Sangre de Dioses y reyes: la guerra de los dos milenios.

Proemiun

Hubo una época antigua que los reyes ya no recuerdan. Una era de leyendas, donde el solo hecho de anhelar el dominio era castigado con la muerte. Así comenzó el surgimiento del Imperio de Eranis. Hoy, ese mismo imperio es el quinto baluarte de una guerra que lo precedió. Una guerra donde la sangre de dioses y reyes se mezcló en los campos de batalla, donde pactos fueron sellados con traiciones realizadas, y donde las llamas de la ambición devoraron civilizaciones enteras.

En el corazón de la región meridional del continente occidental de Eregion, alli donde el Norte y el Sur de Eregion Occidental se encuentran, existieron dos reinos cuyas memorias han sido sepultadas por el tiempo. Dos naciones rivales, atrapadas en un ciclo interminable de guerra, alianzas frágiles y odios heredados. Durante siglos, sus conflictos moldearon cierta parte de la geografía de la región, dejando cicatrices imborrables en la tierra y en la sangre de sus gentes. Pero en medio del caos, cuando la historia parecía condenada a repetirse, dos jóvenes surgieron con un ideal similar. Herederos de casas que estaban entre la amistad y la enemistad, nacidos bajo la sombra de la guerra, fueron empujados por el destino a desafiar el orden establecido.

Contra todo pronóstico, su unión no solo selló una tregua impensable, sino que cimentó el nacimiento de un imperio que desafiaría las eras. La epítome de un poder antiguo, forjado en la sangre de dos linajes que, en lugar de destruirse, encontraron su fortaleza en la fusión. Un camino, que llevo a un camino complicado y equivocado para muchos. Pero que estableció la epítome de lo que se convertirá en un Imperio y la egida de una fuerza secular en la historia de Eregion Occidental. Aquel Imperio sería conocido como Eranis.

Hoy, Eranis es uno de los guardianes de la estabilidad en un mundo aún marcado por las cenizas de aquella guerra ancestral. Un baluarte y aliado del Reino de los Anarhy y su Rey, portador de una herencia que se alzó sobre las cenizas de un gran conflicto. Y que fue participe de una guerra, que cambió el devenir de la historia. Por consiguiente la guerra de los 2 mil años, no significa que la guerra durará ese tiempo, sino que aquella guerra fue el epitafio de dos Reynos que se habían establecido por 2 mil años cada uno, y que fueron eclipsados por el nacimiento de aquel nuevo Imperio. Una guerra, donde la Sangre de Dioses y Reyes se dio a conocer.

Su formación, en si, estuvo plagada de obstáculos, traiciones y desafíos. Pero su legado… perduró por eones, hasta el día de hoy.

Esta es su historia.




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