Capítulo 1
Aquella noche fría la luna se revestía de un vibrante color rojo carmesí, como si esta misma se hubiese teñido de sangre, era como ver atravez de su reflejo un inmenso mar de sangre que cubría su manto blanco. Aquella noche caótica en aquel recinto alejado del pueblo en los aposentos de uno de los grandes señores de la nobleza, habitaban un centenar de esclavos que trabajaban para él, quiénes a su vez se preparaban para pasar una de las noches más frías de la historia. La nieve caía sin cesar sin la más mínima pizca de consideración para aquellos que tendrían que soportar aquel boras frío, detrás de aquellas celdas lúgubres y rejas oxidadas en algún pequeño y sucio rincón se encontraba una niña, con una hermosa cabellera blanquecina y piel como la nieve, a pesar de que su cuerpo se encontrase amordazado por aquellos grilletes, su belleza se mantenía intacta, era tan hermosa que cuando las doncellas de la nobleza la veían por primera vez sentían envidia de ella, y como no tener envidia de ella, si sus labios eran de un hermoso color rosado, mientras que sus ojos eran grises, sin mencionar que aquel color era considerado como la segunda cosa más bella de mundo, mirar sus bellos ojos era como ver el color natural del cielo nublado y a la misma vez era como encontrar una calma infinita.
Aquella noche se encontraba tirada en el suelo tratando de sobrevivir al inmenso frío que arremetía sin clemencia, sus ojos se cerraban lentamente, poco a poco perdía la conciencia, mientras que ella no hacía nada para impedirlo, pues su sentido de la vida lo había perdido. Para que vivir si su vida no le pertenecía, era tratada como un animal, y en ocasiones muchas veces peor que un animal, no existia nada que la motivará para mantenerse con vida, el mundo cruel en el que vivía había calcinado por completo sus deseos de vivir, solo deseaba su libertad y la única manera de conseguirlo era dejando de existir, sin embargo nunca imagino que el acontecimiento que estaba apunto de suceder cambiaria por completo el rumbo de su vida.
Un estruendo fuerte he imponente retumbo sobre las anchas paredes de su celda, provocando que su ojos se habrían de golpe, de no haber Sido por aquel ruido grotesco, no hubiese sido conciente del humo que se colaba sobre su celda, definitivamente algo había pasado, el ruido ensordecedor y grotesco no era normal, aquel pensamiento viajo por su pequeña cabeza, se levantó lentamente y camino hacia las rejas para poder observar más de cerca, para su sorpresa su celda está abierta, su razonamiento no alcanzaba a comprender que era lo que pasaba, en que momento había sucedido tal acto, entonces recordó que hasta hace apenas unos minutos estaba apunto de perder la conciencia, sin saber que hacer se quedó inmóvil por unos segundos, hasta que vió a una mujer correr con desespero, por su apariencia sucia y andrjosa fue fácil imaginar que era una esclava al igual que ella.
"¡Corre niña!" "¡eres libre!" Grito la mujer para luego seguir corriendo.
Fue en ese momento en el que su cuerpo respondió sigilosamente, aunque seguía sin entender que era lo sucedía no le restó importancia, solo tenía en mente una palabra "libertad" al fin iba a ser libre, se dispuso a correr sin mirar atrás buscando la salida, olvidando por completo su dolor, el fuego arremetía sin piedad, todos corrían con desespero buscando la salida más próxima, cuando por fin logro encontrar la salida que la llevaría a la superficie, una baño de sangre y desgracia la esperaba, los cuerpos de sus compañeros yacían en el suelo, mientras que otros luchaban desesperadamente por su libertad, el miedo la hizo acorbarse, retrocedió dos pasos y se quedo inmóvil como si su alma se hubiese desprendido de su cuerpo, que podía hacer ella, tan solo era una niña, sus pensamiento traicioneros provocaban que su cobardía creciera sin medida, sin embargo giro su cabeza y miro aquellas celdas sucias, donde se encontraba comprimido todo su dolor, si se acobardaba todas aquellas noches de llanto en las que le rogaba al creador que tuviese piedad de ella serían tiradas a la basura, si escogía quedarse tarde o temprano moriría, y si decidía escapar era como cavar su propia, tumba pero era mejor morir intentando ser libre que morir siendo una esclava corrío como si no existiera un mañana aferrándose a la libertad que añoraba.
Quizás era una niña débil pero gracias su perspicacia y raciocinio había logrado sobrevivir en el infierno, analizo con astucia su situación encontrando la mejor manera de salir sin tener que luchar, ya que en un combate cuerpo a cuerpo el resultado era inminente, siendo una niña su fuerza se limitaba en un cincuenta por ciento. La puerta principal estaba repleta de guardias impidiendo la salida de sus compañeros, la única manera de salir sin tener que derramar sangre era atravesando el bosque, sin embargo los grilletes que amordazaban su pies le impedían moverse con libertad, pero si lograba salir de aquel lugar nauseabundo seria libre, así que corrió nuevamente como si no existiese un mañana dirigiéndose a la entrada del bosque.
Parecía que el viento arremetía a su favor, sin embargo algunos guardias se percataron de su escape, quizá para muchos aquella niña solo era un ciervo inútil y miserable, pero para el hijo del gran señor, aquella niña era su pertenencia favorita, disfruta torturale y jugar con ella como si se tratase de un objeto sin valor. Los guardias a su vez sabían que esa niña era importante, por eso no podían permitir que se escapaze, así que corrieron detrás de ella como depredadores asechando a su presa, aquella niña que luchaba desesperadamente por su libertad, corría con fuerza pero, sus pies se encontraban entorpecidos por el pesar de sus grilletes, el punzante dolor que sentía al correr la obligaba a boblegarse, para ella el correr con su pies lastimados era como caminar en un camino lleno de espinas, continuó su camino sin darse cuenta que al correr dejaba al descubierto su ubicación, pues tan solo unas horas atrás había recibido un fuerte castigo por parte de su joven señor, aquel castigo consistía en recibir diez latigazos en las plantas de sus pies, la razón del aquel castigo era burda y chusca, pues solo por no haber respondido correctamente la pregunta de su señor termino por recibir diez latigazos en cada uno de su pies, continuó agonizando hasta que sus pies cesaron al dolor y cayó al suelo. Arremetida en su lecho de agonía miro al cielo y por su mente llego un pensamiento "hasta aquí es lo más lejos que llegue" cada paso que daba era como enterrar sus pies en un camino lleno de espinas, ya no podía moverse su cuerpo se había rendido ante el dolor sus lágrimas se deslizaban por sus mejillas.
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Editado: 28.07.2020