Capítulo 3:
Misterio
Nick
Mi hermana tiene más de media hora reunida con la abuela de Thomas. Deseo poder entender que le ocurre. Esta un tanto misteriosa desde hace algunos días. Cada vez que intento preguntar ella evade el tema.
—Tu hermana nos oculta información —asevera Thomas mirando a través de la ventana.
Desde aquí se puede ver toda la ciudad, una hermosa vista.
—Lo sé. ¿Tu abuela nos dirá?
Culminó de hacer una rosa de papel.
Cristal compro rosas ayer, en la tienda de una compañera de estudio a la que nunca le ha dirigido la palabra y de repente ella quiere socializar. ¿Extraño?, es más que eso. Lo más raro de toda esta situación es que no he dejado de pensar en esa chica, la había visto antes en la universidad pero nunca le preste demasiada atención. Hasta ayer en el pasillo y luego en su tienda… Es linda, el tono de su cabello me encanta y sus ojos marrones son perfectos, un bonito equilibrio con el chocolate de su melena. Pero hay algo más que me llena de intriga, ni yo mismo sé como explicarlo. Ella parece ser un misterio digno de mi curiosidad.
—¿Mi vieja, decir algo? Es más fácil matar un burro a pellizco que sacarle confesiones a mi abuela —se carcajea, él tiene un risa estruendosa y contagiosa. También rio.
Su abuela es lo único que tiene en la vida, sus padres murieron hace cinco años en un accidente de transito para gestiones legales, pero la realidad fue otra... existen fenómenos en el mundo que no pueden ser explicados y que nosotros intentamos contener.
—¿Qué hay de esa chica que te gusta? ¿Por qué no aprovechaste hablar con ella cuando fuimos por las flores? —indago.
Thomas esta interesado en una chica llamada Amaia que es amiga de nuestro compañero de estudio Alexis, él no es muy sociable que digamos pero hemos cruzado una que otra palabra en el salón. Y, mi amigo tiene más de un mes decidiendo el momento adecuado para invitarla a salir.
Amaia también es la mejor amiga de esa muchacha del puesto de flores con la que mi hermana intenta socializar.
—Me puse nervioso —la risa se hace paso a través de mi garganta. Jamás pensé que lo escucharía admitir algo así. Él nunca tuvo problemas para acercarse a una chica y ahora, pareciera que fuera la primera vez que sale de conquista—. Ey, no te burles. Que me temblaban las canillas. Es la primera chica que me hace sentir como un idiota y todavía no le digo ni siquiera “hola”.
Lo dice muy enserio. Mi amigo esta cegado de amor.
—No lo puedo creer ¿tú, nervioso? No, hombre, este es un momento memorable. ¿Cuántas novias has tenido? —tomo otra hoja de periódico y comienzo a moldearla para otra rosa.
Un don juan capturado bajo el hechizo de unos bonitos rizos color miel. No esperaba que sucediera tan pronto, crei que era una más…
—Ya perdi la cuenta. Pero todas ellas fueron algo pasajero, con Amaia es diferente. Es que cuando ve esa belleza hasta siento el aleteo de las mariposas en el estómago. ¿Nunca te ha pasado? Porque yo crei que eso eran solo cuentos de viejos, pero es real —su voz ha sido tan sincera que comienzo a pensar que esa tal Amaia lo ha embrujado. ¿Mariposas en el estómago?
—¿No te golpeaste la cabeza al despertar hoy? —mi pregunta lo hace arquear una ceja desconcertado—. No es normal en ti que andes dibulgando tus sentimientos, ¿deberia preocuparme?
Bufa desganado.
—Creo que sí. ¿Yo también estoy muy preocupado? Este no soy yo. Yo no soy así. ¡Al carajo!, me siento como una ensalada de frutas —su rostro esta dividiodo entre la frustacion y el miedo.
—Y es solo el comienzo —la voz de la señora Tomasa lo hace dar un salto sobre la silla.
La mujer tiene una audision increíble, un movimiento en la cortina de flores y entra a la cocina donde nos encontramos. Es una mujer de piel oscura, de barlovento con un cuerpo voluptuoso por naturaleza y risos pegados a su cuero cabelludo. Ni una sola cana, no parece ser la abuela de Thomas más bien su madre.
—Tu te imaginas Nick, cuando empiece: “si mi amor, lo que tu digas”
La señora Tomasa imita la voz de alguien sumiso. El papel periódico y lo poco que hecho con el cae al suelo, me sostego de la silla mientras rio hasta que siento que me falta el aire e inhalo por la boca. La cara de Thomas es indescriptible.
—Porque hasta hace poco dijo: —su abuela hace una buena connotación del tono de voz de su nieto— un tipo como yo amarrado a una mujer, jamás. ¿Tú recuerdas verdad?
Asiento sin poder parar de reir.
—Vieja por favor, no golpees mi ego de esa manera. Hoy amaneci sentimental, estas hiriendo… —suplica Thomas con cara de borrego que va al matadero.
—¿Sentimental? Ah, es que ahora tienessentimientos —replica la señora con diversión. Se mueve por la cocina, enciende una hornilla para hervir agua—. El hombre que cambia de novia como cambiar de calzones.
—Es como si se hubiera reabilitado de algún vicio —
lanzo una daga contra su ego también.
La estruendosa risa de Tomasa se desliza rimbombante por toda la casa.