Sangre sucia.

Prólogo.

<<Miremos ésto desde la siguiente perspectiva (porque sí que me gusta imaginar cosas que sólo los dementes dentro de un sanatorio verían en sus pensamientos): Soy como una cazadora en un bosque todo frío y nublado que corre detrás de un venado, un venado que no se deja atrapar con nadie, un venado salvaje y astuto. Ese venado eres tú. De modo que ando con mi arco y las flechas, apuntándote en cada parada, pero cuando suelto el objeto mortal en un disparo, inmediatamente lo esquivas, echándome en cara que soy pésima consiguiendo lo que quiero. Vuelves a detenerte en otro claro del bosque, como exponiéndote y dándome la oportunidad cumbre para poder dar en el blanco; y justo cuando suelto la otra flecha, te escurres en la niebla, totalmente intacto, haciéndome correr detrás de ti para no perderte de vista, hasta sentir que ya no puedo más. Y en realidad, no eres lo que supongo, un típico venado salvaje y mañoso, eres una bestia que sabe perfectamente qué es lo que está haciendo, sabe perfectamente que puede regresarse y de una embestida con sus cuernos puede dejar a la cazadora clavada en algún árbol hasta verla morir, o bien puede conducirla hasta un acantilado y desde allí acorralarla hasta que caiga por el precipicio, porque es evidente que la cazadora carece de inteligencia y la lógica necesaria para enfrentar a semejante ser de cuatro patas y enorme tamaño. Así que prefieres jugar con ella; divertirte un poco viendo obrar a esa mujer con actitud de niña caprichosa que corre detrás de algo que no podrá conseguir. Jugar con ella hasta aburrirte y decidir desaparecer definitivamente. >>

              Eso pensó Renacer, de espalda sobre su cama, mirando fijamente el techo blanco de su habitación. El reloj de la pared regalaba un sonido casi inaudible conforme marcaba los segundos y el ambiente tenía un ligero olor a madera que acariciaba las fosas nasales de cualquiera, mientras que afuera la fresquedad de una noche de verano envolvía a todo el poblado de Kraninton, lugar rodeado de montañas frías y sombrías durante casi todos los días del año, perteciente al estado Hupofell, al norte de una productiva y desarrollada nación que lleva por nombre Domening.



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En el texto hay: miedo, secuestro, sangre

Editado: 28.04.2020

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