Sangre Del Lobo

Capítulo 1: El Niño Solitario

La ciudad yacía en ruinas, los edificios destrozados y las calles cubiertas de escombros. Un viento gélido soplaba entre las sombras, aullando como las almas de los muertos. Lucas se presionó más contra la pared de ladrillos, encogiéndose en la oscuridad, intentando pasar desapercibido.

 

Afuera, los caminantes acechaban, sus ojos vidriosos y sus mandíbulas abiertas en un eterno anhelo de carne viva. Lucas los miraba con terror, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Había a aprenderlos, a esconderse en los rincones más oscuros, pero siempre estaban ahí, acechando, guardando el menor descuido.

 

A sus 10 años, Lucas se encontró solo en este mundo devastado por el apocalipsis zombie. No recordaba a sus padres, ni cómo había llegado a esta ciudad fantasma. Todo lo que sabía era que debía sobrevivir, a cualquier costo.

 

Lentamente, se puso de pie, sus pies descalzos haciendo poco ruido sobre el asfalto agrietado. Necesitaba encontrar comida, agua, algo que lo mantuviera con vida un día más. Con cautela, se deslizó por las calles, sus ojos escaneando cada rincón en busca de peligro.

 

De repente, un sonido lo hizo detenerse en seco. Eran pasos, y no los lentos y pesados ​​de los caminantes. Eran rápidos y ágiles, acercándose a él. El miedo lo paralizó, y Lucas se pegó a la pared, manteniendo la respiración.

 

Entonces, una voz susurró en su cabeza, una voz que no era la suya.

 

"Corre, Lucas. Debes correr."

 

Él no sabía de dónde venía esa voz, ni cómo conocía su nombre, pero algo en ella lo instaba a obedecer. Sin pensarlo dos veces, Lucas se lanzó a la carrera, sus pies golpeando el suelo con fuerza mientras huía de lo que fuera que se acercaba.

 

Corrió sin rumbo fijo, saltando sobre escombros y esquivando los cuerpos sin vida que yacían en las calles. Sentía el pulso en sus oídos, la adrenalina recorriendo sus venas. Debía escapar, costara lo que costara.

 

Finalmente, Lucas llegó a un callejón sin salida, un muro de ladrillos bloqueando su camino. Se volvió, buscando una vía de escape, pero lo que vio lo dejó helado.

 

Frente a él, una criatura imponente se erguía, sus ojos brillando en la penumbra. Era un lobo, pero no un lobo común. Este era mucho más grande, con garras afiladas y una mandíbula poderosa. Y lo miraba fijamente a él.

 

"¿Quién eres tú?" susurró Lucas, sintiendo que las piernas le temblaban.

 

La criatura se acercó, y Lucas retrocedió, su espalda chocando contra el muro. Entonces, la voz volvió a susurrar en su cabeza.

 

"Relájate, Lucas. Soy yo quien te ha guiado hasta aquí. No debes temer."

 

Lucas parpadeó, confundido. ¿Cómo podía esa criatura hablar en su mente?

 

"¿Quién eres tú?" repitió, tragando saliva con dificultad.

 

La criatura se detuvo a escasos pasos de él y, lentamente, comenzó a transformarse. Sus patas se convirtieron en manos, su rostro se alargó hasta adoptar rasgos humanos. Ante los ojos asombrados de Lucas, la bestia se transformó en un hombre alto y delgado, con una mirada intensa y penetrante.

 

"Soy Alejandro, y soy tu padre."

 

Lucas lo miró boquiabierto, sin saber qué decir. ¿Su padre? Pero eso no podía ser posible. Él era huérfano, ¿no es así? Entonces, la voz en su cabeza cobró sentido.

 

"Tú... tú eres como yo", murmuró Lucas, con los ojos abiertos como platos.

 

Alejandro avanza lentamente, una sonrisa triste en su rostro.

 

"Sí, Lucas. Tú también eres un hombre lobo".



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En el texto hay: lobos, huerfano, zombie

Editado: 16.05.2024

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