Me había sentido extraña al pedirle a Arion que se quedara a dormir en la habitación, era suya a final de cuentas. Me sentí una pésima persona al pensar pedirle que durmiera en el piso ¿Qué necesidad había de hacer eso? Yo era la invasora, yo era la impostora.
-Cada vez hay menos sitios sin explorar -aun sin verlo, podía sentir su mirada en mí-. Y Cyrone no sospecha nada, podremos hacer esto.
No podía dejar de pensar en lo que había encontrado esa tarde, un diario de una bruja, y no cualquier bruja. Era aquella que Marín recordaba, aquella que le dio los brebajes. No había duda, ahí encontraría muchas respuestas.
-¿Estas bien? -volvió a hablar.
-Sí, lo siento -me excuse-. Es solo que tengo muchas cosas en la cabeza.
No podía decir que me sentía incomoda al tenerlo a lado mío, pero tampoco me sentía bien. Podía entender lo que significaba para Arion que yo fuera su compañera eterna, y sabía que las consecuencias de mis mentiras serian catastróficas.
-Pronto será luna llena -siguió hablando-. Creo que lo mejor será internarnos en lo profundo del palacio -podía notar un poco de preocupación en su voz-. No quiero exponerte.
-Lo mejor sería terminar con tu padre antes de eso.
No contesto. Sentí su mano acariciar la mía por encima de la ligera sabana que me cubría y algo en mi interior se revolvió. Había querido ignorar muchas cosas durante este tiempo, entre ellas, una posible atracción por él.
-¿Por qué cierras tu corazón? -Pregunto casi en un susurro-. ¿Por qué no me permites entrar en el?
¿Cómo saberlo? Mi interior estaba lleno de un sinfín de sentimientos que me confundían. ¿Cómo ser honesta? No sabía, ni quería saber lo que en verdad sentía.
-No lo sé -susurre.
-Nessa -llamó mi atención dando un ligero apretón en mi mano haciendo que volteara a verlo-. Sé que dije que te daría tu espacio, pero mis impulsos son mayores.
No acababa de entender lo que había dicho cuando sus labios me lo explicaron todo.
Ya no me sentía culpable, ya no me sentía sola, y ya no estaba confundida. Pude sentir su aliento combinándose con el mío, pude sentir mi corazón acelerarse y pude sentir mis miedos alejarse.
Me separé de él para volver a llenar mis pulmones de aire.
-Dame la oportunidad, Nessa -susurro encima de mis labios-. Déjame demostrarte todo lo que provocas en mí.
Presa de mis inseguridades me quede callada. Pero mi cuerpo reacciono a mis impulsos volviendo a unir nuestros labios. La temperatura subió dentro de la habitación, la ligera sabana estaba de sobra y las pequeñas ventanas comenzaron a empañarse. No teníamos ninguna prisa, el deseo y la pasión nos guiaban poco a poco.
La luz de la luna se volvía más tenue conforme pasaba el tiempo. Arion era atractivo de cualquier forma que lo vieras, y la forma en que me veía parecía única. Pude ver sus ojos llenos de deseo y fueron mi perdición. Pase mi mano sobre su torso desnudo perdiendo la mirada en la suya.
-Tranquila -susurro en mi oído estando sobre mí-. Tienes los ojos más hermosos que he visto en mi vida.
Un sentimiento nuevo entro en mí llenando por completo mi alma. Tal vez era lo que necesitaba, tal vez era lo que necesitábamos. Había perdido el control al mismo tiempo que mis manos se aferraron a su espalda. Cerré los ojos ante la presión en mi estómago y con mi cuerpo tembloroso pronuncie su nombre.
-Benjamín.