Sangre Strigoi

Capítulo 7

Rumania, en un antiguo hotel.

Meses atrás, el profesor Gernot recibió una carta taquigráfica que lo dejó sin palabras. La esperanza que tenía de haber terminado con aquellos seres de la oscuridad se vio destruida en cuanto la leyó.

En ese momento no supo qué era lo que estaba pasando, se sintió confundido y destruido por dentro, ¿cómo pudo ser tan ciego durante tantos años? Durante 23 años había buscado y dado caza a decenas de vampiros con tal de mantener a salvo a su única hija a quien tanto deseaba volver a ver y cuándo al fin lo hizo, cuando la miró por primera vez en Beckov hace ya seis años, su pulso se aceleró y la preocupación regresó a él. Ella a quien tanto amaba regresaba a él pero a la vez, volvía a estar expuesta a un peligro mortal.

Gracias a Jesper y a su fe, había logrado mantenerla a salvo hasta que descubrió la enorme mentira en la que estaba viviendo. Su confesión no había servido de mucho ni muchos menos el día en que le dijo el nombre del vampiro que la había marcado para siempre. El dolor de saber que conocía a Nicolav Báthory fue tan inmenso que para él el mundo se detuvo, el saber que se había entregado a él y que había recibido el bautizo fue un duro golpe para Gernot. Se suponía le había confesado todo para mantenerla a salvo pero solo funcionó por un momento porque, su plan se vino abajo en cuanto la vio tendida en la cama con heridas en el cuello. Esa noche su corazón se destrozó.

Poco después, ella tuvo que confesarse con su padre y le comentó sus intenciones, fue cuando volvió a creer en ella y a darse cuenta que tenía las mismas habilidades que su madre, Sarah era igual de bella e inteligente como lo era su difunta esposa. El plan se ideó y solamente tuvieron que esperar y esperar hasta que el momento llegara.

El baile victoriano era la oportunidad perfecta para ellos. Iban a matar a los vampiros por fin, pero lo que no pensó fue que existieran dos hermanos, que el vampiro al que perseguía tenía un aliado que a su vez había convertido a las amigas de su hija. Esa noche la pelea se hizo presente y lograron matar a una neonata, pero Caroline escapó y desde entonces, no habían sabido nada de ella a excepción de sus hijos oscuros y las víctimas a las que había asechado. El secuestro de Sarah aquella noche le hizo entender que, a pesar de haber sido traicionado por ella aún la amaba y que no permitiría que nada le pasara, mucho menos cuando al fin la había recuperado, a ella y a su cariño.

Atrapar a Nicolav había sido un paso importante pero no podían matarlo, no ahora, porque él sabía exactamente a dónde la habían llevado, pero desconocía la razón del secuestro. Nicolav los había tomado por sorpresa dejándolos solos en el bosque intentando soltarse los amarres, desconociendo lo que sucedería en ese castillo.

No fue cuando Sarah apareció con el vestido ensangrentado que comprendió que todo había terminado por fin, que el bien había vencido y que podrían ahora vivir en tranquilidad.

¡Ah, pero qué grave error cometió!

Ese día solamente había sido el comienzo del verdadero peligro.

Comprendía que la única manera de vencer al enemigo era unirse a él. La carta decía eso, la carta se lo ordenaba y lo señalaba como si fuese una profecía próxima a cumplirse.

El terror lo invadió tal como la última vez.

Su esposa le dijo una vez, estando a punto de dar a luz que pasara lo que pasara, quería recibir la muerte de su mano. Abraham se estremeció al recordar sus palabras. Si eso significaba terminar con la vida de su hija… ¡No! Quería desechar esa imagen de su cabeza, tendría que haber otra forma, otra manera que no terminase en muerte, ¿pero cuál?

Abraham se sentó sobre el escritorio y sacó su diario de campo, tenía que escribir y sacar de él sus pensamientos, tenía que desquitarse con algo y qué mejor manera que hacerlo con el papel y el bolígrafo. A su lado, en la cama, Jesper descansaba del ajetreo del viaje.

«¡Pobre muchacho!», pensó al ver como su pecho se elevaba y descendía.

Cogió el bolígrafo y comenzó a escribir:

 

Diario de Campo de Abraham Gernot

1 de abril

«He pensado seriamente acerca de mi escritura. Escribir la fecha sería peligroso, por esa razón he optado omitir el año… por seguridad. No puedo explicar claramente esta situación, pero lo trataré de hacer para no perder la cordura. […] Jesper duerme en estos momentos, por ahora hay que satisfacer las necesidades fisiológicas, debemos estar descansados para lo que se aproxime, pero yo no puedo conciliar el sueño, de lo contrario no estaría escribiendo esto a estas horas. Pero a él, sí, a Jesper lo necesito con fuerzas y ánimos a proseguir.

Por ahora, lo importante es verificar ciertas muertes. A pesar de lo que el muchacho diga o piense, conozco la verdad, una que me avergüenza escribir, no por temor al qué dirán de mis colegas..., sino por mi hija.

Las sospechas de Jesper con respecto a las muertes de los hermanos Báthory han obstaculizado el camino, mi meta, pero ahora, que estoy a solas con este cuaderno he de confirmar que desconozco cuál de los dos sigue con "vida", si es que se le puede considerar de esa manera, prefiero el término no-muerto. ¿Donovan o Nicolav?

[…] A estas alturas me arrepiento de mis actos y haber obligado a mi hija a cometer tan sangriento crimen, la he corrompido de la manera más brutal que pude pensar, de la que he sido capaz. Solo espero que en su corazón no pese el dolor de haber atravesado una estaca en el pecho de Nicolav Báthory.




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