eleonor y Alba, sino por mí misma.




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