Dios creó todo en seis días y descansó el séptimo, bendiciéndolo. En un lugar llamado Edén, puso al hombre, hecho de tierra, para cuidar de un hermoso jardín lleno de árboles frutales, incluidos el árbol de la vida y el del conocimiento del bien y del mal. Dios advirtió al hombre que no comiera del árbol del conocimiento. Viendo que el hombre necesitaba compañía, Dios creó a los animales y luego a una mujer de la costilla del hombre para que fuera su compañera. Ambos vivían en el jardín sin vergüenza de su desnudez.