Sangre de Alpha.

Capítulo 7.

-¡Benjamín! -grite golpeando la madera del carruaje con fuerza, sentí las lágrimas bajar por mis mejillas y un nudo formarse en mi garganta. Seguí golpeando en vano, no pude hacer nada más, la puerta estaba cerrada por fuera.

Me sentía abandonada, traicionada por el señor Marín, por Román, por todos. ¿Qué había hecho mal? ¿Qué había pasado? Se quejaron de la actitud de Benjamín, lo llamaron traidor, incluso lo llame cobarde a la cara y ahora... ¿ahora qué? ¿Qué estaba pasando? ¿Qué pasaría conmigo?
Sentada en el piso del carruaje abrace mis rodillas pegándolas a mi pecho, trate de esconder mi rostro cuando el primer sollozo salió de mi boca. Tal vez conocer al enemigo no era tan buena idea como lo decía Román.

-Guarda silencio -dijo mi acompañante con voz tranquila. Levante el rostro para verlo a la cara, estaba sonriendo-. No voy a hacerte daño niña, no sé lo que te hayan contado, pero no todo es cierto -negó con la cabeza y poniéndose más serio continuo-. Soy Arion, ¿Cómo te llamas?

No respondí, aparte la vista de él y trate de ver algo por la pequeña ventana pero la oscuridad de la noche y la falta de luz impedían ver algo. Todo era silencio, solo se escuchaba el galope de los caballos y las ruedas del carruaje pasar por encima de las piedras, cada vez estaba más oscuro y cada vez tenía más miedo. Pasaron unos minutos y muchos metros de distancia cuando el carruaje se detuvo, justo en medio de la nada, o eso parecía desde el interior.

-Alpha, a sus órdenes -interrumpió el mismo hombre que reconocí por haber golpeado a Emma-. ¿A dónde lo llevo?

"Alpha" pensé, "Él no es Cyrone, ¿acaso hay más de un Alpha?". Sin duda Benjamín tenía razón, había muchas cosas que desconocía de todo esto y ahora no había nadie para que me lo explicara. Por un momento, muy en mi interior, se plantó la esperanza de volver a ver a Emma, de que estos sujetos me llevarían con ella. Pero después las cosas cambiaban, él era un Alpha, pero no el mismo que se llevó a Emma. Él no era Cyrone.

-Como si pudiera elegir -susurro tan bajo que me costó entender lo que había dicho-. A casa de mi padre, Lucio ¿A dónde más? -volvió a hablar con más fuerza, su voz era distante, sin duda algo no le agradaba de todo esto. Al menos no era la única.

-Sera una noticia muy fuerte para él -dijo el tal Lucio clavando su mirada en mí. No podía intimidarme, el odio que crecía dentro de mi cuerpo era cada vez más fuerte y más grande que mi miedo. Sentía que en cualquier momento perdería el control.

-¿Por qué lo dices? -pregunto Arion extrañado siguiendo la mirada del tal Lucio.

-Está chiquilla salvaje lo ataco -contesto con desdén recorriéndome con su mirada.

Un impulso me llevo a lanzarme encima suyo, retrocedió unos pasos por el impacto de mi cuerpo contra el suyo haciéndolo perder en equilibro. Comencé a golpearlo en la cabeza con todas mis fuerzas, era su culpa que estuviera aquí, que mi madre muriera y que Emma estuviera perdida. Trato de detenerme alejándome de él, tenía sus manos en mi cintura y cada vez que lograba alejarme soltaba patadas en su dorso, lo escuche gruñir al mismo tiempo que con más fuerza me lanzo contra el suelo. Caí de espalda tratando de que mis codos fueran los primeros en recibir el impacto, gran error.

-¡Ahh! -grite dejando que mi cuerpo cayera por completo a la calle de piedra, sentí la herida abrirse y el dolor era demasiado fuerte.

-¿¡Cómo te atreves!? -grito acercándose amenazante.

-¿¡Dónde está mi hermana!? -grite de la misma manera aguantando las lágrimas, no podía con el dolor.- ¡Tú nos trajiste hasta aquí, maldito!

El segundo hombre que había entrado por mí a la casa del señor Marín apareció detrás del tal Lucio, lo detuvo del hombro antes de que pudiera contestarme o hacer algo más. Le susurraba algo al oído con mucho cuidado de que no pudiera escucharlo, fue entonces que Arion bajo del carruaje.

-Hare como si nada de esto hubiera pasado, Lucio -se paró frente a él, la diferencia de estatura era mínima, pero Arion era pocos centímetros más alto-. Pero será la última vez. Vámonos. -dijo cargando la voz en la última palabra.

-Si Alpha -contesto a regañadientes siguiendo a su compañero a la parte delantera del carruaje.

-Así que fuiste tú quien ataco a Cyrone -Arion camino por detrás de mi cabeza colocando sus manos por debajo de mis hombros, de un tiro y sin esfuerzo me puso de pie y volvió a quedar frente a mí -. ¿Te disparo? -pregunto.

-S...se llevó a mi hermana -conteste entre quejidos presionando la herida intentando disipar el dolor.

-Tenemos que irnos -interrumpió Lucio nuevamente-. Su padre nos está esperando.

Arion me hizo una seña para que volviera a subir al carruaje, al ver que dudaba en hacerlo tomo mi brazo y con fuerza me hizo subir antes que él. Esta vez la puerta estaba abierta, ni Lucio ni el otro hombre habían colocado el candado por fuera.

-¿Me dirás tu nombre? -Arion busco mi mirada mientras hablaba-. Niña las cosas serán más fáciles si me lo dices.

-¿Dejaras que me vaya? -Pregunte a la defensiva-. ¿Por qué me traes aquí?

-No es tan fácil -suspiro-. No todos somos iguales, Nessa. Ya te lo dije.

-¿Cómo sabes mi nombre? -pregunte en un susurro sorprendida de que lo supiera-. No te lo he dicho.

-Guarda silencio, Nessa -hizo una seña con su dedo acercándolo a sus labios-. Soy hijo de Cyrone pero no...

Me aleje lo más que pude. ¿Hijo de Cyrone? "Hoy es un día aún más especial, es la primera caza humana de mi hijo. Así que si se entregan ustedes solos, no sufrirán tanto." ¡Hablaba de él! Él no se parecía a Cyrone ¿Cómo es que es su hijo?

-¿Es una trampa? -Levante la voz-. ¿¡Te estas burlando de mí!? -grite enfadada.

Arion se lanzó contra mí y con su mano derecha tapo mi boca mientras que con la izquierda sostenía mi nuca. Ahora estaba más confundida que antes, algo no andaba bien aquí.




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