Sangre y Guadaña

Capítulo 4

Después de dejar el estacionamiento, mis ojos permanecieron la mayor parte del tiempo en el espejo retrovisor del auto, sin embargo, todo lo que podía ver era mi propio reflejo y los autos que se colocaban detrás de nosotros o intentaban rebasar. Solo se me ocurrieron dos explicaciones: la primera, el cuento de Alicia es real y yo soy su descendiente que ahora debe viajar por el agujero del conejo; la segunda, mi cabeza se dañó con la caída más de lo que los médicos dijeron.

¡Genial! Lo último que necesitaba mi hoja de vida eran delirios y alucinaciones.

Tomé otra porción de pizza de la caja que estaba justo frente a Jayden, quien, para agrandar mis problemas, volvía a tener la misma pesadilla otra noche más.

—No importa que método usemos, pero esto no puede seguir así. ¿Qué pasa si esto es una especie de premonición?

—Puedes estar tranquila. Dudo mucho que Ali pueda llegar a convertirse en la próxima reina de los vampiros en el futuro —dijo Jayden con una risita burlona.

Me encogí de hombros. —Ahora que lo mencionas, empieza a intrigarme la idea.

Lexy rodó los ojos y se quedó inmóvil, sosteniendo su pedazo de pizza en el aire.

—Espera… No estarás pensando realmente convertirte en un chupasangre, ¿verdad? Porque si es así, puedo asegurarte que no tengo buen sabor. Claro que también podrías optar por una dieta vegetariana a base de animales.

—¿Qué tiene de vegetariano comer animales?

La sonrisa de Jayden se hizo más grande mientras le daba otro mordisco a su pizza.

—Lo vi en una película y me pareció lógico. Normalmente se cree que los vampiros se alimentan de sangre humana, pero los animales también tienen sangre, ¿o no?

—Es verdad, sin embargo, eso no es lo único que los hace vampiros. Ellos también tienen debilidades. ¿Lo olvidas?

—No. Recuerdo muy bien que entre ellas están la luz solar, el ajo y morir por una estaca de madera en el corazón.

Rodé mis ojos. —Sabes que eso mataría a cualquiera, ¿verdad?

—Sí, pero aun así no deja de ser un cliché en los libros de vampiros.

—¿Qué me he perdido? —preguntó Jenny, mientras se sentaba a mi lado.

Di otro bocado a mi pizza, ignorando la pregunta. De todos modos, ya podía imaginar hasta donde podían llegar esos tres juntos sin mi ayuda.

—No mucho. Solo discutíamos los pos y contras que tiene Pan como la futura reina de los vampiros —respondió Jayden lanzando una risita.

Jenny puso los ojos como platos. —¡Por Dios, Ali! ¿Recuerdas cuándo y quién te ensartó los colmillos? Puede que aún hallemos un antídoto.

Dejé escapar una pequeña risa. —¿Quién sabe? Quizás es una habilidad innata que aún no he descubierto.

—Pues, aunque seas un vampiro innato, sospecho que hay alguien más que disfrutaría en beber tú sangre hasta la última gota —dijo Lexy tomando el último trozo de pizza de pepperoni y dirigió su vista en dirección contraria de nuestra mesa. Afortunadamente estaba fuera de mi línea de visión, evitándome así una indigestión. — Como, por ejemplo, Señorita Todo Perfecta que acaba de llegar a su mesa. ¿Creen que los problemas con Aarón continúen? Me refiero a que últimamente casi no los he visto juntos ni nada de eso. ¿Ustedes que piensan?

—Me tiene sin cuidado lo que suceda en la vida de Carmen —respondí.

—Pero si con lo que suceda en la de Aarón, ¿o me equivoco?

El comentario de Jayden me provocó un ataque de tos.

—No te cansas de lo mismo, ¿verdad? —le recriminó Jenny mientras me golpeaba la espalda en un intento de salvar mi vida.

—Yo solo digo lo que pienso. ¿O van a decirme que no ha habido chismes al respecto?

Jayden me guiñó un ojo y se encogió de hombros.

—Los chismes únicamente han mencionado que Aarón está interesado en una chica de nuestra clase. Nunca he oído que se haya mencionado el nombre de Ali precisamente —le corrigió Lexy cruzándose de brazos.

—En eso tienes razón, pero también debemos de tomar en cuenta los mensajes subliminares. ¿Recuerdan que a inicio de año estuvo preguntando varios días por alguien llamado Alisa?

—Cierto, hermanita. Y si mi memoria no me falla estaba siendo demasiado explicito como para tratarse de una coincidencia. ¿Tú que dices Pan? ¿Conoces a otra chica con la que compartas nombre?




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