Hundí mi cuerpo en el agua hasta cubrirme el pecho. De reojo vi mi ropa tirada en el suelo a una distancia más lejana de la que en realidad estaba. Una fea manía que tenía desde casa.
-Haz que Arion se largue de aquí -Cyrone comenzó a caminar por la pequeña habitación mientras hablaba en un tono en el que seguramente él no lo escuchaba.
Lo observe con recelo, no confiaba en él y las razones eran obvias. ¿Qué estaba haciendo? ¿Qué significaba todo esto? Estaba segura de que esperaba que hiciera algo y también estaba segura de que sería algo malo, de otra manera me hubiera asfixiado dentro del agua. Aun así, él sabe dónde está Emma, y eso cambia todo.
-¿Co-cómo? -pregunte temblorosa.
-Inventa algo, ese idiota hará todo por ti.
La forma en la que habla de su hijo demuestra el poco afecto que le tiene, sin embargo no me sorprende, de alguna manera lo esperaba. Lo que no terminaba de entender eran las intenciones de Cyrone, pero solo había una forma de saberlo.
-Arion -no estaba segura de lo que estaba haciendo.
-Aquí estoy -me había escuchado-. ¿Todo bien?
-Necesito... -observe el lugar esperando encontrar alguna excusa que logrará que se fuera, pero no por mucho tiempo-. Necesito ropa limpia. -No era una completa mentira.
-Se dónde encontrar ropa que seguramente te quedara. -contesto enseguida-. Pero tardare un poco ¿estarás bien?
-No me pasara nada aquí dentro -que ironía.
-Cerrare con llave de todos modos -golpe mental.
Escuche las llaves cuando cerró la puerta y después sus pasos alejándose. Estaba sola con Cyrone detrás de mí.
-Debo admitir que fue una gran jugada hacerte pasar por la compañera eterna de mi hijo. -Él lo sabía, y no había manera de negárselo-. Dime, ¿de quién fue la idea?
Me quede callada. No podía mencionar al señor Marín, Arion había dicho que lo creía muerto, seguramente Cyrone también. Delatarlo es perder la oportunidad de encontrar a mi hermana y
salir de aquí.
-¿¡De quien fue la maldita idea!? -grito tomando mi cabello y jalando con fuerza.
Grite más de la sorpresa que del dolor mismo, pero este se estaba intensificando cada vez más. Trate de quitar sus manos de mi cabello, pero fue inútil. Alcance a ver su rostro lleno de furia, estaba controlando su fuerza, podía sentirlo.
-¡Dime! -ordeno.
-Fue mía -solloce-. La idea fue mía.
No me soltó. Fue entonces que la idea de delatar a Marín parecía ser la mejor opción. Me había mentido y me había dejado a mi suerte, era parte de ellos y también le había mentido a Arion. ¿Valía la pena? ¿Él valía el dolor? Sentía como mi cabello estaba abandonando mi cabeza, podía asegurar que me seguiría torturando de una manera u otra si no decía la verdad, o al menos parte de ella. Si me equivocaba, las consecuencias serían catastróficas.
-¿Estas segura? -sentí su aliento chocar en el lóbulo de mi oreja.
-No -dije más tranquila-. La idea no fue mía.
-Solo eso quería escuchar -me soltó-. Seré directo, solo hay dos personas capaces de ayudarte para lograr lo que hiciste, una de ellas está muerta, y la otra esta prófuga -camino hasta quedar frente a mí, justo al otro extremo de la tina de baño-. Necesito a Roultzer aquí, y tú lo traerás.
No sabía si sorprenderme o preocuparme. Cyrone sabía de Roultzer y sabía dónde estaba. ¿Traerlo aquí? ¿Para qué?
-Tiene que regresarle a Arion sus habilidades por completo -siguió hablando-. Él sabe cómo hacer que vuelva a transformarse.
-¿Porqué? -pregunte sin pensar.
-Eso no es de tu incumbencia -alzo la voz-. Harás lo que te digo o no volverás a ver a tu hermana.
No podía pensar con rapidez, tenía frente a mí al culpable de todo y me seguía teniendo en la palma de su mano. No era difícil saber que todas mis decisiones las había tomado por impulso y sin antes pensarlo bien, pero esta vez era diferente, esa vez yo estaba marcando las consecuencias sin saberlas.
Por un momento deje de pensar en Emma, por un momento me vi a mi salir de aquí viva, por un momento fui egoísta. Y me arrepentí. Las demás personas habían confiado en mí, me mostraron su apoyo llevándome con quien más sabia de estas bestias, no fue su culpa creer en Marín, no fue culpa de la señora Hill, mucho menos de Román. No los iba a abandonar.
-Yo le entregare a Roultzer, pero quiero mi libertad y la de mi hermana a cambio -no podía pedirle la libertad de todos, él los necesitaba y no había manera de que aceptara.
-La tendrás si cumples -sonrió.
-¿Es un trato?
-Es un trato.
-¿Cómo sé que no me miente? -Cuestione lo primero que se me vino a la mente-. ¿Cómo me asegura que lo cumplirá?
-No puedes saber eso -rio-. Pero puedes asegurar tu supervivencia para seguir buscándola en caso de que nuestro trato se me olvide. ¿Te has puesto a pensar en lo que haría Arion si se entera que no eres su mate? -volvió a bajar la voz, quería intimidarme y lo estaba logrando-. Nosotros somos seres salvajes por naturaleza, capaces de todo por proteger a los nuestros, más aún si se trata de nuestras compañeras de vida -se acercó poniéndose de cuclillas justo en mi lado izquierdo-. ¿Te imaginas la decepción que sentirá al enterarse?
Sí, lo había pensado, pero no de una manera correcta. Lo había pensado en diferentes circunstancias pero no sabía todo lo que se ahora. Arion ya me había dicho que al transformarse los súbditos de Cyrone perdían la cordura, que atacaban sin pensar a todo lo que se le cruzara, pero no me había dicho como era él al transformarse porque lo había olvidado.
-¿Qué puede hacer sin transformarse? -pregunte y al momento me arrepentí.
Su mano rodeando mi cuello me estaba quitando el aire. Patalee salpicando el agua por todas partes y creí escuchar la vos de Arion llamándome. Deje de escuchar y mi vista se tornó borrosa, ya no veía a Cyrone, ya no sentía su mano, pero si vi la puerta abrirse antes de que el agua me cubriera por completo.