El aire en el claro se volvió denso mientras el consejo de los Illumina observaba a Luna y Adriel con miradas críticas. La vampira de cabello plateado, conocida como Selene, se puso de pie, su figura esbelta emanando una autoridad que parecía envolver a todos los presentes.
—La prueba de la luz no es solo un desafío físico, sino una manifestación de la pureza de su alma —dijo Selene, su voz resonando con un eco antiguo. —Deberán enfrentar sus propios miedos y demostrar que la luz puede brillar incluso en la oscuridad más profunda.
Adriel tomó la mano de Luna, dándole una sensación de seguridad en medio de la tensión. —Estamos listos —respondió, su voz firme.
Selene asintió, y un círculo de luz comenzó a formarse a su alrededor, iluminando el claro con un brillo dorado. —El primer desafío es enfrentarse a sus propias sombras. Cada uno de ustedes se verá obligado a confrontar su mayor temor. Solo superando esto podrán avanzar.
Luna sintió un escalofrío recorrer su cuerpo. ¿Qué podría ser su mayor temor? Había enfrentado a Malek, pero la idea de fallar a aquellos que amaba la inquietaba.
Selene levantó una mano, y el aire chisporroteó con energía. De repente, Luna y Adriel se encontraron en un espacio oscuro, vacío, como si el mundo a su alrededor se hubiera desvanecido.
—¿Dónde estamos? —preguntó Adriel, su voz resonando en la oscuridad.
—Esto es lo que temen sus corazones —respondió Selene desde las sombras, su voz envolviendo la oscuridad. —Prepárense.
De pronto, imágenes comenzaron a fluir ante ellos. Luna vio a sus seres queridos atrapados en un ciclo de dolor y sufrimiento, incapaces de liberarse. Escuchó sus gritos, sintió su desesperación, y eso la hirió profundamente.
—¡No! —gritó, tratando de avanzar hacia ellos, pero una barrera invisible la detuvo.
—Esto no es real, Luna —dijo Adriel, su voz sólida y calmada. —Son solo sombras de lo que tememos. No podemos permitir que nos controlen.
—¡Pero son mis amigos! —respondió, angustiada. —No puedo dejarlos sufrir.
—Tienes que ser fuerte. La luz dentro de ti es más poderosa que cualquier miedo. Recuerda por qué estamos aquí. —La mirada de Adriel ardía con determinación, y eso le dio fuerzas.
Luna cerró los ojos, recordando su viaje, cada batalla que había luchado y cada persona que había conocido. La luz en su interior comenzó a brillar más intensamente, iluminando las sombras que la rodeaban.
—No tengo miedo —declaró, su voz resonando con una firmeza renovada.
Con ese pensamiento, la oscuridad comenzó a desvanecerse, y las imágenes de sus amigos y familiares se desvanecieron lentamente, dejando solo luz.
La oscuridad se disipó y Luna y Adriel se encontraron de nuevo en el claro, el consejo de los Illumina observándolos en silencio.
—Has enfrentado tu miedo y lo has superado —dijo Selene, asintiendo con aprobación.
Adriel también sonrió, aunque su expresión aún era seria. —¿Y ahora qué?
Selene levantó la mano nuevamente. —El segundo desafío requerirá su unión. Deberán demostrar que sus corazones están entrelazados y que la luz que han cultivado juntos es más fuerte que la oscuridad.
De repente, la escena cambió y se encontraron en una especie de laberinto, con caminos oscuros que parecían interminables. Las sombras comenzaron a moverse alrededor de ellos, susurros de dudas y miedos llenando el aire.
—¿Qué debemos hacer? —preguntó Luna, mirando a su alrededor.
—Debemos encontrar el camino juntos. —Adriel se acercó a ella, tomando su mano. —No podemos separarnos.
Mientras caminaban, las sombras susurraban cosas que los hacían dudar de sí mismos.
—No serás lo suficientemente fuerte, Luna —susurró una sombra, su voz oscura y tentadora. —Siempre fallarás a los que amas.
—¿Ves? Nunca podrás ser la heroína que crees que eres. —Otra sombra se acercó, burlándose de su valentía.
Luna sintió que su corazón se aceleraba, pero recordó las palabras del anciano. La luz siempre puede vencer a la oscuridad, y su amor con Adriel era más fuerte que cualquier sombra que pudiera enfrentarse.
—No voy a dejar que esto me controle —declaró, su voz resonando. —Adriel, juntos.
—Juntos —repitió él, su mirada firme.
Con cada paso que daban, comenzaron a iluminar el laberinto a su alrededor. La luz de su amor era un faro, disipando las sombras que intentaban separarlos.
—No podemos rendirnos. Siempre estaré aquí contigo —dijo Adriel, sus ojos brillando con confianza.
Finalmente, al llegar al centro del laberinto, una luz brillante emanó de sus manos entrelazadas. Las sombras a su alrededor comenzaron a desvanecerse, y el camino se iluminó ante ellos.
—¡Lo logramos! —exclamó Luna, sintiéndose llena de energía.
Cuando finalmente salieron del laberinto, encontraron a Selene y el resto del consejo esperando.
—Han pasado las pruebas —dijo Selene, su mirada llena de admiración. —Han demostrado su valentía y su unión. Están listos para recibir el conocimiento de los Illumina.
El consejo se movió a un lado, revelando un antiguo libro abierto sobre un pedestal. Las páginas brillaban con un resplandor dorado, y Luna sintió que la magia vibraba en el aire.
—Este libro contiene los secretos de la luz y la oscuridad. Aprendan de él y prepárense para la batalla que se avecina. La oscuridad nunca dejará de acechar, pero ustedes tienen el poder de enfrentarse a ella —dijo Selene.
Adriel miró a Luna, su expresión grave. —Debemos ser cuidadosos con lo que aprendamos. Este conocimiento es poderoso, pero también puede ser peligroso.
Luna asintió, sintiendo la responsabilidad que venía con el poder. —Sí, pero debemos usarlo para proteger a los que amamos.
Mientras se acercaban al libro, una sensación de determinación se apoderó de ellos. Sabían que su lucha estaba lejos de terminar, pero tenían los recursos y el apoyo de los Illumina para enfrentar lo que vendría.