El camino hacia el lugar de la visión se sentía cada vez más tenso. Luna y Adriel avanzaban a través del denso bosque, rodeados de la penumbra de los árboles que parecían observarlos con ojos antiguos. A medida que se acercaban a su destino, la atmósfera se tornaba más pesada, casi palpable, como si el mismo aire estuviera cargado de advertencias.
—¿Estás lista? —preguntó Adriel, su voz grave contrastando con el murmullo de las hojas.
—No lo sé —respondió Luna, sintiendo que su corazón latía con fuerza. —Siento una mezcla de miedo y determinación.
Adriel detuvo su paso y se volvió hacia ella. —Eso es normal. Pero recuerda, lo que has entrenado y las visiones que has tenido te han preparado para este momento. No estás sola.
Con esas palabras resonando en su mente, Luna se obligó a calmar su respiración. Había llegado demasiado lejos como para dar marcha atrás. Su conexión con Adriel era su mayor fortaleza, y esa unión les daba la confianza para enfrentar cualquier cosa.
Cuando finalmente llegaron al claro donde Luna había visto la puerta, una sensación de inquietud se apoderó de ella. El aire se sentía más frío, y el silencio era abrumador. En el centro del claro, se alzaba una puerta antigua, cubierta de hiedra y adornos desgastados por el tiempo. Era la misma puerta de su visión.
—Es aquí —dijo Luna, con una mezcla de asombro y terror. —Es exactamente como lo vi.
Adriel asintió, su expresión seria. —Debemos acercarnos con cautela. Malek puede estar al acecho.
A medida que se acercaban, Luna notó que la puerta parecía vibrar, como si tuviera vida propia. La hiedra se movía levemente, y el sonido del viento parecía susurrar advertencias.
—¿Qué hacemos ahora? —preguntó Luna, sintiendo que el frío se instalaba en su piel.
—Primero, necesitamos saber si hay algún tipo de trampa. Debemos asegurarnos de que no sea un engaño —dijo Adriel, concentrándose en la puerta.
Luna observó a Adriel mientras él examinaba la puerta. Era evidente que estaba en alerta, sus sentidos agudizados. De repente, un chillido desgarrador resonó en el aire, haciendo que ambos se detuvieran.
—¿Qué fue eso? —preguntó Luna, su voz temblorosa.
—Un eco de la oscuridad que Malek controla. Debemos estar preparados —respondió Adriel, desenfundando su espada, su mirada firme.
Luna sintió una oleada de energía. Sabía que no podían retroceder. Debían enfrentar lo que estaba por venir. Al igual que Adriel, tomó una posición defensiva, su poder interior vibrando a su alrededor.
La puerta comenzó a abrirse lentamente, chirriando en un sonido siniestro. Una luz tenue emanaba de su interior, y una risa burlona resonó en el aire, seguida de la figura familiar de Malek que emergía de las sombras.
—Bienvenidos, queridos. Estaba empezando a pensar que no vendrían —dijo Malek, con una sonrisa que dejaba al descubierto sus colmillos afilados.
—No tenemos miedo de ti, Malek —respondió Adriel, su voz firme y desafiante.
—Eso es lo que todos dicen antes de que se enfrenten a la verdad —replicó Malek, su mirada fija en Luna. —Te he estado esperando, Luna. Sabía que vendrías.
Luna sintió que el miedo se apoderaba de ella, pero recordó las palabras de Adriel. No estás sola. La luz que había cultivado en su interior comenzó a brillar, y la determinación volvió a surgir.
—No me tendrás, Malek. No permitiré que me controles —afirmó Luna, su voz resonando con fuerza.
Malek se acercó lentamente, su mirada llena de desprecio. —Eres valiente, pero la valentía no te salvará. Estás lidiando con fuerzas que no comprendes.
—Podemos detenerte —dijo Adriel, manteniendo su espada en posición. —Luna es más fuerte de lo que imaginas.
La risa de Malek resonó en el aire, casi musical. —¿Crees que pueden detenerme? No saben nada de lo que soy capaz.
Con un movimiento rápido, Malek extendió su mano, y una sombra oscura emergió de ella, lanzándose hacia Luna. En un instante, se sintió atrapada, como si el aire se volviera denso y pesado. La sombra la rodeaba, tratando de invadir su mente y su corazón.
—¡Luna! —gritó Adriel, intentando avanzar hacia ella.
Pero antes de que pudiera llegar, Luna cerró los ojos y se concentró. Recordó la luz que había cultivado durante su entrenamiento, la conexión con Adriel y el poder que emanaba de su amor y apoyo.
—¡No! —gritó, y con un estallido de energía, liberó su luz interior. La sombra se disipó, y un resplandor dorado rodeó su figura.
Malek retrocedió, sorprendido por la repentina explosión de poder. —Impresionante... Pero no suficiente.
Sin perder tiempo, Luna y Adriel se unieron, combinando sus fuerzas. Adriel lanzó un ataque frontal, mientras Luna usaba su luz para crear un escudo alrededor de ambos. El aire chisporroteaba con la energía que emanaba de ellos, y la conexión entre Luna y Adriel se sentía más fuerte que nunca.
—¡Ahora! —gritó Adriel, y juntos lanzaron un rayo de luz hacia Malek.
La energía impactó contra él, y Malek fue empujado hacia atrás, su expresión de sorpresa transformándose en furia. —Esto no ha terminado, Luna. Siempre habrá un precio que pagar por tu poder.
Y con eso, la figura de Malek comenzó a desvanecerse en la oscuridad, dejando a Luna y Adriel en un silencio inquietante. La puerta permanecía abierta, y una parte de Luna sabía que el enfrentamiento no había concluido.
—Lo hemos hecho, por ahora —dijo Adriel, recuperando el aliento.
—Pero ¿qué significa todo esto? —preguntó Luna, sintiendo la incertidumbre inundarla.
—Malek no se rendirá fácilmente. Ha estado esperando este momento. Necesitamos prepararnos para lo que venga —respondió Adriel, tomando su mano.
—Sé que lo lograremos —dijo Luna, sintiéndose más segura con la presencia de Adriel a su lado. —No permitiré que Malek me controle.
—Juntos, somos invencibles. Pero debemos encontrar la forma de cerrarle la puerta a Malek para siempre —afirmó Adriel, mirando hacia el interior del claro.