Sangre Púrpura

Capítulo 40. ¿Amor o guerra?

Tras varios días, Violet finalmente se ha recuperado. Zane nos ha invitado a quedarnos en su posada y, antes de partir hacia allí con él, agradecemos a Halley por su hospitalidad y nos despedimos del gatito, acariciándole la cabeza. El gatito responde con un ronroneo.

Nos subimos a Burra y Manzano y nos dirigimos al teleférico. En los quioscos, los titulares anuncian la condena de Giovanni por prácticas mágicas ilícitas, soborno de las autoridades, asesinato encubierto y fraude fiscal. Parece que la justicia por fin ha servido de algo.

Seguimos nuestro camino y, en la estación, nos encontramos con Selene, quien ha recuperado sus gafas con el único propósito de deshacer las transformaciones injustas que había causado. Sarabeth la ayuda junto con el pintor. Esta le solicita empleo en el restaurante y Selene le ofrece un puesto como asistente en la cocina, propuesta que su hermana acepta con una sonrisa y lo celebra abrazándose. Me alegro por ellas, ahora Selene tendrá un apoyo y Sarabeth podrá tomar las riendas de su propia vida.

Descendiendo por el teleférico hacia el distrito central, en nuestro trayecto hacia la posada de Zane, nos topamos con Alessio, quien, vestido con su disfraz de arlequín, entretiene a los niños con algunos juegos. En esta ocasión, el único objeto animado es el osito de su hija quien hace de ayudante, mientras su niña se ríe de todas sus bromas en primera fila. No queremos interrumpir y seguimos nuestro camino hasta alcanzar la posada.

Dejamos a Burra y Manzano en el establo, donde acercan sus hocicos como si se brindarán un beso. Todos parecen encontrar su final feliz, incluso Zane; se puede ver desde la calle como se besa con una nueva amante, justo antes de que cierre las cortinas. Ese final es el único del que no deseamos ser testigos y coincido con Violet en ir de paseo y regresar más tarde.

Nos detenemos en un parque y, con el crujido de las hojas secas bajo nuestros pasos, nos sentamos en un banco de hierro forjado. Respiro hondo el olor a tierra húmeda para llenarme de valor; no podemos ignorar el hecho de que tenemos la llave reparada y no debemos posponer más el tema.

—Violet, tenemos que hablar de la llave.

—No seas impaciente —dice mientras oculta la llave que cuelga de su cuello con las manos—. Todavía tenemos muchas cosas que explorar juntos antes de tomar cualquier decisión. He pensado en todo: ir a la ópera, montar en bicicleta, un viaje en barco, probar cada postura del Kamasutra, un paseo romántico en carruaje…

—Aguarda, ¿qué habías dicho antes de lo último?

—¿Eh? Un viaje en barco.

—Eso no… Bueno, no importa. No trates de desviar el tema. Tenemos que centrarnos. El destino del reino depende de nuestra decisión, y nuestra relación también.

Violet suspira con resignación, cierra los ojos un breve instante y al abrirlos me mira con firmeza. Entonces suelta la llave y la deja caer sobre su pecho.

—Entes y humanos hemos sido enemigos durante décadas —explica con serenidad—. Y pensaba que los entes podríamos ser libres en este mundo si me deshacía de la crueldad e ignorancia humanas. Pero en realidad he aprendido contigo que, aunque los humanos seáis imperfectos, como los hermanos Bianco, Zane o tú mismo, no todos merecéis que os exilien. Yo también soy humana.

Un nudo se libera en mi pecho al escucharla y tomo sus manos con una nueva esperanza.

—Y yo he aprendido contigo que no todos los entes son peligrosos y no todos merecen seguir escondiéndose por miedo a ser rechazados o algo peor.

Violet sonríe emocionada, mientras una brisa fresca mece su cabello.

—Arturo, si nosotros hemos aprendido a convivir, podemos enseñarles a otros entes y humanos a hacerlo. Por tanto, propongo que trabajemos para una alianza entre nuestras especies y, cuando estemos seguros de que es el momento adecuado, abrir la grieta con la llave y unir nuestros mundos. ¿Tú que piensas?

—Que es muy complicado — admito, mirándola a los ojos—. Solo mantenernos nosotros dos juntos ya es un desafío por culpa de mi familia y eso sin mencionar nuestras diferencias. Imagínate querer aunar a miles, no, a millones en paz. Es imposible.

—Tenemos el poder para hacerlo posible con la llave —responde ella inclinándose hacia mí—. Juntos, como una pareja, si aceptas.

Su cálido aliento a milímetros de mis labios me estremece como la primera vez y como será hasta la última. Su pasión me atrae tanto, que soy incapaz de negarme. Si lo logramos, podríamos establecer una alianza que nos beneficie a ambos mundos. Sin embargo, si fallamos en el intento, podríamos provocar una guerra interminable y sin retorno, donde el azul del firmamento será eclipsado por el rojo de la sangre derramada…No, no debo inquietarme tanto, podemos lograrlo.

—Sí, de acuerdo, juntos intentaremos hasta lo imposible.

Violet sonríe y, por un instante, nuestras miradas ilusionadas se encuentran antes de cerrar los ojos y fundirnos en un suave beso. Mientras la llave que nos ha unido reposa junto a los latidos intensos de nuestros corazones.




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