Sangre Púrpura

Capítulo 29. Una triste verdad.

Por la mañana, mientras desayunamos, una carta se desliza por debajo de la puerta de entrada y llega por sí sola hasta nuestra mesa. He visto tantos objetos moviéndose que ni me sorprende uno más. Violet la recoge y al abrirla el sobre cae inerte. La leemos con detenimiento y resulta que Alessio, después de pensarlo mucho ha decidido enseñarnos a ambos el motivo por el que no deberíamos trabajar para Halley y nos ha citado en el cementerio hoy mismo a las 12.

No dudamos en dirigimos a la cita y una vez allí, ni siquiera Manzano toca tierra. Me deja y se retira trotando del lugar, seguido de cerca por Burra para calmarlo. Violet y yo decidimos dejarlos partir.

El cementerio se extiende en silencio, como un océano de lápidas y monumentos funerarios. Flores frescas y coronas marchitas decoran los espacios dedicados a los fallecidos. Los caminos empedrados serpentean entre las tumbas, bordeadas por altos árboles oscuros, donde el trino de los pájaros se mezcla con el susurro del viento entre las ramas. Se me eriza la piel, en cambio Violet parece muy tranquila, incluso curiosa, investigando las lápidas a su alrededor.

—¿Por qué enterráis a vuestros muertos? —pregunta examinando las lápidas.

—Porque así tenemos un lugar donde rezarles y recordarles. ¿Vosotros no lo hacéis?

—Nuestros cuerpos físicos se convierten en arcilla, así que los guardamos en nuestros hogares en conmemoración, mientras que el cuerpo astral es absorbido por la tierra y forma parte del mundo. No necesitamos enterrarnos.

Obviamente no, ellos al morir son su propio monumento, resulta tan poético como perturbador.

Encontramos a Alessio vestido de negro por completo ante una tumba, adornándola con flores amarillas. Con un gesto, las hace moverse y danzar alrededor de la lápida. Mientras este le habla a la piedra.

—Hijo, te he traído un baile nuevo, más alegre. Ojalá lo disfrutes.

Me entristece ver cómo sigue buscando arrancarle una sonrisa a su hijo, incluso más allá de la muerte, como si aún lo tuviera frente a él. Las lágrimas ruedan por mis mejillas y me las seco con la mano. Por su parte, Violet se queda absorta en la danza de las flores, sus ojos se llenan de lágrimas que finalmente caen en silencio.

Alessio se percata de nuestra presencia y abraza a Violet para consolarla. Por un instante, nos quedamos los tres en silencio e incluso las flores parecen detenerse para consolar a Violet, acariciando sus botas con sus hojas.

—Sucedió hace mucho —explica él—. Un ente deforme mató a mi hijo.

—Perdón —dice Violet con la voz quebrada, aferrándose a Alessio.

—No es tu culpa. Halley es el verdadero culpable. Fue él quien envió al ente para darle muerte. Arruinó mi existencia y la de mi esposa, quien incluso comenzó a rendir culto a los entes con la esperanza de que le devolverían a nuestro hijo. Y su dolor la llevó a alejarse de mí, llevándose consigo a nuestra hija todavía en el vientre.

Enseguida me viene a la mente la madre que nos atrapó en su casa para darnos de comer al ente, ella también tenía una hija. No me puedo creer que sea ella, es mucho suponer. En todo caso, lo que importa ahora es saber si Halley en verdad es el verdadero culpable. Me cuesta creer que realmente oculte algo tan macabro como un asesinato.

—Si estás tan seguro de que fue él, ¿por qué no lo habéis enviado a la cárcel?

Alessio se aparta de Violet y suspira frustrado. Se pasa una mano por el cabello antes de responder:

—No tengo pruebas. Sin embargo, estoy convencido de que ha sido él, su adoración por los entes roza lo enfermizo. Lo vigilo con mis objetos animados y tengo conocimiento de que celebra reuniones con otros seguidores de los entes. Precisamente hoy, en su propia casa, lleva a cabo otra de estas congregaciones y mi deseo es descubrir quién es el cabecilla de la secta antes de dar caza a Halley. No obstante, sus entes lo resguardan, no puedo llevar esto solo. Por eso quería que me ayudarais.

—Pensé que solo querías la ayuda de ella —digo señalando a Violet con la cabeza.

—¿No se lo has dicho, Violet? Tras el incidente en el lago, cuando nos retiramos. Ella logró persuadirme de que te otorgara una oportunidad. No me decepciones ahora.

Violet me mira con los ojos hinchados después de secarse las lágrimas. A veces las apariencias son engañosas, Violet me ha demostrado que es más empática de lo que parecía por su odio hacia los humanos. En cambio, Halley siempre ha parecido inocente, ¿y si nos ha estado engañando? Es cierto que sabe mucho sobre los entes y es obvio que los admira, pero quizá no sea tan obvio que los usa para sus fines. Al fin y al cabo, busca despojar a sus hermanos de sus objetos mágicos, quizás con el fin de dejarlos desprotegidos y más expuestos a posibles ataques de entes. Estoy empezando a dudar.

Alessio nos insta a seguirlo. No nos conviene que tenga razón acerca de Halley; necesitamos que termine de arreglar la llave. Sin embargo, si está en lo correcto y realmente mandó a matar a su propio sobrino, no tendremos otra opción más que tomar medidas.

Llegamos al frente de una casa de ladrillos rojos. Desde la ventana, vemos a Halley en el salón empapelado de naranja, junto a cuatro hombres de bigotes extravagantes y ropa hortera, riendo y charlando desde sus asientos. Nos alejamos de la ventana y nos dirigimos hacia una esquina que conecta con una calle más estrecha.

Alessio se ajusta el guante a la mano y nos mira de reojo.




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