Sangre Negra

Capítulo 2

Eveleen:

La luz comenzaba a filtrarse por la ventana, anunciando un nuevo día, el sonido del despertador rompió el silencio.

Abrí los ojos, aquel innecesario ruido inundó mis oídos. A regañadientes, me levanto y tras vestirme, bajo a desayunar. Al sentarme en la isleta de la cocina, Alfred me esperaba con todo servido, listo para comer.

- Gracias Alfred, por cierto ¿dónde están Hyera y Kitty?

- Creo que la señorita Catherine, sigue acostada y la señora Hyera, aún no ha salido de su dormitorio.

Me tomo el café y tostadas, despidiéndome de Alfred, bajé al garaje, arranqué la moto y conduci hasta la facultad; una vez que aparco, entro al aula, saludando a mis compañeras.

La monotonía de las clases siguió su curso, la mayoría de los alumnos odiábamos la historia política, y la profesora tampoco ayudaba. Las primeras dos horas, pasaron con gran lentitud; hasta que finalmente llegó el tan esperado descanso.

- Oye chicos, que no se os olvide que mañana habíamos quedado para terminar el trabajo de latín.

- Sí, mañana nos vemos. Adiós Evy.

Me subo a mi moto y decido ir al pequeño lago a las afueras, una vez allí me siento en las mesas y me pongo con los trabajos. Tras unas horas, escucho un portazo a lo lejos y lo que parece ser la voz de un hombre gritando a lo lejos.

- Será idiota, ni que estuviera solo-. Murmuro enfadada.

Miro alrededor, en busca de donde proviene la voz, una vez que lo encuentro, avanzo hacia una antigua carretera, viendo a un hombre, bastante guapo a decir verdad, hablando por teléfono con un cigarrillo entre sus dedos.

- Oye idiota, ¿te crees que estás solo o qué mierdas te pasa?

- ¿Te has perdido? ¿O acaso prefieres que te aplaste, preciosa?

Sonrío de forma irónica mientras lo miro, algo que el muy idiota ni se molesta en hacer. Cierro los ojos y respiro profundamente, intentando tener paciencia.

- Tienes temperamento chica.... Supongo que es normal gritar para las mujeres, bueno, tal vez solo seas una cría. Simplemente cállate, sé una buena fémina y cierra tu boca.

A la mierda la paciencia.

- Vaya, he de decir que me has sorprendido, a parte de ser imbécil también eres un machista de primera, y yo que pensaba que no se podía caer más bajo - Lo miro y chasqueo los dedos a la altura de sus ojos - No sé si te has dado cuenta, pero la cara la tengo más arriba - Suspiro - Déjalo, no merece la pena malgastar tiempo contigo.

Me doy la vuelta y vuelvo a mi ensayo, aunque no pasa mucho tiempo cuando noto como se acerca y me levanta la barbilla.

- Mírame zorrita - Sonríe burlón.

Aparto su mano de mi barbilla con un manotazo y me levanto del sitio, ya me estaba empezando a cabrear. Agarro su mano y le hago una llave, haciendo que quede inmovilizado y sin ninguna forma de escapar.

- ¿Qué parte de "vete a la mierda" es la que no has entendido? Porque creo que he sido lo bastante clara - Susurro contra su oído.

- Sí, si te he escuchado, y deberías mejorar tu técnica, no me llegas ni a los talones.

Ríe deshaciéndose de mi agarre con facilidad y se acerca a la mesa, agarrando mis apuntes.

- ¿Esto qué es, las zorritas como tú estudiáis?

- ¿No tienes nada mejor que hacer? - Ruedo los ojos mientras le quito mis apuntes - No sé, vete de putas o algo y desfoga, que estás un poco tenso.

Noto como agarra mi cadera y me acorrala contra la mesa para posteriormente, tirar mis apuntes al suelo.

- Para ser sincero, prefiero leer a las mujeres - Desliza una de sus manos por mi cadera - Tienes buenas curvas, aunque hablas mucho, y eso no me gusta.

Aparto su mano de mi cadera mientras ruedo los ojos, este tío es un puto creído y un narcisista de primera. Me alejo de él y me agacho para recoger mis apuntes, se me ha hecho tarde por culpa de este gilipollas.

- A mí tú no me das la espalda.

Instantes después agarra mis hombros con fuerza mientras me tira encima de la mesa y empieza a estrangularme.

- Vamos cachorrita, grita. ¡Ruega por tu vida!

Veo como sus ojos se oscurecen, realmente está disfrutando esto. Me remuevo inquieta, intentado zafarme de su agarre, lo cual solo lo hace peor, puesto que aprieta aún más sus manos contra mi cuello.

Con algo de dificultad, logro agarrar el cuchillo que tenía escondido en el cinturón y se lo clavo en la pierna, provocando que lance un aullido de dolor y me suelte.

- Esto me gusta - Murmura mientras me muestra una sonrisa ladeada y me agarra del pelo - No te escaparás tan fácilmente cachorrita.

Me acorrala y acerca el cuchillo a mi cuello, bajando lentamente hasta mi torso, dejando un rastro de sangre tan fino como el hilo.

- Salada como el metal.

Pone sus labios en mi cuello, lamiendo un poco de sangre que caía de el.

"Puto sádico"

Cuando finalmente me suelta me acerco a él y le doy un puñetazo en la cara, seguido de un gancho en el hígado

- Si crees que eres el único que puede ser un hijo de puta, estás muy equivocado - Murmuro en su oído mientras le doy un rodillazo.

- Oye... Eso es caer bajo... Pero es divertido cachorrita - Rasca su nuca mientras me mostraba una sonrisa socarrona - A estas horas una dama como tú no debería andar sola por la calle. Así que... ¿Dónde está tu casita de perra?

Bufo cansada ¿este tío no aprende nunca o qué? Uso mis poderes y hago que unas ramas lo aten por las extremidades a un árbol, una vez que está bien atado me aproximo a él.

- Espero que no te resfríes muy fácilmente - Lo miro fingiendo preocupación - Estas ramas son las más resistentes del mundo, capaces de aguantar incluso tornados, así que espero que estés cómodo, porque vas a necesitar suerte para escapar.

Sonrío burlona mientras me subo en la moto y conduzco hasta llegar a casa, dejando a aquel chico desconocido atado al árbol.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.