Sangre de Alpha.

Capítulo 12.

-Nessa –susurro mi nombre con más sorpresa de la que su rostro reflejaba-. Estas aquí.

Se puso de pie y antes de que pudiera hacer algo cerré la puerta a mis espaldas con más fuerza de la necesaria. Estaba nerviosa, no podía negarlo, pero teníamos que hablar, a solas. Ignore los golpes y gritos de la señora Clifford que junto con Román intentaban entrar. No los culpaba, yo también estaba sorprendida de estar aquí.

-¿Co-como es que... –titubeo.

-¿Estoy aquí? ¿Estoy viva? –asintió con la cabeza.

-Sí, cuéntame ¿Arion viene contigo? –su voz lo delataba, tenía miedo.

-Creo que hay muchas cosas que omitió decirme la última vez que estuve aquí –hable tranquila, no sabía cómo lograr que hablara y esta era la primer opción.

Marín ya no parecía el mismo hombre arrogante que me entrego el brebaje, estaba diferente y de alguna manera eso me desconcertaba. El nerviosismo me estaba ganando, realmente tenía que saber cómo es que Marín escapo de Nowearland.

-Sea honesto conmigo señor Marín –trate de que mi voz no delatara lo nerviosa que estaba-. ¿Qué tiene que ver usted con la familia Dugés?

Lo vi tensarse y apretar los puños. Lo vi ponerse rojo mientras su rostro temblaba. Apretó los labios con fuerza y con la mirada llena de odio grito.

-¡Con esa familia nada! ¿¡Por qué querría tener algo que ver con esa familia!?

Guarde la compostura, cerré los ojos y respire hondo. No ganaría nada alterándome, había algo más dentro de todo esto que no estaba entendiendo.

-Arion aun lo recuerda –seguí hablando tranquila ignorando por completo sus gritos-. Me hablo muy bien de usted.

-¿Arion? ¿Hablar de mí? –Rio con ironía-. ¿Por qué el hijo del Alpha hablaría de mí?

-Eso es precisamente lo que quiero saber, señor Marín –sentencie-. ¿Cómo es que Arion lo conoce?

-Debes estar confundida niña –dio media vuelta dándome la espalda-. Arion seguramente te hablaba de alguno de sus súbditos.

-No creo que Roultzer sea un nombre común.

-No soy yo, Nessa –comenzaba a fastidiarse, podía notarlo.

-¿Se atreve a negarlo? –empezaba a desesperarme-. ¿Se atreve a negar que fue por usted que Cyrone alejo a su hijo de aquí? ¿Se atreve a negar que también a él le dio un brebaje? –sentía las palabras fluir espontáneamente, estaba hablando sin pensar-. ¿Se atreve a negar su amorío con esa bruja?

-¿Con que descaro se atreven a hablar de ella? ¿Con que descaro te atreves a mencionarla? –grito mientras a pasos grandes se acercaba a mí.

-¿Con que descaro se atreve usted a negar conocer a Arion? –grite de la misma manera.

-¿Por qué lo defiendes, Nessa? –Bajo el tono de su voz quedando a unos centímetros de donde yo estaba-. ¿Acaso te enamoraste de él?

Su pregunta me tomo por sorpresa. Pude haber respondido inmediatamente que no y seguir discutiendo sin llegar a nada, pero tenía curiosidad de saber qué pasaría si fuese verdad.
Sonrió con suficiencia y dando media vuelta comenzó a caminar hacia el sofá individual de su casa.

-Vaya que los brebajes funcionan, este en particular salió mejor de lo que esperaba –nuestras miradas se encontraron y no pude evitar sentir un escalofrió-. Imagina lo que pasaría si Arion se entera.

-¿Por qué no me lo dijo? –Ignore lo que había dicho, ya había pensado en eso-. Usted salió de ese lugar, todos lo creen muerto ¿Cómo lo hizo?

Antes de que el señor Marín pudiera responderme, la puerta de su casa fue abierta con más fuerza de la esperada.

-Marín, ella está aquí –Benjamín entro clavando su vista en el hombre sentado en el sofá que al escucharlo me señalo con un movimiento de cabeza-. Nessa –lo escuche decir mi nombre antes de sentir como me estrechaba en sus brazos tomándome por sorpresa.

Reaccionando a su acción, Benjamín me soltó enseguida siendo la señora Clifford quien rompiera el incómodo momento que habíamos pasado.

-¡Santo cielo, Nessa! - ella también me abrazo-. ¡Estás aquí! Creí que jamás volvería a verte. ¿Estás bien? ¿Te hicieron algo? –de alguna manera la señora Clifford me hacía recordar a mi madre, y la nostalgia podía notarse en las lágrimas acumuladas en mis ojos.

Escondí mi rostro en su hombro y solloce en silencio. No me había dado cuenta de cuanto extrañaba a mi madre, no me había detenido a pensar que estando Emma tan lejos de mi yo me encontraba sola.

-¿Cómo escapaste de ese lugar? ¿Encontraste a Emma? –su voz era más tranquila que a su llegada.

-Estoy bien señora Clifford –limpie mi rostro alejándome de ella-. Pero necesito hablar urgentemente con el señor Marín, a solas.

-Entiendo –froto mis brazos-. Pero por favor, búscame en cuanto puedas –sonrió alejándose de mí.

La vi salir y esperaba a que Benjamín también lo hiciera, pero al parecer no pensaba hacerlo.

-Benjamín...

-No saldré de aquí Nessa –sentencio-. Tengo todo el derecho de quedarme.

-Yo no tengo ningún problema con que se quede –el señor Marín parecía estar divertido con la situación-. Después de todo él también pudo salir del palacio de Cyrone.

-¿Qué? –pregunte desconcertada.

Benjamín tenía la mirada clavada en Marín, sus ojos delataban lo furioso que estaba de que dijera eso y yo no podía entender que era lo que acababa de decir.

-¿Eso es cierto, Benjamín? –no podía evitar la sorpresa.

-No voy a mentirte más, Nessa. Sí, yo también logre salir del palacio de Cyrone –hablo con su característica voz seria.

-Otra cosa, Benjamín –hablo el señor Marín-. El brebaje funciono muy bien, Nessa comienza a enamorarse de Arion.

Ignore lo último que dijo el señor Marín. No sabía que pensar ¿Cómo es que llego allá? ¿Cómo es que escapo? ¿Hay tiempo para tantas preguntas? No podía detenerme más tiempo Si Benjamín sabía cómo salir de ahí y Arion sabía dónde está Emma, ya todo terminaría.

-Benjamín, necesito que me digas como saliste de ese lugar, tengo que regresar por Emma.




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