—¡No, ahí no, muevanlas al otro extremo! —ordeno Nisha, la ama de llaves y la que se encarga de organizar estos bailes ridículos.
Ella es una mujer de cabello largo lacio y rizado y unos hermosos ojos marrones.
Un grupo de hombres se acercaron y movieron todas las mesas al otro lado.
Aibek, el mayordomo —un hombre alto, de cabello corto con canas y ojos marrones— estaba colocando los adornos por toda la sala.
—Tanto escándalo por un simple baile —dije irritada.
—Princesa Analee, ya sabe que no es un simple bailé,un baile por parte de sus padres no es cualquier cosa —dijo y me miró con sorpresa para después mirarme con reproche— ¿Por qué todavía no se ha cambiado? El baile está a punto de comenzar y mire el estado en el se encuentra.
Me mire. Tenía un traje de combate color dorado que me había regalado mi primo Giovanni el cual estaba algo sucio.
—Nisha, ya le he dicho que solo me diga Analee además sabes que no quiero ir a esa ridicula fiesta y estoy así porque estaba entrenando —dije.
—Analee pronto heredaras la corona, va a venir todo el reino al baile. Yo sé que no te hace ilusión pero sabes que es tu obligación como la hija heredera —me dijo Nisha.
—Lo se, no puedo creer que ya esté pronto ese día, adiós libertad —suspire triste, no me hace ilusión ser la princesa heredera de la familia.
—No es tan malo como piensas, ahora ve a cambiarte antes de que se de cuenta tu madre —me dijo y yo asenti.
—¡Analee! —escuché a mi madre llamarme.
—Se lo dije, princesa Analee.
Mi madre entro a la sala de baile, llevaba puesto un hermoso vestido color rubí amplio de la falda y con una abertura v en la espalda.
Todos dejaron de hacer lo que estaban haciendo para hacer una reverencia.
—Reina Ivory —dijo Nisha haciendo una reverencia cuando se acercó mi madre.
—Analee ¿Dónde estabas? ¿Por qué no te has cambiado? En unas horas empieza el baile —me dijo enojada.
—Madre...
—No, vamos ahora mismo, la diseñadora te está esperando —exigió y no me quedo de otra más que seguirla.
—Madre, no quiero asistir al bailé —le dije mientras la diseñadora me ajustaba el corset. Estaba tan apretado que apenas podía respirar.
—Analee, ya hemos hablado de esto —dijo mirándome sería.
—Pero madre...—dije intentando acercarme a ella pero la diseñadora me detuvo.
—Pero nada, Analee eres la futura reina de Landier y todo el pueblo cuenta contigo —me dijo molesta. Le molesta que no me tomé enserio esto.
—Lo se madre, no necesito que me lo recuerdes... —dije frustrada.
Mi madre la reina Ivory y mi padre el rey Dalbert organizaron un baile para anunciar que dentro de un mes cumplo los 20 ya que cuatro meses después de cumplir los 20 debo heredar el trono y ser coronará reina aunque yo no quiero.
Desde que tenía cinco años mis padres me han preparado para ser la futura reina de Landier, me han enseñado todo lo necesario para ser una princesa; como es ser amable con todos, como debo comportarme, como dirigir dos reinos, entre muchas más cosas. Al inicio ir a todos los eventos benéficos y tomar todas las lecciones sobre cómo ser "la futura reina perfecta" era lo mejor que me podía pasar y realmente era feliz pero luego de que crecí todas esas lecciones se volvieron aburridas y me empecé a sentir asfixiada.
Cuando cumplí diez años mi padre me enseñó todo tipo de defensa personal ya que el fue parte del ejército antes de ser rey, incluso me enseñó a disparar y a utilizar la espada y el arco, aunque todo tuvo que ser a escondidas de mi madre ya que "una princesa" no debe hacer esas cosas. Es ridículo.
Creí que cuando me convirtiera en reina podría entrar al ejercito pero conforme fui creciendo me di cuenta que solo era un sueño mío y nunca podría hacer lo que quería porque como reina tendré que cumplir con muchas obligaciones y leyes y entre esas leyes está que la mujer no puede entrar al ejercito y mi madre no permitirá que rompa una ley tan importante como esa.
—Entonces si no quieres que te lo recuerde se más responsable y deja de quejarte —me dijo— también deja de lado ese sueño de ser parte del ejército, tu como la futura reina menos puedes entrar, debes dar el ejemplo —asentí triste aunque no pienso rendirme, le demostraré que yo puedo ser parte del ejército.
Me miré al espejo, mis ojos son marrones, mi cabello castaño y lacio me llega hasta la cintura, el vestido era color verde zafiro y de falda amplia, muy hermoso pero demasiado largo, estaba usando tacones y parada sobre un banco pero aún así seguía sobrando mucha tela.
Soy una combinación de mi madre y mi padre, mis ojos y cabello son iguales a los de mi madre a comparación de mi padre que es de cabello negro y ojos marrones pero mis facciones son más parecidos a los de mi padre, así que puedo decir que saque la belleza de mi padre.
—Madre, el vestido es muy largo, ¿Y si bailando alguien me pisa el vestido? —pregunte disgustada. No me mal entiendan, me encanta el vestido, es hermoso pero el color no me gusta y no sé si sea buena idea que sea tan largo.
—Analee, el vestido es perfecto y te queda hermoso —dijo sonriendo.
—Si por lo menos fuera dorado o amarillo...—susurre pero me escuchó.
—Analee deja de quejarte y baja, ya va a empezar el baile y nosotras tenemos que darles la bienvenida a los invitados —me regaño y salió de la habitación.
—Será una noche muy larga —sali de la habitación tras mi madre y me dirigí a la sala de baile.
Llegué a la sala de baile, Nisha y los demás ya había terminado de arreglar la sala y ya iban a abrir las puertas.
—¿Pero a quien tenemos aquí? —escuche a alguien decir atrás de mi. Voltee encarandolo— la futura reina, Analee.
—No bromees —me queje molesta.
—Veo que estás de peor humor de lo que imaginaba —dijo Aibek.
Tenía un gran aprecio por Aibek, el y Nisha siempre me han tratado bien, de hecho son los únicos de aquí que me tratan como una persona normal y no como la futura reina, y eso me gusta.