Sangre de Alpha.

EXTRA ESPECIAL.

Una tina de cerámica vieja en el centro de una habitación fría que contrastaba con el agua caliente que cubría mi cuerpo. La poca luz del atardecer iluminaba a través del ventana antiguo. Me sentía culpable por disfrutar este momento, me sentía tonta y traicionada. Pase la yema de mis dedos por los puntos con lo que habían suturado la herida de bala que Cyrone me hizo.

Pegue mis rodillas al pecho y con mis brazos las rodee. ¿Qué seguía ahora? ¿Confiar en Arion? No ha vuelto a mencionar a Emma, y no parece tener intenciones de decirme su ubicación. ¿En verdad la sabe? Benjamín lo dijo, él no lo ha dicho.

Benjamín, el súbdito de Cyrone, no podía seguir cerrando los ojos a la realidad, él y Marín eran iguales, y seguramente también eran como Cyrone. Pero ¿Por qué ayudan a la gente?

-Casi puedo escuchar los engranes trabajando desde acá afuera, Nessa -la voz de Arion a través de la puerta me distrajo de mis pensamientos-. Disfrutadlo, estaré esperando aquí para responder todas tus dudas.

-Gracias -respondí con voz neutra.

Arion no entendía como me sentía, no entendía que no podía responder a todas mis dudas, solo había una persona que me ayudaría en todo esto sin esperar nada a cambio.

-Tengo que regresar -susurre-. Necesito a Román.

-No iras a ningún lado -una voz poco conocida se hizo escuchar en la habitación justo detrás de mí. La había escuchado una sola vez en mi vida, pero no hacía falta más para identificarla.

Ahogué un grito al mismo tiempo que giraba el torso para verlo, pero antes de que pudiera hacerlo. Una fuerza sobre humana me hundió dentro del agua. Entrando en pánico, comencé a mover mis brazos intentando salir, estaba perdiendo el aire, el tiempo se me hacía eterno. Fue entonces que mi cabello fue jalado desde la raíz hasta que pude respirar.

Me encontré de frente con Cyrone, estaba sonriendo y yo no podía tranquilizar mi respiración.

Mi primera reacción fue gritar para pedir ayuda, pero fue una mala jugada. Me hundió nuevamente mientras tenía la boca abierta perdiendo por completo el aire, pero esta vez, fue poco el tiempo que estuve ahí dentro.

Mi espalda compacto de lleno con un pecho duro y una mano cubría mis labios evitando que dijera algo. El lugar estaba frio y solo mis pies estaban dentro del agua.

-¡Nessa! -escuche la voz de Arion gritarme-. ¿Estas bien? Entrare si no respondes.

-Si entra, considérate muerta -susurro en mi oído-. ¿Estás de acuerdo?

Asentí como respuesta, estaba llena de miedo y no tenía otra opción. Dejo de cubrir mi boca y con un hilo de voz conteste.

-Todo bien, no entres por favor.

-Está bien -no estaba convencido, podía notarlo-. Solo, solo no tardes más.

Cyrone giro mi cuerpo haciéndome quedar de frente a él. Por inercia, me cubrí con mis manos todo lo que pude.

-Ahora, Nessa -volvió a sonreír-. Harás todo lo que te digo si quieres volver a ver a tu hermana.




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