Debo admitir que intentar controlarme con tu sangre fue una idea audaz, aunque debiste investigar un poco más sobre ella. Creo que no es necesario decirte que no funcionó, yo ya te estaba apoyando. Te defendí y apoye porqué así lo quise.
El resto de la historia, ya la sabes. Sé que eres audaz para sacar tus propias conclusiones y ten por seguro que serán las correctas.
Desearía estar frente a ti y que me dijeras que era lo que pensabas en todo momento para poder explicarte a mayor detalle y ya no tengas dudas ni vuelvas a desconfiar de mí. Aunque ahora esto no es posible, confió en que en poco tiempo podamos volver a vernos. Siento el no poder esperar a que te recuperaras, pero no hay tiempo que perder. Si Hespper está viva, debemos encontrarla antes de que lo haga Marín, solo ella podrá ayudar a Arion a recuperar parte de su ser.
Querida Nessa, lamento que te hayas enamorado de alguien que no te podrá corresponder.
Ten una buena vida, te la mereces.”
Nada. No había rastro de su paradero, ni una sola pista de donde podían estar. Y peor aún, la carta tenía un año de retraso a su llegada. Aunque saber que seguramente siguen vivos me reconforta. Han pasado casi dos años de aquella noche y los recuerdos siguen vivos en mi mente. Aún tengo pesadillas, aún puedo sentir el miedo recorriéndome de pies a cabeza. ¿Cómo olvidas todo lo que paso? ¿Cómo sacas a una persona de tu corazón?
Ningún especialista creía la historia que contaba, todos me tachaban de loca e incluso algunos intentaron convencer a mi padre de que necesitaba estar en una clínica especializada. Por suerte, mi padre había estado ahí y sabía perfectamente que todo lo que contaba era real. Afortunadamente no estuve sola, pero me sentía así.
—Ness –la voz de Román me tomo por sorpresa-. ¿Alguna novedad?
Negué con la cabeza intentando detener el llanto.
—No –sorbí por la nariz-. Benjamín ha tratado de explicarme algunas dudas, según su punto de vista.
—¿Y lo ha logrado? –se sentó a un lado mío recargándose de igual manera a un costado de la cama.
No respondí.
—Anoche tuve esa pesadilla de nuevo –cambie de tema-. Cada vez es más frecuente y por más que lo desee, nunca tiene un final distinto.
—Tu pesadilla no es un simple sueño, Nessa –contestó-. Son recuerdos. No hay otro final por más que lo desees.
Román se había vuelto una persona dura y muy analítica. A veces sus palabras llegaban a ser duras e hirientes y aunque trataba de entenderlo, no podía evitar que me dolieran.
Había sido un gran apoyo y su rectitud poco a poco me hizo entender que la vida seguía y no podía dejarme caer.
—No puedes pasarte la vida encerrada en tu habitación –se puso de pie-. No es bueno para nadie.
—Lo sé –sonreí sin ganas, Román evitaba mucho hablar sobre cualquier cosa que tuviera que ver con Nowearland-. Hice la solicitud para la universidad de St. Joints, los resultados salen mañana por la mañana.
—¿Tan lejos? –pregunto.
—Es necesario.
—Bien –susurró-. Solo recuerda que no fuiste la única afectada en todo esto.
Román salió de mi habitación sin decir nada más. Me gustaba pensar que había encontrado una familia en nosotros después de qué descubriera que Marín era todo lo contrario a lo que él pensaba, fue difícil que volviera a confiar en alguien. Aunque creo que yo tuve ese privilegio desde siempre. Para él fue fácil integrarse a la sociedad nuevamente, a pesar del tiempo que paso dentro de los dominios de Cyrone. Pareciese que jamás se alejó de la civilización e, irónicamente, ha decidido estudiar Astrología cerca de nuestro nuevo hogar.
Tomé mi pijama y entre al baño para darme una ducha. Hasta esa fácil acción fue difícil en un principio, ver la tina de baño me recordaba a Cyrone a punto de matarme pero, sobre todo, me recordaba a Arion salvándome. Mi cuerpo tenia cicatrices que me hacían imposible olvidarme de lo que había vivido y lo increíblemente lenta que fue la recuperación. Tres costillas rotas, una pierna lesionada y una herida de bala en mi costado izquierdo. Pero sobre todo, un corazón roto.
Estando en mi cama, decidí que no quería tomar las pastillas para dormir que mi padre me había comprado, quería descansar por voluntad propia, en verdad deseaba hacerlo.
—¿Nessa? –Emma asomo su rostro abriendo un poco la puerta-. ¿Puedo pasar?
—Claro –conteste-. Entra.
Emma corrió hasta mi cama y yo me hice a un lado dejando espacio para que ella pudiera recostarse junto a mí.
—¿Estás bien? –Pregunto mientras mirábamos el techo-. Papá me ha contado que llegó una carta.
—Fue Benjamín –suspiré-. Pero parece que se había perdido en la correspondencia, la fecha es de hace un año.
—¿Irás a buscarlos? –noté un poco de preocupación en su voz.
No contesté. La idea de buscarlos se ha plantado en mi cabeza desde el momento en que desperté en el hospital. Sin embargo, poco a poco la fui descartando al no tener ni un solo indicio de su paradero ni una sola idea de donde podría empezar a buscarlos.
—Nessa –Emma volvió a hablar.
—¿Sí?
—Necesito hablar de algo contigo –dijo de pronto-. Antes de que te vayas.
—¿Qué pasa? –le pregunte empezando a preocuparme.
—¿Qué pasó en aquel lago? –Notaba un poco de inseguridad en su voz-. Después de que Arion te llevo a la fuerza y Benjamín fue tras ustedes las cosas se pusieron bastante tensas. La sangre negra se impregno en todas partes y los aullidos de las bestias al morir es algo que jamás olvidaré –la escuché atentamente-. Después de eso solo pude ver a Benjamín salir destrozado y a Arion llevándote en sus brazos.
Su pregunta me tomo por sorpresa y dudé algunos segundos en responderla pero, posiblemente, era algo que me faltaba hacer para estar tranquila.
—Después de descubrir el nombre de mi verdadera madre el enfrentamiento entre Arion, Benjamín y Marín tuvo un giro inesperado –comencé-. Más de una verdad salió de nuestras bocas y no de la mejor manera. En ese momento no supe quién disparó –sentí una lágrima resbalar por mi mejilla-. Me lancé al suelo para protegerme y entonces vi el charco de sangre negra escurrir frente a mí –comencé a sollozar intentando seguir-. Pensé lo peor, Emma, creí que había perdido a Arion en ese momento.