- Empieza a hablar - dijo Julia.
Hacía ya varios minutos que nos habíamos despertado las tres, y Julia y Amanda estaban bombardeándome con preguntas sobre lo que había pasado la tarde anterior.
- ¿Hubo beso? - preguntó Amanda. Recordé ese momento justo y me puse nerviosa.
- Sí – contesté, y ellas empezaron a chillar.
- ¿Entonces estáis saliendo? - ahora fue la otra quién preguntó.
- No hemos hablado nada de eso - contesté rápidamente -. Tan solo me besó, ya está.
- ¿Ya está? Pues claro que no, cariño - Amanda lazó una ceja -. Después del beso viene lo siguiente... - siguió insinuando. Julia se rió.
- ¡De eso nada! - negué.
- Ya veremos.
La charla siguió por el mismo camino hasta que alguien dio tres golpes en la puerta. Las tres nos quedamos en silencio y escuchamos a alguien hablar al otro lado de la puerta.
- Chicas, soy Dani. ¿Estáis bien? Hoy no habéis venido a desayunar.
“ - ¿Desayunar? ¿Pero qué hora es? - pensé - Cierto, aquí no hay relojes.”
Las chicas me miraron y sonrieron. Me imaginé que harían algún comentario como por ejemplo "Aquí está tu príncipe azul" o "Tu ligue está esperándote". En vez de eso menearon la cabeza hacia la puerta, indicándome que fuera a abrirla. Bufé, pero al final lo hice. Él estaba al otro lado de la puerta, sonriendo, y perfectamente vestido, como de costumbre.
- Hola - me miró de arriba abajo -, bonito pijama.
Solo en eso momento me di cuenta de que no me había cambiado. Mis mejillas se pusieron coloradas y corrí otra vez hacia el interior de la habitación, y de ahí al baño. Por suerte siempre guardaba una muda de ropa en uno de los muebles. Me cambié rápidamente y salí. Daniel ya no estaba, pero las dos chicas cuchicheaban y se reían.
- ¿Qué ocurre? - pregunté y ellas se giraron repentinamente. Al parecer no se dieron cuenta de que ya había salido - ¿Dónde está Dani?
- Se ha ido, gacela - se burló Julia y ambas se rieron -. Dijo que nos veríamos en el comedor, al mediodía. Asegúrate de no volver a salir corriendo - se rieron aún más fuerte.
- Ja, ja, muy graciosas - dije con ironía.
La comida no había sido mucho mejor. No sabía que decir o cómo reaccionar, estaba muy avergonzada por lo que había ocurrido antes. Además, las constantes indirectas y risas de mis amigas no ayudaban. Estaba incómoda y quería salir de allí cuanto antes.
Entonces la bombilla de las ideas se encendió en mi cabeza.
“ - !Claro¡ - pensé - ¿Cómo no se me ha ocurrido antes? - ¿Cuál era la típica excusa que ponía todo el mundo cuando quería escapar de un sitio? “
- Perdón - empecé a disculparme mientras me levantaba de la silla -, tengo que ir al baño.
Cuando iban a responder yo ya me había alejado de la mesa en dirección a la salida. No quería ir a mi habitación, seguramente sería el primer lugar donde me buscarían. No me hizo falta pensar mucho antes de que en mi cabeza apareciera la imagen de la enorme sala. No lo dudé y me dirigí hacia allí.