De tú respuesta depende si decido matarlo o no.
Georgia recordó las palabras de Robert en aquella habitación. Eso le sacó un suspiro mientras bebía una taza de té en compañía de Iuola y su abuela.
Ese hombre me saca de quicio, pensó ésta irritada. Le molestaba la confianza que mostraba aquel tipo a pesar de su condición de americano. Daba a relucir que no le temía a nada ni a nadie.
Eso le molestaba y le encantaba a la vez.
—Deben ser ellos—informó Iuola mientras se llevaba una taza de té a los labios.
—Los mocosos que vendrán a pasar la tarde son hijos del pupilo de Lady St. James ¿No es así? —quiso saber su abuela
—Es así—le respondió Iuola
—¿Cómo es que ustedes tienen relación con ella?
Ambas hermanas se miraron y se llevaron la taza de té a los labios.
—Ellos fueron a la Hastings Summer Week—le respondió Georgia—y la mayoría de las actividades fueron con ellos
—Desconocía que Lady Hastings fuese cercana a Lady St. James—comentó su abuela—después de todo son diferentes círculos
—La condesa de St. James tiene una respetable reputación—le informó Georgia
—La cual el conde se ha encargado de mancillar. Aquel título está manchado a más no poder—espetó ésta—Es una pena que el conde haya resultado ser un vividor, por suerte tiene a este muchacho. Es una lástima que sea americano
Iuola dejó la taza de té en la mesita—No se puede juzgar a otros por cosas que no pueden cambiar
Su abuela la traspasó con la mirada—Silencio. Eres muy joven para entender
Ésta se limitó a comer una rebanada de pan y se abstuvo de comentar nada.
En ese instante Marco entró al salón e hizo una reverencia.
—El señor Harris y sus hijos están en el vestíbulo mi lady—informó este
—Hágalo pasar—le ordenó Georgia
—¿Te has vuelto loca Georgia? —le preguntó Lady Agatha—Recíbelos en el vestíbulo, este es el salón privado de la familia y no es un invitado deseado
Georgia le lanzó una mirada llena de irritación a su abuela y a continuación se puso de pie.
—Voy contigo—le dijo su hermana
—Ni siquiera lo pienses Iuola, no puedes estar cerca de esos hombres—le ordenó su abuela
Ésta se acercó a Iuola y depositó un papel en su mano. Georgia lo apretó en un puño mientras le lanzaba una mirada asesina y su hermana le devolvió una suplicante.
—¿Qué sucede? —preguntó su abuela
Georgia escondió el papel y miró a su hermana.
—Iré a recibir a nuestros invitados, ya regreso
Ésta dio media vuelta y se fue. Le preocupaba que tan enamorada estaba su hermana, aunque ésta insistía en que estaba bién no le creía en lo absoluto.
Reprimió la tentación de abrir la nota y avanzó con paso rápido. Al cruzar el umbral se encontró con tres hombres y los niños.
Reconoció al señor Shaw y al Robert Harris; el tercer hombre estaba de espalda observando una pintura.
Georgia miró a Harris, este hizo su habitual sonrisa estúpida y ella rodó los ojos.
—Lady Georgia—la saludó este mientras se acercaba a ella y le daba un besamanos.
—¿Cómo le va? —le preguntó ésta sin mirarlo
—Excelente
El señor Shaw hizo lo mismo—Mi lady
Georgia aprovechó el gesto para depositar en su mano la nota.
—Señor Shaw—se limitó a decir ésta
Él la miró interrogante mientras guardaba la nota en uno de sus bolsillos.
—Lady Georgia tengo el honor de presentarle a uno de mis socios, Cameron Bright proveniente de Bristol pero que ha vivido varios años en los Estados Unidos—le informó Harris
El hombre dio media vuelta y la miró. Era casi tan alto como el Robert, tenía el cabello largo y lo sujetaba en una coleta; su tez estaba bronceada, sus ojos negros eran grandes y poseía largas pestañas.
Georgia tuvo que aceptar que era muy guapo.
Este le regaló una sonrisa—Es un placer mi lady—le dijo este mientras le hacía una reverencia.
Ésta asintió pero no le dijo nada. A continuación miró a los hijos del señor Harris.
—Hola mocosos—los saludó
—Hola mi lady—le dijo Max con una sonrisa
—Le agradecería que me llamara por mi nombre—le dijo Freyja mientras le lanzaba una mirada mordaz—Para eso lo tengo
Escuchó al señor Harris suspirar y ésta le sonrió a la niña. A continuación miró a los tres hombres.
—¿Se quedarán a tomar el té?
—No podemos—se apresuró a decir Robert—Tenemos una reunión justo ahora
—Yo no tengo ningún problema—comentó Cameron mientras miraba a Georgia. Ésta alzó las cejas.