Capítulo 16:
Rapto de Nina
Danna
Abro los ojos y me encuentro en una habitación desconocida. Paredes perleadas hacen un contraste elegante con los muebles de color negro. Me siento en la cama y presento dolores en todo el cuerpo.
En algún momento tuve que haberme quedado dormida. Por lo menos el dolor de cabeza se me ha mitigado un poco. La puerta se abre y una mujer muy parecida a Cristal entra.
—Veo que ya despertaste, ¿cómo te sientes? —sus.bonitos ojos azul claro, me escudriñan con recelo.
—Digamos que mejor.
—Mucho gusto soy Estela Penott, la madre de Nick y Cristal —me quedo sorprendida, la mujer se ve muy joven para ser su madre, o es que la mía es muy vieja y por eso no me lo creo.
Reacciono un poco tarde, para estrechar su mano.
—Mucho gusto.
Sin liberar mi mano se sienta a mi lado, perforándome con su cristalina mirada. Tiene ese mismo peso en la mirada quue te hace sentir intimidado, como lo hizo Nick en la universidad.
—Ya mis hijos me han puesto al tanto de tu situación, algo complicada, por cierto —apresa mi mano con las suyas, no parece tener intención de soltarme, y eso es mucha más que inquietante. Esta familia es muy rara—. ¿Te habia pasando antes, lo que has vivido los últimos días?
—No, nunca. Ni siquiera creo que los fantasmas existan —intento que mis palabras sean convincentes. Pero, la existencia de Danny no parece tener una explicación distante a lo sobrenatural, tampoco haber visto a mi sobrina Ema, aunque todavía e queda otra opción y no es una que me guste. Me puedo estar volviendo loca. Amaia me ha repetido ya, una y otra vez.
Ella asiente pensativa, le da una palmada a mi mano.
—¿Por qué has accedido a verme, sino crees en nada… de lo que pueda decirte?
—Ah… bueno yo… han… Me siento contrariada con todo este asunto. No busco convencerme de que es lo que ocurre. Yo solo quiero… entender que paso. Las autoridades creen que mi hermana se suicido y… No puedo concebir esa idea.
—Entiendo, quieres respuestas. No importa el medio para obtenerlas siempre y cuando las autoridades estén erradas. Quizás, solo quieres que te digan lo que deseas escuchar. ¿Cómo serás objetiva si no crees, Danna?
Intento darle una respuesta de lógica, inteligente... pero mis labios no llegan a pronunciar ningun sonido. Ninguno de mis argumentos puede dar respuesta algo tan simple.
—No sé porque mi hija ha decidido ayudarte —suelta mi mano—. En mi opinión, y no es definitiva… Quizás cambie con una lectura de carta. Creo que vienes atada a muchos problemas, y todos ligados a la muerte. Por lo general, nunca tengo que recurir a otros medios… además del tacto para conocer lo que necesito de... quienes vienen por respuestas, ayuda. Como prefieras llamarlo—. Se levanta y camina hacia la puerta—. Tú, por el contrario, no me muestras nada. Como si un manto negro te cubriera de los pies a la cabeza, no tienes un pasado al que pueda acceder. ¿Recuerdas tu infancia?
Me toma unos segundo entender lo que ha dicho, pero si ya todo para mi es una locura, para que perder el tiempo en solicitar una explicación cuando al final, no creo.
—Pues no, algunas cosas no están en mi mente —como Danny, aunque, pude haberla creado por tanto estrés, duelo, yo que sé.
—Mmm. Bueno mis hijos estuvieron indagando en tu vida, querrás escuchar lo que tienen que decir.
Ya Nick me habia comentado sobre eso, hasta mi amigo Alexis esta involucrado.
—Creo que deberías comer algo, no es como si hubieras tenido un gran día.
Asiento y salgo detrás de ella hacia un pequeño pasillo. Cada palabra que ha pronunciado Estela me ha hecho pensar, cuestionar mi falta de creencia, seria más preciso. No debería tener dudas a estas alturas, cuando hace unas horas casi muero en la casa de Elena. Todo lo que ocurrio allí fue real, y para provarmelo a mi misma tengo las dolencias musculares.
Los chicos están en una pequeña sala de estar y me detengo al verlos; la señora Estela sigue, supongo que va a la cocina.
—¿Qué hay? —digo, mientras Alexis me mira frustrado.
—Tú golpeada por ser idiota —hace una diminuta
pausa entre cada palabra.
—Ya recuerdo por qué eres mi amigo —le digo sentándome a su lado.
Cristal, Thomas y Nick están frente a mí y sonríen por mi comentario. La señora Estela aparece con un plato humeante y lo coloca en mis manos, es caldo de pollo.
—Gracias —le digo y empiezo a comer, ya que estoy hambrienta.
Minutos más tarde, termino con la sopa y Cristal retira el plato de mis manos. Su madre ha desaparecido de la sala desde hace rato y Thomas está hablando por teléfono, imagino que con mi amiga. No me sorprende no verla aquí, una reunión para hablar sobre fantasmas no es algo en lo que ella participaria.
—Estuvimos investigando sobre tu familia y encontramos algunas cosas, interesantes —dice Nick.
—¿Cómo cuáles?