¿Alguna vez tuvieron la sensación de caerse dentro de un pozo? ¿Se les detuvo el mundo? ¿Les rompieron el corazón? ¿Se quedaron sin aire? ¿Olvidaron como volver a respirar? ¿Alguna vez tuvieron todas esas sensaciones juntas? ¿Supieron cómo explicarlo? Yo no.
— ¿Te estas escuchando?– replico Benjamín—. ¿Te das cuenta de la estupidez que estas diciendo?
Arion rodeo mi cintura con más fuerza mostrándome su apoyo. No sabía cómo reaccionar ante eso, era algo que definitivamente no esperaba. Mis oídos estaban obstruidos por un molesto zumbido que no me dejaba escuchar bien, mi cabeza estaba completamente bloqueada y mi cabeza estaba a punto de estallar.
—Esa es una acusación muy grave– respondió alguien más-. Explícate, Román.
Volteo a verme, y con la mirada llena de tristeza siguió hablando.
—En verdad perdón, Nessa –su gesto de tristeza era evidente, le dolía, pero estaba segura que no tanto como a mí-. Pero ya es hora de enfrentar a este mentiroso –miro a Benajmín nuevamente-. Todo coincide, pero con tu actitud frente al hijo de Cyrone hoy, terminaste por confirmarlo.
— ¡Dilo ya!- grite aguantando las lágrimas.
—No es difícil de entender –comenzó a hablar-. La actitud prepotente de Benjamín desde que tú y Emma llegaron, él no deja que nadie entre a su casa, nunca –no era necesario recordar su hospitalidad, ya antes había dicho lo extraño que le parecía-. Nadie sabe exactamente cuánto tiempo lleva él aquí, cuando se lo pregunte a mi abuelo –negó con la cabeza cerrando con fuerza los ojos-. ¡Dios! Ni siquiera sé si debo seguir llamándolo así –mentía, le dolía decir esto tanto como a mí me dolía escucharlo-. Cambio el tema por completo, Benjamín y Marín son la misma porquería de persona.
—No estás siendo claro.- interrumpió Arion.
—Estás a tiempo de retractarte Román- hablo Benjamín con voz seria-. Haremos como si esto no hubiera pasado. Solo, retráctate.
— ¡Es lo que has hecho toda tu vida! –Grito-. Te escuche hablar con Marín, el día que Nessa regreso y la encerraron ¿lo recuerdas? –Román estaba cada vez más desesperado y seguía sin explicar lo que había dicho-. Arion puede responder como es que bajo justo el día y el momento en el que Nessa…
— ¡Román! –grite antes de que terminara su frase.
—El día en que llegaste, Nessa –mintió bajando la voz.
Mi corazón latía con rapidez, presentía que en cualquier momento todo se saldría de control. Si las verdades estaban saliendo a la luz, la mía no tardaría en hacerlo.
Todos los presentes estábamos atentos a Arion, esperando que respondiera a lo que Román había dicho. Me aleje un podo de él conteniendo las ganas de ir tras Benjamín y golpearlo con toda mi fuerza y el odio que estaba creciendo dentro de mí.
—Baje porqué mi padre me ordeno hacerlo –explico-. No me había pedido nada así, pero no quería iniciar una pelea con él a tan poco tiempo de mi llegada.
— ¿Y no te pareció extraño? –Siguió Román-. ¿Qué justo ese día te mandara? ¿Qué justo ese día encontrarás a Nessa?
—Sí –respondió.
—A todos aquí se nos hizo extraño que alguien del palacio bajara en pleno día ¿no es así? –pregunto Román, algunos asintieron como respuesta, otros más parecían estar analizando lo que escuchaban-. ¡Fue Obvio! –Elevo la voz-. Benjamín se hizo el enojado y desapareció por un buen rato. Él fue quien dio el aviso a Cyrone, él y Marín se pusieron de acuerdo cuando Nessa recibió el disparo. Sabían que aceptaría.
Recordar ese día no era difícil, hablar de el sí lo era. Todo lo que decía Román sonaba lógico, pero aún no contestaba la verdadera duda para mí. El tiempo se estaba terminando y la gente comenzaba a creer lo que Román decía, incluso, podía sentir que Arion también estaba enojado.
— ¿Porqué? –volvieron a preguntar-. ¿Con que propósito?
—Eso tendrá que responderlo él –Román respiraba con rapidez, se estaba conteniendo algo más y yo también.
Benjamín no decía nada, parecía estar contento con lo que Román decía. Por un momento creí que eso era lo que esperaba, y si lo que Román dijo es cierto, no sería fácil que dijera donde esta Emma.
—No tengo nada que responder, porque esto es una completa mentira –cerré los ojos ante la respuesta de Benjamín.
Podía sentir la rabia crecer dentro de mí, confiaba completamente en lo que Román había dicho. Su argumento me hizo crear una teoría que seguramente era cierta, el día que Cyrone me ataco en el baño Benjamín llegó al palacio, seguramente se había encargado de distraer a Arion pero no podía decirla, era difícil adivinar la manera en la que reaccionaria.
Había un dato más para que todas sus mentiras salieran al descubierto, así, con la presión de todos nos diría donde esta Emma. Pero antes de siquiera abrir la boca, alguien más me gano.
—No lo es –Arion se acercó a él-. Sigues siendo un súbdito de mi padre ¿no es así?
Una exclamación quedo ahogada en la mayoría de las gargantas de los presentes. En mí, solo quedo la sorpresa de escuchar a Arion decirlo.
—¿Eres un sangre negra? –Pregunto Román temblando de rabia-. ¿Eres uno de ellos?
—Lo es –conteste-. Y Marín también.
—¡Deténganlo!
No pude despegar la vista de Román aun cuando todos pasaron corriendo frente a mí para lanzarse encima de Benjamín. Entre todos los gritos, logré ver a un muchacho destruido por dentro. Había confiado en ese hombre toda su vida y resulto no ser nada de lo que pensaba.
Verlo ahí, perdido en sus pensamientos, decidí que a no habría más mentiras y que era momento de destruir este lugar antes de que nos destruyera a nosotros.
—Lo siento Román –logre decir cuando su mirada se cruzó con la mía y logré entender un “no importa” salir de la suya.
—¡Suéltenme! –El grito de Benjamín me distrajo de mis pensamientos-. ¡No soy el único traidor aquí!
—¡Cállate! –grite acercándome a él cuando ya lo tenían inmovilizado-. ¡Dime donde esta Emma!