Era inqureible la cantidad de pensamientos que me arremetían el señor Elías era un hombre con una fuerte presencia que intimidaba a cualquier hombre o mujer que se atreviesen a entablar una conversación con él. Era inevitable que mi cuerpo reaccionara con cobardía al tratarse de un hombre de tal índole, me mantuve acongojada escuchando con suma atención cada palabra que decía.
“ Te diré la razón por la cual gaste tanto dinero en aquella subasta, es cierto que servirás a la familia Clayton, en especial a un hombre al cual servirás con devoción y esmero. Deberás jurarle lealtad absoluta. Un hombre cuyo ser ha caído en una oscuridad sin retorno el nombre de aquella persona es……….”
Sus labios se movieron con lentitud como si el tiempo corriera de una manera más paulatina.
“Silem Clayton” menciono con seriedad.
El silencio perduró en aquel carruaje, mantuve mi cabeza cabizbaja no deseaba mirarle a los ojos, tampoco entendía la razón por la cual me contaba este hecho, pero era consiente de que a hora mi entero ser viviría solo para servirle a un solo hombre, no tenía ni la más mínima noción del destino que me acechaba, solo me basta aceptarlo con valentía.
“Silem Clayton. Me preguntó que clase de hombre eres” mencioné para mi adentros.
(…..)
El camino para llegar a nuestro destino era largo, pues el sol ya se había ocultado. A media que el carruaje avanzaba nos alejábamos cada vez más de la majestuoso ciudad de Genus para posteriormente adentrarnos en lo mas profundo del bosque, mientras tanto el silencio perdurado durante tanto tiempo que había comenzado a tornarse agotador , el caballero que acompañaba al señor Elías era el encargado de conducir el carruaje en donde viajábamos, me era imposible contener mi ansiedad pues me encontraba afligida y temerosa por el futuro próximo, de alguna manera el silencio que abordaba el carruaje provocaba que mi temor creciera en abundancia, pose mis ojos por unos breves segundos en el señor Elías que mantenía una imagen serena, examine su rostro con brevedad, a pesar de mantener un rostro jovial su manera de hablar y la manera en laque actuaba demostraba lo contrario, algo dentro de mi me decía que su edad no era la que aparentaba, así mismo el caballero que lo acompañaba también desprendía esa peculiaridad, después de aquella charla no volví a entablar una conversación con el señor Elías, de alguna manera me resultaba imposible creer que me encontraba frente a una persona tan influyente y poderosa. El silencio que había liderado durante horas fue corrompido por el señor, quien a su vez soltó una largo y profundo suspiro.
“Hemos llegado”
El carruaje se detuvo en una enorme fortaleza que protegía la entrada hacía las tierras de la familia Clayton, la entrada se encontraba custodiada por caballeros que portaban el escudo de la familia Clayton. Aquellos hombres eran de una apariencia formidable bastaba solo con verles para asegurar que no eran humanos ordinarios, pues su sangre también pertenecía al linaje del señor Elías, el carruaje se adentro hacia sus tierras, los caballeros que custodiaba la fortaleza hicieron reverencia demostrando su respeto al señor Elías, continuamos nuestro trayecto, a pesar de que habíamos entrado a las tierras de mi señor el camino para llegar a su morada era largo, era impresionante la cantidad de tierras que le pertenecían a la familia Clayton. El camino continuo hasta que mis ojos divisaron un enorme castillo que se encontraba en lo profundo del bosque , el carruaje se detuvo y el señor Elías se apresuro a abrir la puerta, para después salir a la superficie, el caballero que lo acompañaba extendió su mano para ayudarme a bajar del carruaje, sostuve su mano con temor, al salir del carruaje los caballeros que servían a la familia Clayton recibieron consumo respeto a su señor.
“ Nos alegramos en sobremanera de que haya llegado con bien mi señor” inquirió un hombre de cabellera castaña.
“Capitán Aram los caballeros de la familia Clayton esperaban su llegada me alegro que haya llegado con bien” volvió a inquirir el hombre de cabellera castaña.
Ambos se mantuvieron en silencio, hasta que el caballero que acompañaba al señor Elías se dispuso a hablar.
“Agradezco tu preocupación mucho” aquellas palabras fueron dirigidas para el hombre de cabellera castaña
“ Mi señor, tendré que retirarme a continuar con mis deberes, hay alguna otra petición que tenga para mí”
El señor Elías respondió a su pregunta con brevedad “ Puedes retirarte Aram has cumplido perfectamente mis órdenes”
Antes de marcharse el señor Aram hizo una reverencia para posteriormente continuar con sus actividades, escuche con firmeza la voz del señor Elías que me daba una indicación.
“ Muchacha sígueme”
Camine hasta llegar a la entrada principal divisé una hermosa puerta de madera adornada con unas elegantes cerraduras doradas, al entrar al castillo mis ojos se maravillaron de ver tanta elegancia comprimida en cada pequeño lugar del hermoso castillo, el piso de madera le daban un toque de elegancia, las paredes talladas en mármol le daban un toque de extravagancia, la madera tallada y los finos adornos de porcelana y cristal cortado, hacían resaltar todos los rincones del castillo, si tuviese que describirlo en una palabra diría con seguridad que es hermoso. Pero por alguna razón a pesar de tal belleza el ambiente que desprendía era de amargura. Sin embargo a pesar de que me mantenía inmiscuida en mis pensamientos desvíe mi mirada hacia una hermosa mujer que se apresuraba a recibir al señor Elías, portaba una hermoso vestido rojo, acompañado de una fina tela seda los encajes que adornaban su vestido resaltaba la elegancia prominente de su esencia, su cabellera era de un color marrón claro, mientras que su piel era como si estuviese revestida de porcelana, sin duda era una mujer hermosa que desprendía elegancia.
“ Ha regresado de su viaje tío sin duda hemos extrañado su ausencia” Inquirió la mujer con una sonrisa en su rostro, al escuchar la manera tan formal en la que se dirigía al señor Elías, y sobre todo el hecho de haberlo llamado tío pude comprobar que efectivamente el señor Elías tenía mucho más edad de lo que aparentaba.
Aquella hermosa mujer se dispuso a observarme mostrando apatía en su rostro, me miro de arriba abajo mostrando su desagrado frente a mí, concentre mi vista hacia el piso, me sentía como el ser más insignificante del mundo y efectivamente lo era, pero su miraba de desprecio y repugnancia me hacía sentir más miserable de lo que ya era.
“ Veo que ha traído consigo un nuevo sirviente tío” se limito a decir.
El señor me miro de reojo para después pronunciar unas palabras.
“¿Te refieres a Sara? Me he tomado el atrevimiento de escoger a la persona encargada de servir a tu hermano querida” inquirió con voz sería.
Nuevamente sus ojos se volvieron a posar en mi, pero está vez a pesar de mi temor levanté mi rostro, sus ojos se quedaron perplejos.
“Pero tío a el no le gustará la idea” Dijo alarmada.
“No me interesa lo que él piense, es el sucesor de la familia, y es tiempo de que empiece a actuar conforme a sus responsabilidades” inquirió con voz molesta.
La hermosa mujer se acercó a mí, y comenzó a observarme sigilosamente, sujeto mi mentón y me miró a los ojos, su mirada despectiva cargada de desdén, me provocaba temor. Al verla a los ojos descubrí que no solo era bella, sino que también en sus ojos existía un rastro de maldad, había servido a tantos señores que podía ver con claridad su verdadera esencia, soltó mi mentón y puede observar deliberadamente como limpiaba su mano en su vestido tratando de disimular frente al señor Elías.
“ Sabe muy bien lo que pasara en cuanto mi hermano miré sus ojos. Él la matará” pronunció con voz sombría.
“ Se muy bien las consecuencias de mis actos, pero no permitiré que eso pase Eliam”
Tras escuchar aquella conversación el miedo se apoderó por completo de mi cuerpo, para mí sorpresa las puertas del enorme castillo se abrieron, los ojos del señor y la señorita se dirigieron hacia la puerta, podía sentir como una fuerte presencia se apoderaba de todo el castillo, este hecho sucedió tan rápido que no pude tomar el tiempo necesario para asimilar aquella conversación
“¡Hermano! regresaste” Inquirió la señorita con voz pasiva. Sin embargo no recibió respuesta de dicha persona.
Mantuve mi cabeza cabizbaja era consiente de su fuerte presencia aún así no tuve el valor de mirarle, pues no sabía quién era tampoco conocía su rostro pero mi cuerpo se estremeció con solo sentir su presencia, nunca antes había experimentado está sensación pero era sumamente aterradora.
“Tío” Una voz fría y profunda se escuchó cerca de el señor Elías. “Veo que has traído un nuevo sirviente, que acaso no te cansas, de gastar tu fortuna en cosas inútiles”
“Te equivocas Silem no he gastado mi dinero en cosa inútiles, la he traído solo con un propósito Sara será tu dama personal, ella se encargará de servirte”
Un silencio abrumador se hizo notoria al mismo tiempo que una risa cargada de sarcasmo “Pero que clase de insensatez acabas de decir Elías” aquellas palabras cargadas de molestia fueron dirigidas al señor Elías quien no respondió a su pregunta.
En ese instante su penetrante mirada se posó sobré mi haciendo que levantase mi rostro, por primera vez mis ojos fueron consientes del hombre que se encontraba a escasos pasos de mi, al verle mi corazón latió con rapidez, pues su viva imagen me recordó a aquella hermosa bestia que me salvó en aquel lugar de muerte. Era un hombre apuesto de cabellera oscura, tan oscura que podía perderse en la oscuridad de la noche, sus brillantes ojos verdes que resplandecían con el brillo de la luna nunca sería capaz de olvidarlos, aún si pasarán mil años no podría olvidar aquellos ojos verdes que cautivaron mi alma. Era él, algo dentro mi me decía que mi búsqueda había concluido. Sin embargo aquella efímera imagen solo se mantuvo por un segundo su rostro se ensombreció y su ojos resplandecientes se inyectaron de un odio vivas, en un movimiento ágil y rápido me tomo del cuello apretándome con fuerza, de sus labios se pronunciaron palabras cargadas de dolor y a su vez de odio.
“Acaso piensas torturarme Elías” Inquirió con dolor.
“ No planeo torturarte suéltala Silem, es tiempo de que actúes como el sucesor de la familia Clayton, ya han pasado muchos años desde la muerte de tu padre y de la muerte de tu ...”
“¡Cállate!” grito con suma autoridad “Que no lo ves Elías esa despreciable mujer tiene el mismo color de ojos”
Su agarre se aferraba cada vez más a mi cuello, las lágrimas comenzaron a recorrer mis mejillas, era consiente de que moriría, pero algo dentro de mi me decía que estaba bien morir en manos de este hombre, abrí mis labios para decir mis últimas palabras.
“Mi...señor... lamento que mis ojos le resulten detestables y repugnantes, pero no puedo controlar su color natural, no pedí nacer con estos ojos que me han causado tantas desgracias perdóneme por ser tan desagradable ante sus ojos, os ruego tenga piedad de este miserable siervo, que no merece vivir. Pero si mi destino es morir en sus manos entonces aceptaré el destino que se me fue encomendado.
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Editado: 28.07.2020