A medida que se acercaban mi perro ladraba y se alborotaba más. Me acerqué a él, toqué su cabeza e hice que se calmara con mis poderes. Mi madre comenzó a ponerse pálida y se levantó apresurada hasta el otro lado del comedor.
- No nos hagáis daño - dijo mi madre asustada -, llevaros todo lo que queráis, pero no nos dañéis.
Yo no podía moverme de mi silla, estaba paralizada. Las tres figuras se acercaron más y se pararon justo en frente de mí. Estos seres iban vestidos con unas túnicas negras las cuales tenían símbolos extraños de color rojo. Casi no se les miraba la cara, pero podría decirse que eran humanos si no fuera por un par de cuernos que sobresalían de cada una de sus frentes.
- Irene, hemos venido a buscarte - dijo el ser de en medio después de dar un paso hacia delante para posicionarse justo delante de mí.
- ¿Quiénes sois? ¿Cómo sabéis mi nombre? - pregunté. Extrañamente no estaba asustada, pero sí nerviosa.
- Somos demonios enviados por el Rey del Inframundo. Sabemos todo sobre ti, incluso el hecho de que tienes poderes.
- ¿Cómo...? - no acabé la pregunta, estaba totalmente sorprendida.
- Estás en peligro. Ven con nosotros, no te haremos daño.
- ¿A dónde queréis llevarme?
- Con nosotros, al Infierno. Tranquila, no será para siempre.
- ¿Por qué yo? - pregunté aún más sorprendida de lo que ya estaba.
- Porque tienes nuestra sangre y, cómo ya te he dicho antes, estás en peligro, tú y todos los humanos con poderes.
- ¿Hay más como yo? - pregunté aún más sorprendida.
- Ya quedan pocos, pero sí, hay más personas con capacidades iguales o similares a las tuyas. No podemos explicarte todo ahora, tenemos que volver, pero cuando lleguemos al Inframundo te diremos todo - él estiró su mano hacia delante indicando que la agarrara.
Sabía que si me iba con ellos descubriría todos los secretos que no sabía y quería descubrir, pero tenía miedo ya que no sabía a donde se dirigían.
Miré a mi madre y acaricié la cabeza de Tobías. Necesitaba que me respondieran a tantas preguntas y tenía justo delante a las "personas" las cuales podían contestármelas. No podía perder esa oportunidad.
- Está bien, iré con vosotros.
- Excelente decisión.
Sujeté su mano fría y una corriente recorrió todo mi cuerpo al instante. Todo a mi alrededor comenzó a teñirse de negro y en unos segundos desapareció.
· Nota de la autora:
¿Que os está pareciendo de momento la historia? Espero que os esté gustando y, si es así, dale me gusta.
Gracias por leerla y pasaros por mi perfil para ver el resto de mis libros.
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