La noche se extendía, y el aire estaba impregnado de una mezcla de anticipación y peligro. Luna y Adriel continuaron su entrenamiento en el bosque, un lugar que se había convertido en su refugio. Los árboles se alzaban como centinelas silenciosos, y la luz de la luna iluminaba su camino mientras se adentraban en el corazón del bosque.
—Ahora, pasaremos a las técnicas de defensa —anunció Adriel, su voz grave resonando entre los árboles. —Es fundamental que sepas cómo protegerte, incluso cuando tu poder no esté a tu alcance.
Luna asintió, sintiendo que su corazón se aceleraba. Había algo emocionante en aprender a defenderse, pero también un miedo latente que la acompañaba. —¿Qué tipo de técnicas?
Adriel se movió hacia ella, demostrando un movimiento fluido que capturó la atención de Luna. —Primero, aprenderemos a desviar un ataque. Imagina que alguien se acerca para golpearte; debes ser capaz de anticipar su movimiento y redirigir su energía.
Luna se colocó en una posición defensiva, observando atentamente a Adriel mientras él adoptaba una postura de ataque. —Vamos, inténtalo.
Adriel se lanzó hacia ella, moviéndose rápidamente, pero Luna no se dejó intimidar. Recordando lo que había aprendido sobre la conexión con su energía, se centró en él. En el último momento, desvió su movimiento, guiando su mano para que pasara de largo.
—¡Bien hecho! —exclamó Adriel, retrocediendo con una sonrisa. —Tienes más instinto del que crees.
Luna sonrió, sintiendo un impulso de orgullo. —¿Puedo intentarlo de nuevo?
—Por supuesto. Pero esta vez, intenta ser más rápida. La velocidad es clave.
Adriel volvió a posicionarse para atacar. Luna se concentró, visualizando sus movimientos y el flujo de energía entre ellos. Cuando Adriel se lanzó hacia ella nuevamente, pudo anticipar su movimiento con mayor precisión. Con un giro ágil, desvió su ataque, haciéndolo girar sobre sus talones.
—¡Impresionante! —dijo Adriel, su voz llena de admiración. —Estás empezando a dominarlo.
Luna se sintió emocionada por su progreso. Era como si cada golpe y cada desvío la acercaran más a descubrir su verdadero potencial. —¿Qué más puedo aprender?
—Las técnicas de defensa son solo una parte. También debes saber cómo utilizar tu entorno a tu favor —dijo Adriel, señalando a los árboles a su alrededor. —Un buen combatiente puede aprovechar cualquier elemento en su entorno.
Luna miró a su alrededor, pensando en cómo podría usar el bosque a su favor. Adriel la observaba con interés, ansioso por ver cómo aplicaría sus enseñanzas.
—Imagina que tienes que huir, o que hay algo en el suelo que podría ayudarte. ¿Qué harías?
Luna comenzó a pensar. Sin pensarlo mucho, se acercó a un árbol y, con un movimiento rápido, rompió una rama delgada. —¿Esto funcionaría?
—Puede ser útil, pero también es importante que aprendas a improvisar. ¿Por qué no intentas usarla como una extensión de tu propio poder?
Luna asintió, comprendiendo que tenía que pensar de manera más estratégica. Se posicionó con la rama en la mano, visualizando cómo podía usarla como un medio de defensa. Adriel se lanzó hacia ella nuevamente, esta vez acercándose con más fuerza.
Luna se concentró, sintiendo el flujo de energía. Cuando Adriel estaba a punto de alcanzarla, utilizó la rama para desviar su movimiento, creando un espacio entre ellos. La sensación de poder y control la envolvió, y por un momento, se sintió invencible.
—¡Eso es! —exclamó Adriel, sorprendido por su agilidad. —Estás comenzando a pensar como una verdadera guerrera.
Luna sonrió, sintiendo que la confianza crecía en su interior. Pero, en el fondo, el miedo a Malek seguía acechando. —¿Y si no tengo tiempo para pensar? ¿Qué haría si él aparece de repente?
Adriel la miró con seriedad. —Entonces, deberías actuar instintivamente. La clave es mantener la calma y recordar tus entrenamientos. La presión puede hacerte perder el enfoque, pero si te concentras en lo que has aprendido, podrás enfrentarlo.
—Es más fácil decirlo que hacerlo —replicó Luna, sintiendo que el nerviosismo comenzaba a apoderarse de ella.
—Ciertamente lo es —admitió Adriel, su voz llena de comprensión. —Pero tienes que creer en ti misma. Recuerda lo que has logrado hasta ahora.
Decidida a no dejar que el miedo la dominara, Luna se puso en una postura defensiva nuevamente. —¿Qué sigue?
—La siguiente técnica es aprender a desviar no solo ataques físicos, sino también los emocionales. A veces, un adversario puede intentar manipularte a través de tus sentimientos. Tienes que aprender a mantener tu enfoque y no dejar que te distraigan.
—¿Cómo puedo hacer eso?
Adriel se acercó, tomando sus manos entre las suyas. La calidez de su contacto hizo que el corazón de Luna latiera más rápido. —Debes aprender a reconocer tus emociones y a no dejar que te controlen. Mantén tu mente clara, incluso cuando todo a tu alrededor se sienta caótico.
—Es como si me estuvieras enseñando a meditar en medio de una tormenta —dijo Luna, sintiendo que el miedo comenzaba a disiparse con la calidez de su mirada.
—Exactamente. Vamos a practicar. Cierra los ojos y respira profundamente. Imagina que te rodea un escudo de luz, una barrera que te protege de las emociones negativas y de los ataques.
Luna obedeció, cerrando los ojos y concentrándose en su respiración. Imaginó un escudo brillante que la envolvía, un espacio seguro donde las dudas y los temores no podían penetrar. A medida que su mente se calmaba, podía sentir la energía que la rodeaba.
—Ahora, piensa en algo que te cause miedo. Enfréntalo, pero no dejes que te consuma.
La imagen de Malek surgió en su mente, y aunque el miedo volvió a asaltarla, recordó las palabras de Adriel. "Mantén la calma". Se concentró en su escudo de luz, sintiendo cómo brillaba más intensamente a su alrededor.
—¿Lo sientes? —preguntó Adriel, su voz suave como un susurro.