-Emma... -susurre, sentí un fuerte dolor en mi pecho y me revolví incomoda, hice chocar mis dientes y apreté la mandíbula, tenía los ojos cerrados pero aun así los presione con más fuerza.
-Tranquila niña –escuche la voz de una mujer-. Esto te dolerá un poco.
-¡Ahhh! –grite abriendo los ojos.
Estaba en un cuarto casi completamente oscuro, solo algunas velas alrededor iluminaban muy poco, no había mucha diferencia a la casa de la señora Hill pero estaba segura de que no estaba allí. Por un momento olvide el lugar donde me encontraba, por un momento creí que vería a mi madre en cualquier momento hasta que el rostro de la señora Clifford apareció en mi campo de visión.
-Acabo de extraerle la bala –hablo una nueva persona, una señora, mostrando el pequeño pedazo de lo que parecía ser plomo entre unas delgadas pinzas que antes había visto en un hospital-. Es un milagro que no haya daños graves estando tan cerca del corazón.
-Nessa es una chica muy fuerte y tiene un gran ángel cuidándola desde el cielo –la señora Clifford acaricio mi mejilla con suma delicadeza, el gesto en su rostro mostraba tristeza y una pequeña lagrima resbalo por ella.
-¿Emma? –pregunte casi en un susurro, por un momento creí que nadie me había escuchado.
La señora Clifford cerró los ojos y se alejó de mí. Mantuve la calma, no ganaría nada haciendo un escándalo ni entrando en pánico, ni siquiera podía moverme sin dolor en el pecho. La mujer que había extraído la bala de mi pecho se acercó y me ayudo a sentarme en la cama recargando mi espalda contra la pared, me sonrió con culpabilidad y hablo acercándome un tazón con lo que parecía agua.
-Toma un poco –dijo acercándolo a mi boca inclinándolo para que pudiera beber de el-. Por ahora será mejor que te quedes aquí, fue una noche muy larga.
-¿La noche? –pregunte extrañada-. ¿Qué hora es?
No pude evitar pensar en lo que Benjamín nos había contado, era luna llena y ellos bajarían. Parecía que lo había invocado, pues atravesó la cortina que hacía de puerta y sonrió al verme.
-Qué bueno que estas bien –dijo acercándose a la pequeña cama, fue entonces cuando su rostro cambio a uno bastante serio-. Tenemos que hablar.
Asentí en respuesta, yo era la más interesada en hablar con él después de lo que había pasado. Tenía que saber porque aquel hombre se había llevado a Emma y si es que él sabía cuáles podrían ser sus planes con ella.
-Él era Cyrone Dugés –supe de inmediato a quien se refería, parecía haberme leído la mente-. Y ayer, después de varios meses volvió a bajar hasta aquí –hizo una pausa como analizando algo-. Es extraño, no suele hacerlo.
-¿Se llevó a Emma? –pregunte con voz temblorosa, tenía miedo de algo que seguramente ya sabía.
-Sí –respondió con algo de culpabilidad en su voz-. Nessa quiero que entiendas que muy posiblemente ella este muerta, a noche fue una masacre con tantas bestias y si nosotros estando preparados tuvimos muchas muertes, lo más seguro es que tu hermana...
Comencé a temblar tras escuchar sus palabras, su voz había sido bastante dura, mucho más a cuando estuvimos en su casa. Le agradecía que fuera sincero, pero aun así había dolido hasta el alma. Benjamín había dejado su frase al aire, pero ya antes lo había dicho, Emma seguramente estaba muerta.
-Me niego a creerlo –susurre aguantando las lágrimas.
-Sabía que dirías algo así –confeso con una diminuta sonrisa en el rostro-. Pero me veo en la obligación de hacerte ver las cosas, así que te las diré como son –trague saliva con dificultad y me olvide de respirar un momento hasta que volvió a hablar-. No eres más que una niña y no hay nada que puedas hacer. Punto, no hay más.
Cerré los ojos con fuerza y respire entrecortadamente.
-Aquí no hay una heroína –siguió-. ¿Está claro?
Negué con la cabeza sin abrir los ojos, sus palabras eran cada vez más crudas y muy en el fondo sabía que tenía razón. Pero también sabía que tenía mucho por hacer, no podía quedarme de brazos cruzados, Emma es lo único que me queda ahora y haría todo lo posible por salvarla.
-Es por eso que ustedes siguen viviendo aquí de esta manera ¿cierto? –Pregunte al abrir los ojos dirigiéndome directamente a Benjamín-. ¿Está es tu manera de pensar? ¿Es la forma en la que sobreviven?
Benjamín parecía extrañado por la forma en la que le había hablado, pero ya lo había dicho, las cosas como son.
-Eres un conformista y un cobarde –su rostro denotaba lo furioso que se estaba poniendo.
-¿Y tú qué sabes? ¿Tienes idea de a quienes te enfrentas?–Pregunto con mofa-. No llevas ni dos días aquí y ya te han disparado –rió.
-¡Por defender a mi hermana! –subí el tono de voz, él realmente me estaba haciendo enojar.
-¿Y de que te ha servido? –contraataco-. Se la han llevado y está muerta.
-¡Emma no está muerta! –grite-. Tal vez no tenga mucha fuerza, ni muchas posibilidades de sobrevivir pero luchare por encontrar a mi hermana y seguiré luchando hasta que ambas podamos salir de aquí. ¿Tú que has hecho por tu madre?
Estaba empezando a hablar sin pensar, la ira y la impotencia me hacen decir cosas que no debería sin importar si les hago daño a los demás. Trate de calmarme antes de volver a hablar, la señora Clifford y quien me ayudo con la herida tenían la cabeza gacha, por un momento olvide que estaban aquí.
-Todos aquí deberían hacer lo mismo; Luchar por su libertad.
-Haz lo que quieras Nessa –Benjamín dio media vuelta y se acercó hacia la puerta-. Pero húndete tu sola y deja las cosas tal y como son.