Sangre de Dioses y Reyes: La Fundación de las Eras.

Introducción

"Son pocas las historias que hablan de la fundación de Rudalen; la mayoría están envueltas en misterio, y su linaje real se pierde en el rumor sordo del tiempo. Hay mitos y cantares sobre su origen, pero casi nada fehaciente.”

Anónimo, Compendio de las Rutas Viejas.

Cuando los mortales aman a seres de otras realidades, casi siempre llega la desgracia: juramentos rotos, pactos torcidos, traiciones sin nombre y por qué no decirlo, con la aparición de una Sylvary destruyendo reinos enteros. Con frecuencia la naturaleza humana, acaba por mermar lo mejor de ambas criaturas. Es por eso me intriga el mito de la Aquentyra: en ella, Rudair y la fae Elaeria fueron la excepción a ese patrón, sin tragedia ni usurpación, un vínculo que —contra toda historia trágica humana— no traicionó. De ese desvío del destino nació un reino.”

Helkar Odramis, historiador y mitólogo, Tratado breve sobre un amor imposible.

La Reina Antigua de Rudalen poseía un don etéreo: bastaba mirarla para sentir a la vez respeto y temor. Su belleza no era mortal, y su rigidez —más propia de los mármoles que de la carne— desconcertaba a cortes y embajadas; aun así, cuando hablaba, los acuerdos se obedecían."

Carta de un legado de Aquitonia a su Senado.

"Antes de la vastedad de Rudalen hubo apenas un pedazo de tierra cansada, llamada Urdaren, y a su alrededor, solo habían coaliciones y tribus de diversas castas, etnias y Omenki en gran Cantidad: todos generalmente eran granjeros, molinos, huertos, y miedo al invierno. Fue un hombre del surco y una criatura de fantasía quienes cambiaron la dirección de la historia.”

Anales del Primer Invierno de Elayr.

Descreo de hadas y de dioses; no obstante, el romance entre Rudair y Elaeria es, para quien lee sin supersticiones, una de las más hermosas historias de nuestro mundo, la Aquentyra es una mitopoeia sin lugar a dudas. En él, lo real abraza lo irreal y, de aquello extraño y raro que solemos negar, brota una forma nueva de lealtad: la que funda ciudades y sostiene reinos.”

Lyris Thalan, historiadora, La cadena y la corona: crónicas escépticas de Eregion.




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