Sangre Púrpura

Capítulo 4

Georgia empujó a Lady Catherine y ésta cayó al suelo.

Tenía que hacerle entender de una u otra forma que lo de ellas pertenecía al pasado y fue prácticamente su culpa. Ella no se daba cuenta todo el daño que le producía si quiera verla, que lo recuerdos que tenían juntas eran pocos pero que para ella había llegado a ser lo más maravilloso del mundo.

 

A Georgia se le llenaron los ojos de lágrimas—Tú fuiste una maldita egoísta. Dices que “No tuviste otra opción”, que te presionaban como si fueses la víctima de todo esto ¿Por tú mente no pasó que a mí me pasaba exactamente lo mismo? ¿Qué Westhampton y mi abuela me llevaban a cada maldito baile para casarme? —Catherine se colocó de pie lentamente—Todo el tiempo me mantuve firme en mi decisión, porque pensaba en las dos, que algún día podríamos vivir solas en cualquier lugar del mundo. Yo, Catherine pensaba en nuestra felicidad, yo iba a pasar por encima de mi familia ¡Por encima de Westhampton! Que tú más que nadie sabe lo que hizo por mí hermana y por mí. Pero eso a ti no te importó

—Georgia yo…

—¡No he terminado! Lo peor de todo es que te comprometes con Addington y no tuviste la decencia de decírmelo; eres una hipócrita y no quiero volver a verte. Por tú bién será mejor que no me busques, no quiero que me mires porque no respondo de mí.

Catherine negó con la cabeza y dio media vuelta, en ese momento se abre la puerta y entra Iuola con una criada, Catherine pasa junto a ellas y se marcha.

—¿Qué pasó? —le preguntó su hermana pequeña. Georgia le dio la espalda—Sophie llévate eso—le ordenó Iuola señalando la bandeja

—Si mi lady—le dijo la criada—con permiso

Iuola se acercó a su hermana e hizo que esta la mirara—¿Qué te hizo esa mujer hermana?

Georgia negó con la cabeza y se limpió las lágrimas—Nada

—Tú no eres de las que llora por que sí ¿Qué te dijo? Dímelo

Ésta negó con la cabeza—Lo siento Iuo… no puedo.

Su hermana la abrazó—Está bien. Sólo quiero que sepas que te amo y que estoy aquí contigo

Georgia se separó de ella y la miró—Algún día estaré lista para contarte pero hoy no

Iuola asintió—Está bien—Georgia se limpió las lágrimas con un pañuelo y se sonó la nariz—¿Sabes? De camino acá había un hombre en el vestíbulo

Georgia frunció el ceño—¿Un hombre?

—Sí y había otro, salió de este pasillo. Creo que estaba husmeando por ahí, debiste verlo era un gigante. Podía medir unos tres metros

Georgia sonrió—No seas exagerada

—El “Gracias” lo dijo en un acento muy extraño—Georgia la miró—Tenía la barba algo bien cuidada. Pero el que estaba en el vestíbulo era lindo—su hermana mayor la miró divertida—¡No me mires así! Los únicos hombres que he visto a lo largo de mi vida son mis hermanos y algunos mozos de cuadras. Tú me dices que Uriel es guapo entre la sociedad y siempre he pensado que si ese idiota es guapo no quiero ver los feos  

Georgia se echó a reír—Falta poco para tu presentación, podrás ver a muchos hombres guapos

—Eso espero

—Por lo pronto quiero ver al gigante ¿Dónde está?

Iuola se echó a reír—No me vas a creer con quién está

—No puede ser ¿Con Wolf?

—Exactamente

Georgia hizo una mueca y tomó la mano de Iuola—Le diré que te llevaré a comer helado y podremos ver al gigante y al lindo.

Su hermana sonrió—Está bien

Ambas salieron de Westhampton Room y se cruzaron con Marco.

Este les hizo una reverencia—¿Desea que mande a ensillar su yegua?

Georgia negó con la cabeza—No Marco, quizás preparar el carruaje. Le pediré permiso a Westhampton para llevarme a Iuola a la heladería. Está en su biblioteca ¿cierto?

—No mi lady, él se encuentra en el estudio con unos invitados

Ambas hermanas se miraron—¿Sabes quiénes son? —le preguntó Georgia



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En el texto hay: gay, nobleza, novela historica

Editado: 11.09.2018

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