Sangrienta esclavitud

Capitulo 4 ( Sueños y reglas)

 

 



Sus ojos verdes me miraron con un odió abrasador que estremecía cada parte de mi entero ser, al expresar mis sentimientos encontré una respuesta inminente, pues sus ojos ya habían despejado mis dudas. Él en verdad deseaba matarme no había otro camino secundario solo me basta aceptar mi muerte errante, mire por última vez aquellos ojos verdes que arrebatarían mi vida aún si me equivocaba no había manera de comprobar si el era aquella bestia que me salvo hace nueve años. Pero había algo en  él que me proyectaba la viva imagen de aquel ser tan majestuoso,  ese algo eran sus ojos verdes que nunca sería capaz de confundir, así mismo aquella hermosa cabellera tan negra y profunda como el tronco del árbol de ébano me recordaba a aquel hermoso pelaje que se perdía en la oscuridad de la noche. 

Si moría en este momento moriría sin dejar nada a su paso lo único que me había mantenido con vida al fin había concluido, si era o no era el hermoso ser que me salvó nuca sería capaz de descubrirlo solo se iría conmigo la esperanza de a verlo encontrado. 

“Gra..cias”  susurré  muy quedamente al mismo tiempo que derramaba una lágrima. 

Sus ojos se llenaron de asombro sin embargo apretó con más fuerza mi cuello, cerré mis ojos para poner fin a sus deseos pero sentí como mi cuerpo era arrojado al suelo. 

“Aleja a esta repulsiva mujer de mi antes de que cambie de opinión”  



Hablo con aquellas palabras frívolas y lastimosas. Cerré mis ojos dejando que mi cuerpo callera en una profunda pesadez la fatiga y el cansancio que se habían comprimido en mi cuerpo a falta de comida, se hicieron presentes, mi cuerpo comenzó a perder fuerzas, mi visión comenzó a nublarse, sin poder resistirlo deje que mi cuerpo se sumergiera en un profundo y embriagador sueño. 






(…..) 



Mis ojos divisaron una celda mordaz con nauseabundo hedor a sangre putrefacta, este lugar de del cual había escapado provocaba que mis respiración se acelerará con desespero, mi cuerpo impregnado de miedo y angustia no respondía como tal. Entonces fui consiente que esté lugar atroz era mi vieja celda las, marcas de mis manos manchadas de sangre que pintaban las paredes de este lugar lúgubre respondían con certeza a mi pregunta. Pero como era posible este acto yo…yo…yo había escapado de este lugar, para mí sorpresa fui consiente del estado en el que me encontraba mi cuerpo colgaba de unas cadenas que sostenían mis manos, mientras que mi  sangre caía hacía mis pies  culminando en un pequeño charco de sangre,  frente a mí se encontraban los artefactos que utilizaban para castigarme, al verlos por primera vez después de tanto tiempo mi cuerpo se estremeció de pies a cabeza provocando que mi lengua se entorpeciera, aún costado de mi en la parte más oscura de la celda de castigo la silueta del hombre que me provocaba un terror despavorido fue notoria ante mis ojos, se acercó a mí hasta que su rostro fue visible y me sonrió con aquella sonrisa de burla y de satisfacción que siempre mostraba cada vez que lastima mi cuerpo. 


“Al fin logré encontrarte mi pequeño cordero  







Abrí mis ojos con rapidez mientras frotaba mis manos en mi rostro tratando de calmarme a mi misma, para mí sorpresa había tenido un sueño desagradable de mi oscuro y aterrador pasado. 
Una voz apacible logro captar mi atención “Estás bien muchacha” en ese momento preste atención al lugar en el que me encontraba, era una pequeña habitación con una sola ventana la esencia que desprendía era un poco rústica. 

Nuevamente escuché la voz de aquella mujer “Estás bien muchacha” 

Dirigí mi atención a aquella mujer de voz apacible. Era una mujer mayor en su rostro podían apreciarse ligeras arrugas, mientras que su cabello se encontraba manchado de algunos mechones blanquecinos me miraba expectante, fue entonces que coloco su mano sobre mi hombro  y con una voz apacible y cálida me regaló una palabras. 

“Al parecer niña has tenido un mal sueño escucha solo fue un sueño nada malo sucederá” froto mi hombro con delicadeza y posteriormente sujeto mi rostro con ambas manos regalando me una sonrisa de calidez. 


“Que ha sucedido mi señora” pregunté con cierto temor. 

“No me llames de eso modo niña al igual que tú yo solo soy un sirviente más en este castillo mi nombre es Lina” hablo nuevamente con una ligera sonrisa. 


“El señor Elías me pidió que te atendiera al parecer te desmallaste debió al agotamiento físico de tu cuerpo dormiste durante toda la noche y tuviste una fiebre muy alta. Sin embargo hay algo que todavía no logro entender, a pesar de las heridas tan profundas en tus pies, el estado tan deplorable de tu cuerpo, pero sobretodo esa extrema delgadez me lleva a preguntarme cómo es posible que aún sigas con vida” 

Su palabras me habían tomado por sorpresa, ella había notado que mi cuerpo no era normal pero no podía decirle mi verdadera identidad tenía que mentirle aunque en el fondo odiaba decir mentiras. 

“Como me pide que la llamé de una manera tan informal mi señor” dije mientras trataba de evadir su pregunta, pero la manera en la que me miraba me daba a entender que no sería tan fácil. 

“Desde que era una niña mi cuerpo siempre a Sido muy resistente” hablé con temor esperando que creyera en mis palabras. 

Ella me miró por unos segundos y luego volvió a sonreír. 

“Está bien. Todos guardamos secretos ¿como te llamas muchacha?” 

“Sara mi señora” Respondí con rapidez. 

Posteriormente se levantó de la silla en la que se encontraba y se dirigió hacía la puerta no sin antes girarse en dirección a mi. 

“Acompáñame Sara es hora de que tomes un baño. 

Me levanté de la pequeña cama y comencé a seguirla, me dirigió hacía una tina de porcelana y con mucho cuidado ella sujeto mi cuerpo y comenzó a desprenderme de esos sucios harapos que cubrían mi cuerpo, comencé a sentir una vergüenza infinita, el saber que alguien veía mi desnudes me provocaba temor. Un cuerpo sucio y repugnante lleno de cicatrices que había perdido su bella silueta, era la belleza prominente de una mujer, no tenía unos pechos suaves  ni voluminosos como los tendría una señorita de familia, mi piel no era cremoso solo era áspera y reseca, mientras que mi cuerpo era escuálido y enclenque. Aún así ella seguía atendiéndome con delicadeza. 

“Perdóneme” musite muy quedamente. 

“Por que te disculpas” 

“Por tener que ver un cuerpo tan desagradable como el mío”  

Un profundo suspiro pudo escucharse en aquel cuarto de baño “Tu cuerpo no es desagradable, simplemente no a sido cuidado de la manera correcta” 

Tras decir aquellas palabras se dispuso nuevamente a continuar con su labor.  Lavó  mi cuerpo consumo cuidado atendiéndome de una manera tan amable y gentil, era la primera vez en mucho tiempo que sentía tal afecto por parte de alguien, la señora Lina tallo mi cuerpo hasta que se detuvo al llegar a mi espalda. 

“La cicatriz en tu espalda es muy profunda ,me preguntó que clase de hombre fue capaz de hacerte esto” Inquirió con voz seria 

“ Uno muy cruel” me límite a decir.  

Habiendo terminado de lavar y de cepillar mi cuerpo no podía discernir entre la realidad y la fantasía en verdad era yo la mujer que se reflejaba ante el espejo, mi piel se encontraba limpia y libre de alguna mancha, mi cabello enmarañado se encontraba limpio y recogido, a pesar de que el vestido que llevaba puesto me quedaba grande lucía como una persona decente, las lágrimas brotaron de mis ojos, la señora Lina se acercó  a mí y me abrazo ligeramente. 

“La vida en este castillo no será tan dura . Sin embargo no te prometo que sea fácil, hay reglas que debes seguir pero al menos tendrás un lugar donde dormir y donde comer adecuadamente” hablo mientras me miraba fijamente. 

“ Escucha Sara hay dos reglas que debes seguir las cuales no debes romper bajo ningún costo”……… 










 




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