Las piernas me temblaban y sentía la boca seca, Arion estaba bastante serio después de lo que había dicho y yo no sabía que contestar. Ya lo había dicho antes, solo hay una opción. Antes de que me decidiera en hablar, él lo hizo primero.
-Hablaremos de esto más tarde, pero piénsalo muy bien -abrió la puerta con un ligero golpe y antes de bajar hizo una pequeña seña hacia mi herida-. Tenemos que hacer algo con esa herida, no sanara sola.
Bajamos del carruaje siendo Arion quien me indicaba el camino, atravesamos lo que parecía ser el intento de un enorme jardín con poca vegetación, todo era de piedra al estilo medieval, tal y como lo había descrito Benjamín. Llegamos hasta el inicio de los escalones que nos dirigían a la puerta de entrada y fue ahí donde volvió a hablarme.
-Pase lo que pase, intenta controlarte -coloco una de sus manos en mi espalda baja justo cuando quedamos frente a la enorme puerta doble de madera que daba entrada al palacio-. Tu estancia aquí es más importante de lo que imaginas, pero Cyrone no se detendrá si haces lo mismo que con Lucio.
-No sé si podré hacerlo -dije tan bajo tratando de que no me oyera. Sentía la cabeza darme vueltas, tenía miedo y no quería admitirlo.
El lugar era increíble, todo era llamativo a la luz de la luna y las antorchas alrededor le daban ese pequeño toque que te hacia querer estar aquí y disfrutar de la vista. Pero no podía dejarme engañar, estaba en la casa de los hombres lobo, estaba en la casa de las bestias y estaba segura de que estaba cerca de Emma, y ella era mi prioridad.
-Te daré una motivación -sonrió sin mostrar los dientes y comencé a creer que su audición lo hacía muy hábil.
Llamo a la puerta golpeando con su puño evitando que dijera algo más, lo mire extrañada creando una vaga pregunta en mi mente, pero no acabo de ser concretada cuando la puerta se abrió. Todo pareció ir en cámara lenta, mi corazón latía muy rápido con la idea de que sería Cyrone quien nos recibiría, apreté los puños sin olvidar lo que Arion había dicho, pero no fue así.
-Su padre lo está esperando en el gran comedor. -Un hombre mayor nos recibió con mucha frialdad, sentí la mano de Arion tensarse en mi espalda antes de que me diera un ligero empujón para seguir avanzando.
La puerta se cerró a nuestras espaldas con un golpe seco que representaba mi encierro. Por dentro, el castillo era más que tenebroso, la única luz que nos dejaba ver el camino eran las pequeñas flamas de las ceras a punto de terminarse. Las armaduras de caballeros vacías hacían sombras que asustaban a más de uno, pero claro, aquí todos estaban acostumbrados, excepto yo.
-Es más grande de lo que imaginas -Arion siguió guiándome entre pasillos llenos de puertas que parecían no tener fin-. Hace miles de años este lugar fue una pequeña casa, después construyeron sobre ella y después sobre la nueva construcción y así siguió hasta lo que ves ahora. Se puede volver un laberinto sin salida si olvidas el camino que seguiste -paramos frente a una puerta diferente a las demás, esta era más grande-. Espera aquí un momento, tengo que hablar con mi padre -dio media vuelta y antes de entrar volvió a girar hacia mí-. Nessa por favor, contrólate, es enserio.
-Cyrone tiene a mi hermana, no puedo prometer nada -dije sincera.
-Yo sé dónde está tu hermana -me interrumpió.
-¿Qué? -mi mundo se detuvo en ese momento olvidando por completo el lugar donde estaba-. ¿Dónde... -comencé a levantar la voz pero nuevamente fui interrumpida.
-Te lo diré si todo sale bien.
Arion atravesó la puerta frente a nosotros dejándome sola en el casi oscuro pasillo sin decir nada más, mi corazón latió con rapidez, él sabe dónde está Emma y yo tengo que controlarme frente a Cyrone. Vaya juego.
A cada lado de la puerta había una armadura antigua como si custodiaran la entrada. Me abrace frotando mis manos sobre mis hombros, después de todo yo estaba aquí por algo y por alguien. Ser una esclava "En todos los sentidos" como me advirtió Román, era un acto que traerá a Emma y nuestra libertad como consecuencia.
Conté trescientos segundos para distraerme cuando voces molestas comenzaron a subir el tono.
-Puedo olerla hasta acá Arion, ¡es una humana! -una voz gruesa opacaba la del hombre que me trajo hasta aquí-. Su olor tendría que ser diferente ¿Estás seguro de que es ella?
-¿Y qué quieres que haga? Es ella, estoy seguro, no hay más -Arion no se quedaba atrás. Entonces entendí que hablaba con Cyrone, de mí-. Y se quedara, aquí, conmigo.
-No, esto no puede ser -un golpe seco volvió a escucharse, me tense subiendo los hombros al pensar que podrían estar golpeándose, pero cuando Arion abrió la puerta volví a bajarlos-. No puede ser ella, y te lo demostrare. Estás advertido Arion.
Un escalofrió recorrió mi espalda, Cyrone sabía que no era la pareja eterna de su hijo ¿Y si lo convencía? ¿Y si le demostraba que tenía la verdad? ¿Qué pasaría conmigo si eso sucedía? El nerviosismo me estaba ganando, pero por suerte Arion estaba seguro de algo que no era verdad.
-Vámonos -me hizo una seña con la cabeza para que lo siguiera-. Mi padre no está en condiciones de conocerte hoy Nessa, y eso es algo a nuestro favor, por ahora.
No pude pasar por alto la nueva imagen de Arion, tenía el pelo alborotado, su respiración era irregular, estaba sudando y tenía la cara tan roja que pareciera que el enojo seguía creciendo en su interior.
-¿Nuestro favor? -Cuestione siguiéndole el paso a través de los oscuros pasillos-. No veo en que me pueda favorecer todo esto. Pero necesito que me digas...
-Donde está tu hermana -contesto con desdén-. Sé que tu hermana es lo más importante para ti Nessa, pero ahora hay algo aún más importante, créeme.
Nos detuvimos frente a una nueva puerta, esta también era diferente a las demás, era de hierro y estaba un poco oxidada. Dentro, había una cama y un ropero de madera antiguos pero en mejor estado que los muebles de la casa de la señora Hill y el señor Marín. Sentía el pánico crecer, Román lo había dicho, ahora era su esclava.